Andi: ¿Cómo mantener y generar empleo? El gran reto para el 2023 – Sectores – Economía


Terminamos el 2022 en Colombia con una economía dinámica que logró uno de los mayores crecimientos del planeta en un ambiente turbulento y enrarecido. La pregunta ahora es: ¿qué traerá el 2023? ¿Qué podemos hacer como país, empresarios y sociedad para generar más empleo, alcanzar mayor desarrollo económico y social y para que este año sea el comienzo de un mejor futuro?

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La incertidumbre, los mercados volátiles, la amenaza de desaceleración y la alta inflación en el 2022 en el mundo no so se mantendrán en el 2023, sino que algunas incluso se agudizarán, por lo que es inevitable que esto impacte el crecimiento del país. Así, las proyecciones de crecimiento del producto interno bruto (PIB) para este año oscilan entre el 0,5 y el 2,2 por ciento. Una cifra en todo caso baja. En la Andi proyectamos esta cifra alrededor del 1 por ciento.

Panorama mundial

La invasión de Rusia a Ucrania, la alta inflación mundial, la interrupción de las cadenas globales de valor y la desaceleración de las principales economías hacen parte del panorama. Difícilmente podemos imaginarnos un país no afectado por la escasez de fertilizantes, altos precios de los alimentos o una crisis energética por la guerra.

Pocas regiones no tuvieron alta inflación. Como respuesta, la reacción de los bancos centrales fue sincronizada: Estados Unidos subió la tasa de interés de 0,25, en marzo de 2022, a 4,5 por ciento en diciembre del mismo año; el Banco Central Europeo subió 50 puntos básicos, dejándola en 2,5 por ciento; el Banco de Inglaterra la subió en 50 puntos básicos, ubicándola en 3,5 por ciento; el Banco Central de Noruega, a 2,75 por ciento, y el Banco de Suiza la subió en 50 puntos, dejándola en 1 por ciento. Colombia no fue la excepción y la tasa de referencia que a finales del 2021 era de 1,75 creció el 5.800 por ciento, llegando al 12 por ciento.

Según el FMI, en 2022 la economía mundial habría crecido 3,2 por ciento frente a un pronóstico de 4,4 por ciento. Estados Unidos habría crecido 1,6 por ciento, y se esperaba 3,3 por ciento. China habría crecido 3,2, y se preveía un 4,7 por ciento. En América Latina la proyección fue de 2,9 y el crecimiento habría sido de 3,5 por ciento; en Colombia el diagnóstico fue 5,8, pero por revisiones al alza el PIB habría crecido entre 7 y 8 por ciento.

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Economía colombiana

En una perspectiva que cubre 15 años, Colombia se encuentra en términos de crecimiento por encima de la economía mundial, las economías avanzadas y de América Latina. Esto nos sitúa como una economía con potenciales de crecimiento, atractiva para la inversión, un activo que no podemos perder.

Este comportamiento durante los dos últimos años se reflejó en algunos indicadores sociales: recuperamos las tasas de empleo de la prepandemia y se generaron más de 1,5 millones de empleos. Se evidenció como nunca que la mejor estrategia para generar empleo es impulsar el crecimiento económico. El pendiente es el altísimo nivel de pobreza y desigualdad. Esa debe ser nuestra gran angustia.

En lo social, los retos exigen acciones oportunas y rápidas. Aunque mejoró el mercado laboral, una tasa de desempleo de dos dígitos es alta, niveles de pobreza cercanos al 40 por ciento son inaceptables y falta un camino para reducir la desigualdad.

Colombia se ha caracterizado por contar con indicadores de estabilidad que se acercan a los parámetros internacionales. Sin embargo, en 2020, 2021 y 2022 nos alejamos de esta tendencia favorable. La inflación del 12 por ciento supera con creces la inflación objetivo y es superior a la inflación mundial del 9,1 por ciento.

Es común medir la vulnerabilidad macroeconómica mediante el seguimiento de los déficits gemelos. Al cierre de 2022, el déficit fiscal habría sido de 5,6 por ciento y el déficit en cuenta corriente alcanzó el 6 por ciento. Sin duda, desequilibrios de esta magnitud no son sostenibles en el mediano plazo.

El sector público no puede endeudarse indefinidamente. El pago de importaciones, servicio de la deuda externa y los flujos de capital hacia el exterior requieren fuentes de recursos sólidos, como es el caso de las exportaciones o la inversión extranjera directa. Se suma el impacto de la reforma tributaria sobre la inversión, el sector empresarial y sobre el minero-energético. Parte de la estabilidad económica dependerá del uso que se dé a los recursos provenientes de esta reforma. ¿Qué porcentaje de esta se dedicará a reducir el déficit y reducir la deuda?

