En entrevista con EL TIEMPO, Diego Sánchez, director del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), explicó las causas de las demoras en obras como avenidas, troncales de TransMilenio y otras infraestructuras de movilidad en Bogotá. ¿Qué pasará en 2023 cuando haya más frentes de obras?
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¿Cuándo se considera que una obra tiene atraso?
Hay obras que están atrasadas respecto a su cronograma de trabajo y hay otras con un atraso en su inicio de obra. Las que ya arrancaron, lo que hacemos es que al contratista le exigimos un plan detallado de trabajo: él lo presenta para jecutar el 100 por ciento de las obras dentro de su plazo contractual. Mientras esté cumpliendo y no tenga un atraso superior del 5 por ciento podemos decir que estamos bajo control; pero cuando presenta un atraso de más del 5 por ciento, el manual de interventoría determina que él debe presentar un plan de contingencia. Le damos 15 días para que se recupere de su atraso, si no se recupera, comienza un proceso administrativo que puede llevar a una multa.
¿Por qué hay atrasos en las obras de Bogotá?
La principal causa es la mala programación de las actividades. Muchas veces no son exclusivas de él, lo que no significa que no tenga responsabilidad: por ejemplo, depende de la Secretaría de Movilidad (SDM) con el Plan de Manejo de Tráfico. Si no es oportuno en la presentación del Plan y no lo presenta en la calidad requerida, la SDM se lo va a devolver con muchas observaciones, lo deberá volver a presentar y la SDM no hace todos los días comité para aprobar planes, sino una vez a la semana.
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También se habla de la programación de intervención de redes de servicios públicos…

Diego Sanchez, director del IDU.
Un contratista no debe tomar una red de energía, desenergizarla y trasladarla. Tiene que pedirle a la empresa que vaya a la obra y programe esa maniobra. Debe hacerlo con suficiente anticipación: por ejemplo, con energía o con gas, hoy el tiempo desde que se solicita la maniobra hasta que la hacen puede tardar cuatro meses. Ese es el tiempo que se toma desde la solicitud de la maniobra para hacer la visita, elaborar un presupuesto, revisar y aprobar por parte de la interventoría, hacer trámites de los recursos por cuenta del IDU, pagarlos. Si un contratista no es diligente con esos pasos, ya tiene la vía cerrada con polisombras, pero programó tarde, tiene ese problema de programación.
Otra causa tiene que ver con temas ambientales. Todos los árboles que se van a ver afectados por la obra, es una actividad dispendiosa: no se puede hacer nada hasta que Secretaría de Ambiente. Yo tengo que radicar unas fichas técnicas de cada árbol, especificando qué tratamiento le voy a dar.
En ocasiones la cuarta causa son los ciudadanos: un ciudadano puede decir que no le parece que un árbol lo talen y nos pasó en la avenida Carrera 68.
Es la suma de una cantidad de causas que hacen que la programación de obras no sea tan exacta. Programar una obra pública en una ciudad construida es muy difícil por la cantidad de infraestructura existente: redes, vías…
¿Qué pasa cuando el contratista hace modificaciones a lo que da el IDU? ¿Qué tanto atrasa?
Cuando armamos un proyecto desde la fase previa a contratar tratamos de visualizar esas incertidumbres: bajo la tierra hay situaciones que no conocemos, no solamente de redes existentes, sino condiciones geotécnicas que nos sorprenden, suelos mucho más malos de los que pensábamos…
Al final está previsto: tratamos de incorporar en los contratos un fondo de contingencia, para activar cuando se den estos mayores plazos que a veces llevan a mayores costos. Hoy los movimientos de redes de servicios aumentan en las obras hasta un 30 o 40 por ciento de lo previsto.
Por ejemplo, en una reconstrucción de un andén tengo que renovar todas las redes que hay debajo y esa renovación tiene un costo muy alto. En la calle 116 estamos haciendo una renovación desde la carrera 9 hasta la avenida Boyacá: esa renovación de redes está costando el 25 por ciento del arreglo del andén. A veces aparecen redes en peor estado del que pensábamos o redes que ni siquiera habíamos visto en el estudio previo.
No hay una obra en Bogotá – y esto lo digo luego de años de ver obras- que se ejecute en el plazo inicialmente previsto: con todo y que se tratan de programar bien, al final siempre hay algo en la ejecución asociado a las causas que mencioné.
