Asi es el proceso de adopciones en el Valle con el ICBF – Cali – Colombia


Para una pareja de docentes, la espera por tener a Daniela fue un ‘embarazo’ de tres años.

Pero para la pequeña fueron cuatro años y medio desde que nació hasta ser recibida en su nueva familia, entre abrazos, bombas de colores, risas y muchas fotografías.

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Esa es la edad que la niña tenía: 4 años, cuando conoció el que hoy es su hogar en un barrio del sur de Cali.

A los días de haber nacido fue entregada al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).

Es por ello que ello que la menor tuvo un segundo ‘nacimiento’ y sucedió el 30 de septiembre de 2020. 

Esta es la historia de Rosario, Andrés y su pequeña Daniela, quien ya tiene 6 años.

La pareja había anhelado por este milagro de ser papás desde mucho tiempo atrás.

Habían intentado de todo, desde tratamientos hormonales, pero a Rosario le causaban migrañas que podían durar semanas, hasta otras intervenciones de tipo ginecológico como la fecundación in vitro.

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Sin embargo, esta última fue descartada casi de inmediato, cuando estos profesores se enteraron de que la inseminación de un solo un óvulo puede llegar a los 17 millones de pesos y, por lo menos, se necesitan tres para que haya un resultado positivo.

“Así que son 51 millones que no tenemos”, afirman estos padres, a quienes especialistas que ellos consultaron les explicaron que era un procedimiento con alrededor de un 30 por ciento de efectividad.

Fue por ello que se animaron por la adopción, un proceso que en el país toma tiempo y así lo reconocen en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), donde  argumentan que se debe primar el derecho de los niños de tener una buena familia y que sea la adecuada.

En eso coincide Andrés: “No es como en el supermercado que coges al niño, lo pasas por el mostrador y te lo llevas”.

Sin embargo, manifiesta que esa espera, además de la incertidumbre suele ser dolorosa, cuando en el proceso no hay indicio ni noticia alguna sobre si serán papás adoptivos o no y a veces puede que las parejas desistan a último momento por esos silencios prolongados, como él dice.

Estos caleños hicieron parte de un proceso que les tomó tres años el Valle del Cauca, el departamento con mayor tiempo de permanencia de menores en los servicios de protección del ICBF.

Según un informe de la Subdirección de Adopciones en Bienestar Familiar, estos pequeños pasan un promedio de hasta 59 meses en sedes y hogares sustitutos de la entidad en el departamento, es decir, casi cinco años. El promedio nacional es de hasta 40 meses de estancia de estos infantes o sea tres años.

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El Valle es, además, el cuarto departamento en el país con más niños, niñas y adolescentes, en esta situación de adoptabilidad con características y necesidades especiales, estando por debajo de Antioquia, Bogotá y Caldas.

Hasta diciembre del año pasado, según el informe del ICBF, había 4.521 menores en todo Colombia, a la espera de ser adoptados. 

De ese número, 354 menores finalizaron el 2021 en esa condición de no contar con ningún familiar y pendientes de ser acogidos en un hogar que les dé bienestar y protección. 

La directora general del ICBF, Lina María Arbeláez, indica que hasta mayo de este 2022, la cifra aumentó a 367 niños niñas y adolescentes en el Valle, con edades entre los 0 y los 17 años, y con características y necesidades especiales.

Hasta mayo de este 2022, la cifra aumentó a 367 niños niñas y adolescentes, con edades entre los 0 y los 17 años, y con características y necesidades especiales

“Es importante aclarar que a muchos de los niños que se encontraban en el 2021 se les garantizó el derecho a tener una familia y llegaron otros al Comité”, anota la funcionaria.

De los más de 4.251 niños y adolescentes pendientes por ser adoptados, 1.632 presentaron alguna condición de discapacidad o enfermedad de cuidado especial, se lee en el informe del instituto.

De acuerdo con la directora general del ICBF, se toma el tiempo para garantizarles a los menores un hogar seguro y estable, donde se puedan formar sin riesgos ni vulneraciones de sus derechos.

En el ICBF han venido explicando en los últimos años que son muchos los colombianos que solo conciben la adopción cuando se trata de bebés con pocos meses de nacidos y eso ha hecho que muchos de los niños, niñas y adolescentes bajo protección de ICBF sigan esperando una familia.

Hasta el 11 de julio pasado, “la Regional Valle contaba con 11 solicitudes de familias aprobadas en lista de espera; la más antigua de estas solicitudes es del 26 de marzo de 2021. No obstante, a la fecha no se ha tenido asignación, teniendo en cuenta la etapa de preselección en que se encuentra la familia”, dice la directora Arbeláez.