Crecimiento

Para el 2023 los pronósticos de crecimiento de distintos analistas fluctúan entre 0,5 y 2,2 por ciento. Como indicamos, nuestro análisis arroja que lo más probable es que este se sitúe en 1 por ciento. Claramente, esa tasa es insuficiente e impactará la generación de empleo y la capacidad de las empresas de emprender nuevos proyectos de inversión productiva, comprometiendo el crecimiento futuro.

¿Cuáles, entonces, son los motores de crecimiento? La agroindustria, mencionada por el Gobierno como estratégica. Para que sea realidad, es clave adelantar inversiones en bienes públicos, en semillas certificadas, distritos de riesgo, vías terciarias, dar claridad sobre el uso de la tierra y garantizar un acceso a materias primas competitivas para los bienes finales y un abastecimiento de los energéticos que requiere esta cadena.

Impulsar y diversificar las exportaciones industriales debe ser prioridad. Esto no llegará si no actuamos decididamente. Somos una economía con un alto costo país, en la que los trámites son engorrosos y sin políticas industriales audaces. La infraestructura debe ser una prioridad nacional.

Venezuela

Se habla de los efectos de la apertura de las fronteras comerciales con Venezuela. Si bien es cierto que el comercio bilateral tiene potencial –en el pasado lo tuvo–, la oportunidad está en integrar productos producidos por esfuerzos binacionales para venderlos al mundo, generando sinergias que permitan tomar lo mejor de los dos países para ser más competitivos con otras naciones.

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Los retos

Un año de bajo crecimiento es sin duda una amenaza para generar empleo. Por ello, la discusión y el resultado de la reforma laboral son importantísimos. Cualquier reforma debe tener entre sus objetivos generar empleo y reducir la informalidad. El aumento concertado del salario mínimo del 16 por ciento era, en nuestra opinión, una medida necesaria para recuperar el poder adquisitivo perdido por los hogares dada la inflación, especialmente los de ingresos bajos, para quienes esta será de 14,5 por ciento; sin embargo, no deja de ser un reto para la generación de empleo formal.

Desde las finanzas públicas, el Ministerio de Hacienda estima una reducción del déficit del 5,6 al 4 por ciento del PIB en 2023 y una moderación de la deuda pública, situándola en el 57 por ciento del PIB. Conocemos el recaudo con la reforma tributaria. Sin embargo, el dato crucial será saber qué parte se destinará para cubrir la deuda y qué parte se irá hacia nuevos anuncios de gasto dados por el Gobierno. Este interrogante posiblemente se empezará a despejar cuando se presente la adición presupuestal.

Es imprescindible mantener unas finanzas públicas sanas y que todos los mensajes vayan en esta dirección. De lo contrario, se comprometería el crecimiento y los mercados empezarían a castigar las condiciones de la deuda.

El trabajo del Congreso también impactará el crecimiento. Se anunciaron reformas de salud, pensional y laboral. Su discusión debe ser amplia, incluir a todos los actores involucrados; el grado de debate que se demuestre en estos trámites será un importante termómetro de la realidad democrática colombiana. La claridad de sus contenidos es vital, ya que puede impactar el clima de los negocios, la confianza de los inversionistas y de los consumidores. Solo el debate democrático podrá construir reformas sostenibles en el largo plazo.

La senda hacia un crecimiento alto y sostenido debe fortalecerse, este 2023 será difícil, se requerirá redoblar esfuerzos. Se avanzó apoyando la demanda con el aumento del salario mínimo. Ahora se debe pensar en incentivos y condiciones favorables al aparato productivo, para que hacer empresa y quedarse acá sea atractivo. Insistimos en que conviene evaluar una política anticíclica en el frente monetario para favorecer la inversión.

La competitividad debe ser parte de la discusión
. El momento es adecuado, dada la revisión del plan de desarrollo que trazará la ruta de años venideros. Qué mejor oportunidad para sentar las bases para lograr un crecimiento económico alto y sostenido en el que la empresa sea generadora de dinamismo y, como lo hemos propuesto, se trace una política pública a partir de una autopista de dos carriles que avance en lo económico y en lo social.

BRUCE MAC MASTER
Presidente de la ANDI
En Twitter: @BruceMacMaster


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