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¿Hay errores que se puedan corregir para reducir aún más ese margen? Después de todo, 2023 será más difícil…
Sí, eso fue lo que la alcaldesa nos solicitó: ‘hagan un ejercicio con las empresas de servicios públicos donde ustedes puedan prever que esas empresas les tomen a ustedes prioridad’. Le propusimos, por ejemplo, al Acueducto que nosotros con recursos del proyecto financiábamos especialistas hidráulicos en el Acueducto. El volumen de trabajo de ellos es tan alto que les dijimos, ¿cuánta gente necesitan y los financiamos para que se dediquen exclusivamente a proyectos del IDU?’. Son convenios que estaremos firmando con Acueducto, Enel…
¿Están haciendo falta obreros en Bogotá?
Mandé a hacer esa averiguación a mi equipo. Mi percepción no es que falten obreros. Lo que pasa es que muchos obreros no están acostumbrados a una cantidad de exigencias de los contratistas. Hay contratistas que nos dicen que quisieran a hacer turnos nocturnos, pero no consiguen gente que le guste ese turno.
Y hay un tema de formación, de tener más gente con capacidad de enfrentar obras públicas, manejar equipo liviano y pesado.
Pero no es la mayoría. Tengo contratistas que me dijeron ‘yo he conseguido gente’.
No busquemos más excusas donde no son, trabajemos realmente en reforzar los frentes de trabajo, en reforzar los turnos de trabajo y en resolver estas programaciones que son las que finalmente están retrasando.
Nosotros solamente tenemos una restricción que tiene que ver con que la mano de obra debe ser en un 30 o 40 % de la misma localidad donde se ejecitan los trabjos. En algunos casos modificamos ese requisito.
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¿Qué tan posible es hacer obras 24 horas?
Ninguno de los contratos de grandes avenidas tiene restricciones para trabajar 24 horas, salvo que sean zonas residenciales y se genere mucha contaminación auditiva. Pero para los contratistas este es un tema económico, ellos van a buscar su fórmula económica sin desequilibrarse en los tiempos programados. Todos están programados para hacer las obras dentro del plazo y deben controlar si van o no retrasados. A veces pasa que cuando se ven retrasados, duplican y trabajan 24 horas.
Pero para efectos de las nuevas obras -como la calle 13 y el Corredor Verde- y que los trabajos no se vean lentos, estamos incorporando un mecanismo obligatorio de trabajar 24 horas , lógicamente generando el reconocimiento económico por eso. Vamos a poner eso de manera clara como incentivo para que logre el cumplimiento del plazo.
Pero si no lo hace (obras 24 horas) y no logra acabar la obra antes del plazo, inclusive o por lo menos dentro del plazo contractual, tendrá sanción económica. Estoy diseñando eso para los contratos nuevos. Espero tenerlo listo esta semana
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Hablemos de un caso concreto… De acuerdo con el Concejal Manuel Sarmiento, el Grupo 1 de TransMilenio por la 68 tuvo un atraso por ‘inadecuada planeación’. Él habla de una falta de planeación para intervenir una red matriz del acueducto. ¿Qué responden a eso?
El proyecto del Grupo 1 de la Avenida 68 tiene una intersección con la Avenida Primero de Mayo. Ahí, se presentan muchas infraestructuras al tiempo hoy. Por ahí pasará la primera línea del metro, por ahí pasa esa red matriz de acueducto, por ahí pasan la red de alta tensión de energía. En esa sola intersección ocurren como todas las cosas que puede pasar el tiempo en una ciudad. Todo eso lo llamamos ‘el pulpo’ porque aparecen todos los brazos que se pueden presentar en ifraestrructura.
Entonces, cuando teníamos el proyecto en un comienzo previsto, ejecutar con una traslado de una red una red matriz, que es la red Casa Blanca… en un momento, detectamos cuando ya empezamos a hacer la armonización con el concesionario del metro, que esa tubería era muy costoso y muy delicado hacer un traslado. Ese riesgo era muy alto, entonces contra el Acueducto nos dijo ‘mantengan el tubo dónde está y hagámosle un proceso más bien de mover un poco la rampa de la estación de TransMilenio’. Entonces, como no queríamos retrasar el inicio de la construcción, hicimos lo que llama una suspensión parcial.
Entonces por eso se le planteó al contratista y así el contratista también lo acordó con el IDU. Tardó un tiempo, fueron como 8 meses donde la actividad se suspendió, mientras que se hacía un nuevo diseño
ANA PUENTES
En Twitter: @soypuentes