La Iglesia católica les pidió al Gobierno y al Ejército de Liberación Nacional (Eln) llegar primero a un acuerdo humanitario, como paso previo a la reanudación de las suspendidas negociaciones de paz. Así lo considera monseñor Héctor Fabio Henao, quien ha sido designado delegado del episcopado colombiano para las relaciones con el Estado.
El futuro gobierno del presidente Gustavo Petro, a través de Álvaro Leyva, quien será su canciller, les pidió a la jerarquía eclesiástica y a monseñor Henao colaborar en la ‘paz total’ que buscará, incluyendo a grupos como el Eln y el mismo ‘clan del Golfo’. Monseñor Henao anuncia que acepta realizar esa cooperación.
El primer tema es el desplazamiento. Colombia, Ucrania, la República Democrática del Congo y Siria son hoy los países con mayor desplazamientos en el mundo. Codhes, consultoría para derechos humanos y desplazamiento, calcula que en el país hay más de 8 millones de desplazados.
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Monseñor Henao, quien ha intervenido en todos los encuentros pasados entre el Gobierno y Eln, no ve imposible que este grupo guerrillero acepte la propuesta.
Monseñor, el gobierno del presidente Petro le ha pedido a la Iglesia que coopere o intervenga en las negociaciones de paz que proyecta reiniciar con el Eln y otros sectores alzados en armas en el país. ¿Cuál es la posición de la Iglesia?
La Conferencia Episcopal reiteró su voluntad de cooperar para la construcción de la paz y contribuir a buscar fórmulas de salidas negociadas a los conflictos y violencias que tiene el país.
Usted ha intervenido en varias ocasiones en diálogos que se han realizado con el Eln, ¿por qué han fracasado?
Distintas circunstancias han llevado a que los diálogos con el Eln no hayan llegado a buen término. Creo que este es el momento en el cual, teniendo en cuenta esa historia, es necesario retomar el diálogo bajo la perspectiva de que hay un pasado que marca esperanzas.
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¿Cuál ha sido la postura del Eln en los diálogos que se han realizado?
El Eln siempre ha insistido en un elemento que para ellos es muy importante y es la participación ciudadana; es el elemento central en su posición y han insistido en la participación regional.
Es necesario retomar el diálogo bajo la perspectiva de que hay un pasado que marca esperanzas.
¿Qué quiere decir, según el Eln, participación ciudadana?
Para el Eln, que las organizaciones sociales que están en los territorios donde han hecho presencia históricamente deben ser escuchadas dentro del proceso de negociación. El esquema no se ha desarrollado completamente, solo en la última negociación que hubo, durante el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, se hicieron unos ejercicios muy importantes cerca de Bogotá, donde se congregó un importante grupo de organizaciones sociales y se comenzó un diálogo de lo que serían las perspectivas de las transformaciones que el país necesita para alcanzar la paz y de los mecanismos que lo harían posible, pero no alcanzó a terminarse.
¿Y lo que usted hará ahora para colaborar con el gobierno del presidente Petro es buscar una aproximación con el Eln para reanudar las negociaciones?
El gobierno del presidente Petro nos ha dicho que plantean continuar la negociación con el Eln, no iniciar una negociación nueva, sino reanudar la fase de discusión de agenda, dar continuidad a esa negociación y busca que la Iglesia apoye esos esfuerzos de paz.
Entonces, ¿continuidad supone que se mantendría vigente el acuerdo que ya había con el Eln sobre suspensión bilateral del fuego?
Sí. Lo que ha dicho el gobierno es que un primer paso que se daría dentro de este ejercicio sería el cese del fuego bilateral, pero no se han precisado aún los mecanismos. Creo que esto requiere todo un ejercicio de revisión. No estamos en el mismo escenario de hace cuatro años y eso exigirá necesariamente ajustes para poner en marcha el cese bilateral.
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¿Cree que el Eln aceptaría cese del fuego bilateral?