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Añade: “En este punto es importante aclarar que muchas familias tienen apertura únicamente a menores de edad sin características especiales y que no superan los 5 años, lo cual no corresponde a la realidad de los niños en protección del ICBF”. 

Explica que “se debe recordar que el Programa de Adopción no asigna niños a familias, sino al contrario, se buscan familias que quieran brindarle un hogar a niños que han vivido múltiples vulneraciones”.

Y agrega: “Es importante informar que desde mediados del año 2020 se realizó una estrategia para motivar a las familias de la Regional Valle para que se vincularan a la lista de espera nacional, la cual permite que se pueden asignar niños, niñas y adolescentes de otras regionales en donde no tienen solicitudes de familias y así minimizar los tiempos de espera. Esta estrategia tuvo un resultado positivo y es por ello, que actualmente solo se tienen 11 familias en lista de espera”.

Sin embargo, otros profesionales de la entidad y más padres en espera dicen que las adopciones de niños y adolescentes de los 6 años hasta los 17 son más complejas, pues en muchos hogares buscan bebés.

A su vez, según el ICBF, se pretende no solo un hogar seguro, sino que los padres no sean fachada de alguna banda de trata de personas o que vayan a emplear a los niños para mendicidad.

“Nos acercamos a las oficinas de Bienestar Familiar de Cali, pedimos información, nos exigieron documentos y los radicamos el primero de septiembre de 2017. A partir de ahí se inició el proceso de adopción. Durante un año hubo citas a entrevistas en psicología”, dice Andrés, al retomar su narración.

“Hacen pruebas de aptitud, pruebas psicotécnicas, analizan con quiénes hay interacciones y listas de contactos, y tiene que ser así, porque el ICBF tiene la responsabilidad de entregar a un niño a una persona idónea y no hacerlo a la topa tolondra”, manifiesta el profesor.

También cuenta que les solicitaron fotos del sitio donde viven para mirar qué tan seguro es para un niño. Si es muy pequeño se necesita poner una reja o mallas en ventanas o balcones, o cubrir los tomacorrientes, por ejemplo, y que no hubiera a la mano material que pudiera ser peligroso.

“Terminado el año nos dieron un acta de idoneidad, pero solo certificando que se podía iniciar el proceso. Aún no éramos padres, pero sí éramos idóneos. Fue el 3 de septiembre de 2018”, señala. 

Y empezó el embarazo de tres años…

“El problema es que no se sabe cuánto va a durar este embarazo. Es esa incertidumbre, queda como en el aire, ahí nos quedamos. Fue muy triste ese tiempo, porque nos demoramos más o menos tres años desde que radicamos papeles en 2017 hasta cuando nos dijeron que Daniela iba a llegar”, recalca Andrés. 

Terminado el año nos dieron un acta de idoneidad, pero solo certificando que se podía iniciar el proceso. Aún no éramos padres, pero sí éramos idóneos. Fue el 3 de septiembre de 2018

“En los primeros dos años no supimos nada de nada y organizaron grupos de 10 o 15 familias. El grupo en el que estábamos creó uno en WhatsApp. Veíamos que otras parejas decían que les llegó su hijo y a otras, pero a nosotros nada”, sigue narrando.

“En octubre de 2019 enviamos un correo, preguntando qué había pasado, si había alguna noticia y nos decían que entendiéramos que muy a nuestro pesar es que a quien se le están restituyendo los derechos es al niño y no al futuro papá”, afirma.

“Hubo otro descubrimiento, no todos los niños son para todas las familias. Cuando llenamos los documentos nos plantearon una lista de preferencias, pero aunque se ponga el género, puede que no sea tenido en cuenta, como cuando se da el embarazo que no se sabe qué será, si niño o niña”, cuenta el docente.

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“Entregan un formato con una lista de situaciones para escoger; preguntan la preferencia sobre si el niño debería ser sano o si se acepta con alguna condición física o que sea víctima del conflicto armado o de una violación. Lo que empezó como una dulce espera pasó a una amarga hasta que en junio de 2020 dijimos si para septiembre no nos dan razón, mandamos una carta y desistimos”, continúa con su relato.

“Estábamos en pandemia, estábamos muy aburridos. A los días de haber tomado la decisión recibimos una videollamada de una psicóloga y nos dijo: ‘Estoy haciendo un acompañamiento’. Allí, nos regamos, dijimos que nos sentimos solos y eso anímicamente afecta. Nos respondió que lamentablemente esa es la forma cómo está instituido el proceso, la espera sin ninguna noticia”.

Fue el 13 de agosto de 2020 que recibieron una llamada sobre una niña. Les preguntaron si estaban dispuestos a tenerla y contestaron: “¡Claro de una! Y empezó otro proceso, más duro que el de los tres años previos –desde septiembre de 2017 y terminó en septiembre de 2020-. Ese es el de preparación”.

