¿Qué piensan los empresarios de la reforma laboral que se cocina en el Congreso? ¿Creen que beneficiará a sus empleados, a sus productos y sus actividades? Para averiguarlo, escogimos a uno muy pilo, el empresario manufacturero Mario Hernández, con más de 40 años de trayectoria.
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Don Mario, ¿cuántos empleados tiene en su fábrica y almacenes?
En Colombia tenemos 600 empleados fijos, que más los satélites son como 1.000; y en el mundo por lo menos 1.500 más. Estamos construyendo una marca internacional. No somos marroquineros, somos una marca, vendemos calzado, ropa, accesorios. Somos la única empresa, desde Canadá hasta Chile, haciendo esto. El negocio del cuero se acabó. Antes había muchos almacenes de cuero en España, Italia, en muchos sitios. ¿Qué pasó? El cuero es lujo. Vienen imponiéndose productos muy baratos de Asia. Mario Hernández está compitiendo con las marcas europeas y construyendo la marca colombiana.
¿Con qué material?
Como queremos ser internacionales y competir internacionalmente, el cuero mariposa lo hacemos en Italia; hacemos cueros en Brasil; tratamos de utilizar lo que más podamos de Colombia. Pero para poder competir en el mundo hay que hacerlo con calidad y diseño. Es como un restaurante italiano: ¿quieres un buen queso parmesano? Tienes que traerlo de Italia. Entonces, lo que estamos haciendo es construyendo esa marca y garantizando una calidad y un diseño.
Están haciendo cosas muy bonitas…
Esta es una reforma que no va a tener grandes impactos en el desempleo y mucho menos en lo que debería ser la bandera, producir más empleo de calidad, más competitivo y seguir reduciendo la informalidad en el país.
La invito a ir a la fábrica. Este año hemos montado tres tiendas nuevas; hemos recibido a 50 personas más; hemos traído maquinaria. Estamos invirtiendo en ser mejores todos los días. Yo no sé qué va a pasar, pero lo estamos haciendo. Los países no se acaban, los presidentes se tienen que ir y después quedan ahí, de incógnitos. A mí me da risa todos esos políticos tan importantes que después… se quedan sin nada. Y nosotros tenemos que seguir, la gran responsabilidad es sostener el empleo y lo que hemos construido, no se puede echar a la caneca.
Pero ahí está el punto. Viene una reforma laboral, que muy posiblemente apruebe el Congreso, aunque peluqueada, así llegará de Cámara a Senado. Pero la impresión general es que se trata de una reforma que no ayuda en nada a combatir el desempleo y que, por el contrario, fomenta la informalidad y encarece el empleo formal… Impone más cargas de gestión que incentivos para contratar nuevos trabajadores.
Sí, parece como si el Presidente estuviera en campaña. Los empleados creen que los están favoreciendo y no es cierto. Lo que estamos haciendo es un país menos competitivo. Si se da cuenta, no competimos, trabajamos menos. Mire lo que pasó en Argentina, se acabó la industria con los sindicatos. Yo creo que tenemos un per cápita de 6.000 dólares únicamente, y con 6.000 dólares no hacemos nada. Los políticos no han generado un empleo; no saben cómo. Sí cobran y se aumentan los sueldos y suben los gastos todos los días. Entonces, somos más ineficientes, no somos competitivos. Mire cómo han caído las exportaciones. Y ahora con todas estas plataformas para hacer compras por línea, pues están llegando más de 100.000 despachos diarios, blusas a 20.000 o 30.000 pesos, puestas aquí. Más de 100.000, porque yo les arrendé una bodega. ¿Eso qué hace? Nos vuelve menos competitivos. No hay materias primas para competir, no hay nada. Entonces esto se está poniendo muy complicado.
Dice usted que se van a replantear esquemas de trabajo en sectores intensivos en mano de obra de servicios y manufactura, al encarecer y amenazar con sanciones a las empresas que deben ajustar por desempeño laboral el número de colaboradores. Es decir, ¿su empresa es la típica que va a sufrir con esta reforma?
Claro, vamos a sufrir, porque si queremos hacer varios turnos, no podemos por los costos. Si queremos liquidar una persona porque no hay ventas, no se puede. Mire en Estados Unidos. Allá, en mis almacenes, cuando los tenía allá, usted podía liquidar a una persona al otro día y podía trabajar por horas. Aquí no se puede. En lugar de nosotros progresar, para ser competitivos, estamos echando reversa, ¿no?
¿Y usted ya no tiene almacenes en EE. UU.?
Tuve en el Trump Plaza, en el 93, en el Town Center de Boca Ratón, pero ya no tengo. Hoy en día se vende por redes.
