Más allá de su apellido, el destino de Angie Patricia Cometa parece estar ligado al aire. Ella, que a sus 25 años jamás se había montado en un avión, ahora trabajará, literalmente, en el cielo.
Angie, al igual que otras 19 mujeres de los departamentos de Antioquia, Valle del Cauca, Chocó y Bolívar, recibió el pasado 17 de agosto en Medellín el certificado que la acredita como tripulante de cabina de la aerolínea Viva Air. Esto gracias al proyecto Viva sin Límites, en el que se unieron la aerolínea junto a su fundación y la Corporación Educativa Indoamericana.
Nacida en el corregimiento de San Antonio del municipio de Jamundí (Valle del Cauca), debido a la falta de recursos comenzó su vida laboral a los 17 años trabajando como empleada doméstica en varias viviendas para poder subsistir y pagarse su bachillerato.
Jamás se imaginó que realizando estas labores de aseo, su vida fuera a cambiar radicalmente.
Cuenta Angie que mientras trabajaba como empleada doméstica para un piloto de la aerolínea se maravilló con el mundo de la aviación y volar se convirtió en un sueño para ella, uno que pensó que no cumpliría.
Y lo que parecía inalcanzable para ella, se materializó en una oportunidad de oro que no quiso desaprovechar. El piloto le contó que la Fundación Viva lanzaría una convocatoria para convertirse en tripulante de cabina en tan solo 6 meses.
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Yo sí quería, pero sentía que no era para mí. Me convencieron de que era mi oportunidad para salir adelante
“Me dijeron que era para otras personas y que si yo tenía una amiga o si sabía de alguien. Yo sí quería, pero sentía que no era para mí. Cuando él supo me dijo que me arriesgara y me ayudó a hacer la hoja de vida. Me convencieron de que era mi oportunidad para salir adelante”, cuenta Angie.
Ella, que es madre soltera, vio en esta convocatoria la oportunidad de cambiar su vida y mejorar el futuro de su hijo de 5 años y se arriesgó.
A los pocos días la llamaron y dos días después se encontraba en un avión rumbo a Medellín para una entrevista. Fue su primer viaje en avión.
“Nunca había tenido la oportunidad de volar y fue una experiencia maravillosa que nunca voy a olvidar”, dice Angie.
De allí comenzó la ardua preparación con la Escuela de Aviación Indoamericana, que la cual le exigió todo de sí y que, a pesar de creer que no sería capaz, el 17 de agosto logró su certificado.
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Las beneficiadas con las 20 becas se graduaron en Medellín
Los elegidos fueron escogidos entre 50 aspirantes y en el proceso de selección se tuvo en cuenta aspectos como ser madre cabeza de familia, no haber salido de su entorno y no contar con las condiciones económicas óptimas para realizar estudios de educación superior; pero sobre todo, las ganas de superación.
Joselyn Zárate, rector de Indoamericana, expresa que se trabajó fuerte para que los futuros tripulantes tengan una mentalidad diferente.
“Trabajamos en doble jornada, con instructores muy exigentes, con clases de natación, supervivencia, primeros auxilios, simulador de cabina, procedimientos, equipos de emergencia, derecho aeronáutico, evacuación en tierra y agua, entre otros; les exigimos dar el 100 por ciento de sus capacidades”, señala Zárate.
Por su parte, Teresita Alzate, instructora de aviación de la Fundación Viva, dice que a este primer grupo que inició este proyecto piloto no se le exigió tener dominio de inglés; sin embargo, una vez contratados tienen dos años para iniciar su capacitación con el fin de aprender una segunda lengua.
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Ni yo misma me la creo…estoy muy feliz con este logro alcanzado
Algo con lo que Angie está comprometida. Dice que no quiere desaprovechar esta oportunidad que jamás esperó tener meses atrás mientras limpiaba casas ajenas.
“Ni yo misma me la creo…estoy muy feliz con este logro alcanzado. Ahora solo tengo que resolver el trámite del Pasaporte y quedo a la espera de que me digan cuándo tendré mi primer vuelo como auxiliar”, cuenta emocionada.
Ahora el sueño de Angie Cometa es cumplirle el de su hijo, que dice que también quiere vivir en el cielo, trabajando como piloto.
“Él no ha tenido la oportunidad de volar, espero que pueda hacerlo pronto porque está muy ansioso…pero gracias a la oportunidad que tuve mi hijo ya sabe que vale la pena soñar sin límites”, asegura Angie.
ALEJANDRO MERCADO
Redactor de EL TIEMPO
@AlejoMercado10
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