Andres y Rosario explican que hay menores que tienen un encuentro semanal con sus futuros padres para establecer lazos. En el caso de Daniela, los encuentros fueron diarios.  

Se hizo la luz con Daniela

A los cuatro días de nacida, Daniela llegó a un hogar sustituto de Bienestar Familiar, en el Valle del Cauca.

Los padres adoptivos fueron informados en el ICBF en cuanto a que la mamá biológica de la niña había sido una persona en condición de calle.

La madre no había tenido enfermedades de transmisión sexual y dieron algunos otros antecedentes de salud.

No supieron datos del padre biológico.

Lo cierto es que Daniela desde su nacimiento siempre estuvo en el mismo hogar sustituto hasta los 4 años.

La pareja de profesores sabía que la ‘gestación’ de un niño en estas condiciones no es fácil, no solo antes de iniciar el proceso, luego esperándolo sin saber si habían cumplido los requisitos, y después entrar en la convivencia y en la adaptación, tanto de la niña, en este caso, como por parte de los nuevos progenitores.

Eran conscientes de que en un comienzo, Daniela iba a mostrar un poco de resistencia y así fue.

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“Es lógico. La niña nunca había cambiado de hogar sustituto. Ella estaba allí desde los 4 días de nacida y había generado unos lazos de afectividad con su familia sustituta”, cuenta Andrés.

En este momento, la niña está en un tratamiento de lenguaje con un especialista en fonoaudiología, pero ya está en el colegio donde ha mostrado ser sociable.

Rosario y Andrés están felices. Después de lograr esta ‘concepción’ en un ‘embarazo’ de tres años para esta pareja, manifiestan que todo valió la pena.

“Ese sube y baja de sentimientos, esperando saber si nos aceptaban para ser padres, de saber si era una niña o un niño porque no escogimos el género” dice. Sobre todo, la ansiedad cuando ya saben que va a llegar una niña, de 4 años a la que quieren en un parto lento y que tuvo un buen ‘alumbramiento’.

¿Quiénes pueden ser adoptados?

Niñas, niños o adolescentes menores de 18 años con declaratoria de adoptabilidad.

Niñas, niños o adolescentes menores de 18 años, que han sido entregados por sus representantes legales a través del consentimiento.

Niñas, niños o adolescentes menores de 18 años, cuya adoptabilidad haya sido autorizada por el defensor de familia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) cuando el niño carezca de representante legal.

También puede adoptarse al hijo de uno de los cónyuges o compañero (a) permanente, que podrá ser adoptado por el otro.

Podrá adoptarse al mayor de edad, cuando el adoptante hubiera tenido su cuidado personal y hubiera convivido con él bajo el mismo techo, por lo menos, dos años antes de que cumpliera 18 años. Art. 69 de la Ley 1098 de 2006 (Código de la Infancia y la Adolescencia). Para estos casos de mayores de edad, el proceso se adelantará directamente por los solicitantes ante un Juez de Familia. 

Requisitos para adoptar

Se debe demostrar ser plenamente capaz.

Pueden adoptar:

Personas solteras.

Cónyuges conjuntamente.

Compañeros permanentes que demuestren una convivencia ininterrumpida de por lo menos dos años.

Colombianos o extranjeros.

Parejas homoparentales.

De acuerdo con el ICBF, el procedimiento de adopción se encuentra establecido en el Lineamiento de adopciones (2021) en sus capítulos III y V. En estos se detalla de forma clara y detallada los pasos y requerimientos tanto para las adopciones nacionales como para las internacionales.

Ahora bien, este proceso es el mismo para cualquier tipología de familia y para cualquier región del país, y siempre se debe agotar el mismo trámite.

Entre los pasos más importantes de la adopción nacional aparecen:

● Determinar si se presentará la solicitud ante una IAPA o el ICBF.

● Asistir a la charla legal.

● Radicación de documentos.

● Asistencia a talleres, entrevistas y valoraciones psicosociales.

● Presentación de la solicitud ante el Comité de Adopciones para determinar la idoneidad de la familia y posterior ingreso a la lista de espera.

● Asignación de los solicitantes a un niño, niña o adolescente y notificación de esta

● Preparación del niño, la niña o el adolescente y de la familia adoptante para el encuentro e integración.

● Proceso judicial de adopción.

● Seguimientos post-adopción.

Para las solicitudes de adopción nacionales, se cuenta con el Asistente de Adopciones ADA, el cual optimiza y minimiza el tiempo de los trámites de adopción.

Quienes deseen más Información pueden consultar en la página de Bienestar Familiar https://www.icbf.gov.co/programa-adopciones.

CAROLINA BOHÓRQUEZ
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
CALI


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