El Eln, durante el periodo del presidente Santos, tuvo un cese del fuego unilateral y allí la Iglesia y Naciones Unidas hicimos monitoreo de ese proceso en las regiones y después se planteó el cese bilateral como una aspiración real de este grupo. Como no se han retomado oficialmente las conversaciones con el Eln, seguramente ha habido otro tipo de contactos, este es un primer elemento muy importante. El canciller Leyva nos ha dicho que la situación humanitaria será el primer paso dentro de las negociaciones e, incluso, dijo que se comenzaría con un acuerdo humanitario en el Chocó.
¿Cómo sería ese acuerdo humanitario para regiones como el Chocó?
Hace meses, las organizaciones sociales del Chocó se pusieron de acuerdo y comenzaron a buscar la manera de crear fórmulas para que los actores armados respeten a las comunidades y no las sigan afectando de manera directa con acciones armadas, como el desplazamiento, el reclutamiento forzado, las minas antipersona, y se hizo una propuesta. Después otras comunidades en otros departamentos adoptaron también la fórmula de buscar unos acuerdos humanitarios, trabajada por las comunidades, y lo que busca la cumbre humanitaria es que el gobierno nacional acepte esas propuestas, las estudie, las incorpore y las tenga en cuenta como propuestas para poner fin a la confrontación y sacar a la población civil de esos ataques.
¿Usted está dispuesto a iniciar su gestión inmediatamente?
Tenemos que mirar cómo sería el acercamiento, pero esta es una propuesta de la cual se puede partir; no es la solución total de las regiones, pero un primer ejercicio de diálogo puede ser a partir de estas propuestas humanitarias. Indudablemente, el tema humanitario puede ser el punto de partida para una negociación.
El canciller nos ha dicho que la situación humanitaria será el primer paso dentro de las negociaciones con el Eln e, incluso, que se comenzaría con un acuerdo humanitario en el departamento del Chocó
¿Usted le va a pedir al Eln que acepte ese acuerdo humanitario inicial?
La posición está fijada en un documento muy reciente de la última asamblea del episcopado, en el cual dice claramente que todos estos esfuerzos tienen que estar enmarcados dentro del respeto a la vida y el respeto a la dignidad humana.
¿Usted está dispuesto a hablar con el Eln sobre la permanencia de ese acuerdo inicial para la humanización del conflicto?
Sí. La presencia de la Iglesia como acompañante del proceso es eminentemente humanitaria.
¿Está dispuesto a consultar con el Eln si acepta?
Sí. Estamos dispuestos a hablar con el Eln sobre el tema humanitario porque es una urgencia de primer orden en este momento.
Es decir, ¿lo primero que se tratará de lograr es que haya un acuerdo humanitario en regiones como el Chocó?
Es necesario retomar la conversación sobre el impacto del conflicto en los territorios y esto es una urgencia del momento actual. Continuidad sería retomar ese acuerdo que ya existía sobre la mesa.
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Entonces, ¿el procedimiento sería primero un acuerdo humanitario antes que iniciar las conversaciones, un acuerdo humanitario para proteger a las comunidades de departamentos como el Chocó, donde hay tanto desplazamiento?
Sí. Normalmente, en las negociaciones el tema humanitario y el cese de la confrontación y el cese de los ataques a las comunidades hacen parte de la agenda, aquí también. En este caso, este punto había sido abordado de manera prioritaria. El tema humanitario en primer lugar, y eso daría respuesta a una urgencia de las comunidades que están esperando un alivio a la grave situación que viven.
¿Usted sí cree posible la paz con el Eln?
La paz es posible, es un camino largo que no es fácil de recorrer, pero es la meta que se debe trazar una sociedad. No podemos perder de vista que es una meta hacia la cual hay que caminar y una modalidad de avanzar hacia ella es el diálogo y esperemos que este dé resultados. Yo tengo esperanza de que la paz se pueda lograr con el Eln.
¿Ve condiciones para reanudar el diálogo?
Nosotros vemos que hay condiciones para reanudar el diálogo con el Eln y es posible dada la voluntad del gobierno entrante de volver a retomar las conversaciones.
