De haberse mantenido activo en el mercado estaría cumpliendo por estos días 64 años de labores, quizás ya estaría pensionado, pero con seguridad, miles de familias colombianas continuarían esperando su llegada en el séptimo mes de cada año, como fue más que una costumbre durante unos 42 años.
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Su aparición fue siempre sinónimo de economía, de grandes promociones y descuentos, pero también de fiesta, desfiles y caravanas por las principales calles de algunas ciudades colombianas donde los almacenes LEY tenían presencia.
Ataviado en su impecable esmoquin negro: sombrero de copa, camisa blanca, corbatín, sacoleva y su inseparable bastón, a la vieja usanza, Don Julio saltó a la fama en 1958 de la mano de Alfonso Henao Jaramillo, hombre clave en el desarrollo de esta cadena de almacenes que marcó un hito en la historia del comercio minorista del país, la cual completaría un siglo de operaciones de operaciones de no ser porque en 2012 la última de las 55 tiendas que alcanzó a operar en todo el país, el Ley Belén en Medellín, cerró sus puertas para darle paso a otra marca en medio del proceso de fusión con Almacenes Éxito, que adquirió la compañía Cadenalco, dueña de los Almacenes LEY, en 1999.
A pesar de que Luis Eduardo Yepes, nombre que dio origen a la marca (LEY), abrió su primera tienda en febrero de 1922 en un local de la calle Progreso de Barranquilla, y que 22 años después trasladara la base de operaciones de su organización a Medellín, el estreno de Don Julio, como imagen de dichas tiendas tuvo lugar en pleno corazón de Bogotá, en el Ley de San Victorino.
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Sería un día de febrero de 1958, a partir de entonces, este caballero de apariencia un tanto juvenil, alto, delgado, de tez trigueña y bigote bien perfilado se convertiría en el sello distintivo de los almacenes LEY donde miles de familias se dieron cita por décadas para comprar toda suerte de artículos, desde ropa y utensilios, hasta el mercado para el hogar.
‘Millonario dadivoso’
Al principio bastaba solo un par de personas para interpretar a este personaje que recorría durante todo el mes de julio las tiendas de la cadena brindando descuentos, muchas veces hasta del 50 por ciento, y anunciando promociones a los clientes. Pero a medida que la compañía crecía y se extendía por otras ciudades colombianas las cosas se fueron complicando y se necesitaban más Don Julio que representaran a la compañía en esas nuevas plazas.
“En algunas regiones, como Nariño, no era fácil encontrar quién asumiera el papel de Don Julio, pues la contextura de las personas del sur del país no se ajustaba bien a su imagen”, recuerda Alberto Montoya Palacios, quien trabajó por espacio de 27 años en la organización (1975-2002), tiempo en el que se desempeñó en varias posiciones de liderazgo y responsabilidad.
Cuenta que la persona debía cumplir ciertos requisitos físicos, pero también, de actitud, trato con las personas y versatilidad, pues él mismo le anunciaba a los clientes el descuento que les haría en sus facturas o las promociones en ciertos productos, lo que resultó ser una estrategia de fidelización fundamental.
Su lanzamiento fue un acontecimiento nacional con cubrimiento tanto de las principales emisoras de radio y la televisión de la época.
“Fue bautizado por los colombianos como ‘El millonario dadivoso’ haciendo referencia a la bondad del personaje”, reseña Jenniffer Ramírez en tu tesis de grado ‘Retrospectiva de las marcas desaparecidas pero recordadas en Colombia: LEY’ (2013).
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Desde entonces su fama fue en aumento, se convirtió en un personaje nacional, quizás de la misma importancia que Juan Valdez, y fue representado por celebridades de la talla de César Escola, músico y presentador colombo-argentino, pocos años antes de que su nombre y figura comenzara a ser parte del recuerdo nostálgico de un grupo de colombianos que se reduce con el paso de los años.
Quienes le hicieron la solicitud se quedaron con todos los preparativos de la fiesta y eso los indignó
Como cualquier colombiano, la vida de Don Julio estuvo cargada de anécdotas: mujeres dispuestas a entregarle todo su amor y dedicación; solicitudes para que apadrinara hijos de clientes, patrocinios y becas para otros y hasta ayudas para comprar vivienda, por mencionar solo unas de las peticiones que recibía este personaje.
Montoya Palacio comenta que en una oportunidad Don Julio fue demando por una familia que le pidió apadrinar a un niño en Cartagena, y como él tenía que atender varios almacenes de la región no podía cumplir con esas invitaciones. “Quienes le hicieron la solicitud se quedaron con todos los preparativos de la fiesta y eso los indignó”, comentó.
La gente llegaba a esos extremos porque el personaje era muy carismático, muy cercano a los clientes y estos pensaban que Don Julio era el dueño de los almacenes, porque era quien hacía esos grandes descuentos sin dudarlo.
Sin embargo, no todo fue gloria para este carismático personaje. Como cualquier colombiano de a pie un día le llegó la mala hora y pasó a engrosar la lista de desempleados del país.
Recuerda Montoya Palacio que en la década de los años 80 un joven llegó a manejar la estrategia de publicidad de la compañía y decidió que Don Julio no iba más. El personaje salió de escena por dos años hasta cuando las directivas se dieron cuenta que había sido una decisión errada y volvieron a rescatarlo. Don Julio retornó con sus descuentos y promociones hasta cuando por esas dinámicas del mercado pasó a buen retiro hace un par de décadas atrás.
Auge y desaparición de una marca
1922. Se inaugura en Barranquilla el primer LEY.
1924. Se creó la sociedad comercial LEY.
1936. Muere en Panamá Luis Eduardo Yepes, fundador del LEY.
1944. Medellín se vuelve el centro de operaciones de la compañía.
1958. Se crea la figura de Don Julio.
1959. Nace Cadenalco S.A.
1975. La empresa alcanza ventas de 1.500 millones de pesos.
1983. Primera gran crisis de los almacenes en Cúcuta por la devaluación del bolívar frente al dólar.
1992. Los accionistas de Cadenalco aprueban la fusión por absorción con Pomona.
1999. Casino adquiere el 25 % de Almacenes Éxito y Almacenes Éxito obtiene la mayoría accionaria de Cadenalco.
2000. Cadenalco contaba con 76 almacenes en varios formatos: Ley, Superley, Candelaria, Pomona y Óptimo, entre otros.
2001. Almacenes Éxito y Cadenalco se fusionan.
2011. Se cierra el último almacén Ley de Bogotá (plaza de Bolívar y un año después Ley Belén de Medellín, fue la última tienda de toda la cadena.
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Carlos Arturo García M.
EL TIEMPO
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