Otro efecto de la reforma laboral es que despedir a un trabajador, con justa o sin justa causa, va a ser imposible. Requiere un proceso judicial…
Así es. ¿Con la nueva reglamentación, cómo contrata uno trabajadores y cuando hay una mala situación, no se podrá despedir? ¿Entonces, usted qué hace? Por eso le mencioné el ejemplo de Estados Unidos. Donde usted puede decirle hoy al empleado mañana no venga, punto. Y no hay prestaciones. Eso estimula que sean mejores todos los días. Aquí le estamos garantizando la ineficiencia al empleo. Entonces, como no me pueden echar, soy más ineficiente.
Y el empresario maniatado…
Sí, maniatado. Mire por ejemplo los costos de un restaurante, con horas extras y todo eso… No somos productivos. Yo creo que a los políticos les falta mucha preparación, les falta mucha asesoría realmente internacional. Yo voy a China desde el año 92. Fui a vender a China y me dijeron no, aquí no hay que vender, aquí hay que comprar. Allá hago las maletas, hago muchas cosas en Asia que no las hacen en ningún otro lado. Si viera cómo trabajan esos asiáticos; el lujo es asiático, no hay nada que hacer. ¡Cómo viven esos asiáticos! Cómo se han desarrollado las vías, los hoteles, mire lo que comen… En todo son muy competitivos. Ahora fui a Corea a comer carne. Los sabores, la combinación, con qué eficiencia atienden a 1.000 personas.
Bueno, ¿cómo afecta la reforma sus planes de expansión futura? ¿Sí le permitirá incorporar nuevos empleados?
Los empleados creen
que los están favoreciendo,
y no es cierto. Lo que estamos haciendo
es un país menos competitivo
Ahoritica compré las bodegas de enseguida y paré el crecimiento. ¿Por qué? Por muchas razones: se ha bajado la demanda; se ha encarecido el producto; ha subido el desempleo; la asistencia a centros comerciales ha caído. ¿Entonces para qué ampliamos? Ahora el compromiso que tenemos es sostener el empleo que hay; como sea, lo tenemos que sostener. Protegemos a nuestros trabajadores que son nuestra familia, pero cualquier plan de expansión futura tendrá que medir muy bien las consecuencias que implica incorporar nuevos empleados a la luz de esta reforma. Podría frenar el crecimiento del empleo en nuestro sector y en general de la economía. A mí en la pandemia mi gerente me llamó a decirme que había que liquidar gente. Le dije que no liquidaríamos a nadie, le pagamos el sueldo a todo el mundo. Ha sido la mejor inversión: pensar en la gente. Mi responsabilidad como empresario es primero la empresa, con producto, calidad, diseño, diferenciación, organización. Segundo, el empleo, que es muy importante. Una golondrina no hace verano. Y, tercero, tener utilidades para poder sostener todo eso. Es lo que tenemos que hacer.
Estos mayores costos que implicará la reforma para el empleo, los pagará el producto, supongo…
Todo lo paga el producto. ¿O de dónde se va a sacar?
¿Quiere decir que sus hermosas carteras, sus hermosos zapatos, sus hermosas maletas, todo lo vamos a encontrar dentro de poquito mucho más caro?
Sí, claro. Porque, como le dije, todo lo paga el producto. Lo mismo que si a un restaurantero le sube la carne, ¿pues quién paga? El consumidor.
Lo peor de todo se verá sobre la economía, incapaz de resistir nuevos costos que impondría una reforma como la que está en la puerta del horno. Sin contar con factores que ya están afectando como la inseguridad, la desconfianza y amenazas como la de acabar con el régimen de tributación simple… Cuénteme, usted como empresario, ¿qué consecuencia tendrá esto sobre pymes?
El 90 por ciento del tejido empresarial está compuesto por pymes. Una pyme, si le acaban con la tributación simple, pues evade… Se crea más economía informal. La tributación simple estaba oficializando a los informales, con esto están acabando eso y obligarían otra vez a volver a la informalidad. ¿Y quién es el castigado? El empleado.
Pero, ¿por qué al Gobierno le podría interesar que eso pase, cuando debería estar apostándole a todo lo contrario?
Por lo que le digo: nunca han generado empleo. Nunca han ido a una fábrica.
Pero si eso estaba sirviendo para formalizar, ¿por qué se devuelven?
Pues uno se pregunta muchas cosas. ¿Por qué se devuelve la guerrilla? ¿En cuántos departamentos del país hay hoy presencia guerrillera? La policía no puede coger a nadie. Los soldados tampoco. Estamos fomentando esto. Pues, mire no más la situación de Bogotá, que es absurda. Y así por donde usted vea.
Pero sus planes son, de todas maneras, vigorizarse, contratar más empleados… ¿O no necesariamente?
Nosotros estamos construyendo una marca. La primera tienda lleva 52 años, la fábrica lleva 45 años.