Pero en las negociaciones, las dos partes tendrán que ceder…
Una parte de la negociación es lo que cada uno ceda. El Eln, ceder con su acción armada, y el gobierno, a cambio de eso, dar garantías que tendrán que ver con transformaciones sociales que habrá que definir en la mesa.
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¿Qué hacer para que, a diferencia de lo que ocurrió con las Farc, que se estaba hablando en medio del conflicto, el Eln acepte suspender unilateralmente el fuego mientras se buscan las conversaciones?
Lo que ha dicho el canciller es que se avanzará con el Eln llevando a la práctica aquello que se acuerda. Si comenzamos con temas humanitarios y se hacen acuerdos en este terreno, entonces no se cumpliría el principio de que ‘nada está acordado hasta que todo esté acordado’, sino un principio distinto. El de que ‘todo lo que se acuerde se puede llevar a la práctica’.
¿Lo que usted propone es que se acuerde primero el tema humanitario?
Sí. Me parece que es un asunto urgente que da legitimidad a la negociación.
¿Proyecta hacer algún acercamiento personal?
Estamos abiertos al acercamiento personal con el Eln, nos parece importante, hay que escucharlos a ellos, hay que conocer de cerca su posición actual.
El gobierno del presidente Iván Duque dijo, reiteradamente, que no habría diálogo con el Eln mientras no liberara secuestrados. ¿El Eln tiene secuestrados?
Es un asunto que manejan directamente los organismos de seguridad del Estado; en cualquier caso, nuestra posición es que el secuestro es inaceptable, entendemos que debe cesar esta práctica de forma inmediata, de ninguna manera se justifica. Pero que eso se ponga como condición para iniciar un diálogo es una posición política. Nuestra posición es ética, de carácter pastoral sobre la dignidad humana que se ve seriamente afectada en el secuestro.
La única condición real que pondría la Iglesia para intervenir en este acuerdo es la humanización del conflicto…
Exactamente. Que se deje de afectar a las comunidades en su libre movilidad; que la comunidad pueda permanecer en sus territorios; hoy existe miedo en los territorios por la confrontación. Lo que la Iglesia aspira es a que esa situación cambie. Tenemos conciencia de que no va a ocurrir de un día para otro, pero que sí sea un proceso sobre el cual veamos que se está avanzando.
¿Cuáles son las regiones más afectadas por el desplazamiento?
Tenemos registros de la zona del Pacífico: Chocó, Valle, Nariño y Cauca. También la zona del Catatumbo, en Arauca y una parte de Antioquia.
El canciller pidió la intervención de la Iglesia para iniciar diálogos con sectores distintos al Eln, ¿lo van a hacer?
Sí se habló de esa posibilidad: diálogos con otros sectores armados, estructuras de grupos armados. Nosotros hemos dicho que tenemos toda la voluntad de colaborar, hay que ver el marco de esos diálogos y el carácter jurídico específico; el gobierno debe definir cuál será el marco y las condiciones para hablar con ellos.
¿Con el Eln serían diálogos de paz, mientras que con otros grupos sería sometimiento?
Acogimiento, porque refleja un mecanismo de justicia. Aquí se estaría hablando directamente de la forma en que se haría el tratamiento legal y jurídico de estos grupos y su relación con la justicia. Es adoptar un marco legal que se ofrecería como camino para su desmovilización.
¿La primera reforma de la ley de sometimiento sería que ya no es de sometimiento, sino de acogimiento?
Creo que la están presentando como ley de sometimiento con actualizaciones.
¿Qué hacer con la ley de orden público que se vence a fin de año?
Esa ley tiene que ser renovada, los gobiernos la han venido reformando sistemáticamente y la han vuelto a poner en vigencia porque es la que permite hacer negociaciones políticas o acercamientos con grupos al margen de la ley. Pero como está por vencerse, hay que renovarla y, eventualmente, evaluar si se reforma.
YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO
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