Ya construyó la marca…
Sí, pero hay que sostenerla. Ya el hijo creció; hay que buscarle puesto. Hay que sostenerla. Nuestra gente lleva 10, 20, 30 años con nosotros; toda la gente de más de tres años tiene casa propia; le damos mercados; le damos los libros para los niños del colegio, fuera del sueldo. Somos una familia.
Sí. Pues ojalá todo el mundo pensara como usted
Es que yo creo que no es solo culpa de los políticos, sino de los empresarios también. Uno nace empeloto y se va empeloto de este mundo, uno no se lleva nada, nada. Yo quedé viudo hace dos años y medio, tengo todas las cosas de mi señora, ahí están… Entonces, ¿por qué no reparte uno un poquito más con la gente? ¿Por qué uno no trata mejor a la gente? Eso nos enseñó el covid: que todos somos iguales.
Sí, todos iguales. Pero le iba a preguntar.
En una época se decía que esta reforma era para impulsar el sindicalismo y en especial a la CUT, a cuyo comité ejecutivo perteneció la actual ministra del Trabajo. Pero parece que al capítulo de los derechos colectivos le peluquearon mucho…
Se lo dije al comienzo: esto pareciera que está favoreciendo a los sindicatos. Lo que pasó en Argentina: se acabó la industria con los sindicatos. No somos competitivos. Yo pensaba fabricar en Argentina para mandar a Venezuela, donde tengo 18 tiendas y no se pudo, por culpa de los sindicatos que acabaron con la industria.
¿Pero ahora con Milei no cambia un poquito?
Está por verse, eso hay que esperar, quién sabe cuánto tiempo tomará. Es que el país lleva 20 o 30 años en esos problemas. Y aquí vamos a echar 10 o 15 años de reversa.
O sea, ¿usted está preocupado con la reforma laboral?
Cualquier plan de expansión futura tendrá que medir muy bien las consecuencias que implica incorporar nuevos empleados a la luz de esta reforma
Yo estoy preocupado con el país: con la inseguridad. Con lo que está pasando. Con la reforma tributaria. Con la generación de empleo. Con que seamos competitivos. No lo somos. Creo que por lo menos el 50 % del presupuesto se va en mermelada, o más, en sobreprecios y todo. ¿Por qué nuestros padres de la patria no le exigen al Gobierno más bien que ahorremos? Los viajes del señor Presidente… Es que yo digo que eso es como la primera vez que yo fui a un buffet: me serví de todo, me indigesté, y fuera de eso me eché entre los bolsillos. Es lo mismo que les pasa a los de la izquierda… Están saqueando y fuera de eso se agarran para quitarle al otro… Eso es lo que estamos viviendo en este momento. Es como si un pirata coge un barco lleno de oro. Lo asalta, y el vecino le quita el oro y se matan entre ellos. Es lo que está pasando, la lucha por el poder y todo. Y no estamos pensando en la gente, los empresarios tampoco, los gremios tampoco. Los empresarios andan escondidos detrás de un gremio. Nos faltan huevos para decir las cosas. Nos falta salir a votar, nos falta apoyar... Queremos un mejor país, queremos mejor gente, pero no colaboramos ni ayudamos. Los impuestos son muy altos en Colombia y eso los paga el producto. Entonces, todo eso no nos hace más competitivos y tenemos la competencia de todo lo que está entrando al día por estas plataformas. Yo estoy en la junta de Andino, Unicentro, y les decía: ¿pero no están viendo el futuro? Estas plataformas van a quebrar a muchas empresas en el país, porque no hay las materias primas, los precios suben y a la gente joven no parece interesarle la calidad.
¿Pero usted tiene, por ejemplo, sus productos en la red?
Sí, claro, nuestra tienda más importante es la red, la que más vende, la número uno.
A mí me gusta ir a la tienda.
Uno se acostumbra; le gusta ir y mirar, tocar y medirse. Pero la gente joven hoy se ha vuelto muy práctica.
Pues esperemos que esta reforma no nos perjudique mucho y me incluyo.
Creo que es que los padres de la patria tienen que mirar muy bien y pensar en construir un país mejor hacia el futuro, donde se genere mucho más empleo.
Eso no lo están pensando muchos de ellos.
Pues la verdad es que no estamos generando empleo; y lo peor es que los empresarios tampoco estamos diciendo las cosas. Todos estamos mirando nuestro pedacito. Y lo mismo pasa en la política, porque hay… ¡treinta y pico de partidos! Absurdo… Conclusión, esta es una reforma que no va a tener grandes impactos en el desempleo y mucho menos en lo que debería ser la bandera, producir más empleo de calidad, más competitivo y seguir reduciendo la informalidad en el país.
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO