Así fue el rescate encubierto de seis diplomados estadounidenses en Irán – EEUU – Internacional

En 1979 se dio origen a la revolución iraní, encabezada por el ayatolá Jomeini. Esta fue una de las movilizaciones masivas más importantes en Medio Oriente, pese a ser muy lejana cronológicamente de la ‘primavera árabe’ que se dio a principios de la década de 2010.

En medio de todo un conflicto que parecía retratado como una película ‘made in Hollywood’ (hecha en Hollywood), hubo personajes que la historia se encargó de dejar en el olvido después de ponerlos en lo más alto. Todos estos sujetos coincidencialmente eran norteamericanos.

Más allá de la historia que Estados Unidos contó desde que se consolidó como la superpotencia mundial, existen pequeños matices que incluyen escapes heroicos, tiroteos, espías y un pueblo en plena efervescencia que buscaba algo diferente en su cotidianidad.

Corría el año 1979, en pleno auge de la revolución, cuando Ken Taylor, quien recién había sido nombrado embajador canadiense en Irán, miró a la ventana de su casa en el país heredero del imperio persa, instante en el que vio a los revolucionarios iraníes levantándose en armas.

Ni corto ni perezoso, Taylor informaba de forma regular los sucesos al gobierno de su país natal sobre el surgir de una nueva república islámica, e inmediatamente procedió a evacuar más de 800 ciudadanos canadienses que trabajaban en aquella nación.

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Igualmente, ante la era de violencia que acechaba, muchos ciudadanos iraníes tomaron la decisión de acercarse al consulado del país norteamericano con la esperanza de emigrar a un lugar más seguro y próspero. Durante esos turbulentos días, Taylor tramitó miles de pasaportes.

El comienzo de lo perturbador

La revolución se despertó luego de la caída del sha (título que se le otorgaba a la máxima autoridad real de Irán hasta ese momento) de aquel entonces, Mohammad Reza Pahleví, quien huyó despavorido a los Estados Unidos, país que lo mantuvo en el poder. Escapar fue su mejor decisión, pues los revolucionarios iban tras su cabeza.

Elecciones en Irán

La República Islámica de Irán fue oficialmente constituida el primero de abril de 1979. 

Ante su huida, los insurgentes se tomaron la embajada del país, al cual huyó el antiguo sha iraní, y tomaron como rehenes a más de 70 diplomáticos estadounidenses. Esto sirvió para presionar a la tierra del tío Sam para que les entregaran a Pahleví, cuya vida era un trofeo de guerra más valioso que las cuentas bancarias de aquel exmandatario.

Sin embargo, seis de los prisioneros lograron huir de su rapto y se dirigieron a la embajada canadiense en busca de auxilio, el cual fue brindado por Taylor, quien estaba expectante ante cualquier eventualidad en medio de la revolución.

Inmediatamente, los estadounidenses le pidieron al embajador la forma de salir de Irán lo más pronto posible. Pese a que, las semanas fueron pasando y no lograban salir de Medio Oriente. Era cuestión de tiempo para que los revolucionarios se enteraran de que algunos diplomáticos estadounidenses se escondían en el consulado del país de la hoja de maple.

Un corresponsal en Washington del diario canadiense ‘La Presse’, Jean Pelletier, contó que él fue el primero en enterarse de la complicidad de su país con la salida de los diplomáticos de la nación vecina.

Los canadienses estuvieron involucrados en algún tipo de santuario establecido en Teherán, y estaban tan asustadizos como el ganado de corral antes de un terremoto” dijo el periodista en su libro, citado por el portal educativo canadiense ‘The Canadian Encyclopedia’.

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Taylor, ante la lentitud de los trámites, temió que los insurgentes tarde o temprano tocaran la puerta de su casa, por lo que decidió planificar el escape de tal forma que los revolucionarios iraníes no se dieran cuenta. Luego de tramitar los pasaportes de los diplomáticos estadounidenses, finalmente lograron escapar de Asia.

Poco a poco cada estadounidense se fue yendo del país en absoluto sigilo, a pesar de lo difícil que fue escabullirse ante el constante estado de alerta que había en el país. Contra todo pronóstico, tomaron un vuelo desde el aeropuerto de Teherán y lograron salir con destino a Frankfurt, Alemania.

Mientras Taylor se quedó en Irán unos días más para no dejar la puerta de la casa abierta, recogió sus papeles, cerró la embajada con llave y se fue a su país natal, donde fue recibido como un héroe, tanto por sus coterráneos como por sus vecinos del sur.

La ‘película’ perfecta

No obstante, el tema de Irán no terminó ahí. Un año después, se estuvieron buscando locaciones para una película de ciencia ficción como excusa para liberar más secuestrados, tal como le contó Tony Méndez, exagente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en entrevista con el medio británico ‘BBC’.

Méndez, junto con un grupo de producción cinematográfico falso conformado por varias personas, fue enviado a Irán para planificar una forma de liberar a más rehenes de los revolucionarios de ese país.

Fue tal el operativo que hizo Hollywood con la CIA que se creó una campaña de expectativa en Estados Unidos para que la producción de la supuesta película de nombre  ’Argo’ fuese lo suficientemente creíble para que los insurgentes armados iraníes no investigaran sobre su verdadera identidad.

“Todo el mundo sabe que la gente de Hollywood va donde quiere, sin importar el momento histórico. No toman en cuenta las circunstancias políticas ni los peligros”, dijo Méndez durante la entrevista.

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El exagente confesó que fue una situación de vida o muerte y no había plan B, por lo que el plan debía salir a la perfección. Corrió el riesgo de que lo descubrieran y lo mataran junto con sus compañeros, sin embargo, era la única bala que tenía.

Ya en tierras persas y aprovechando su fachada, Méndez y su colega le preguntaron a algunos guardias las indicaciones para llegar a la embajada canadiense.

Sorprendentemente, el hombre armado les indicó donde quedaba tal lugar y se dispusieron a dirigirse hacia allá.Veníamos de Hollywood. Éramos más interesantes que nadie” contó el exagente al respecto.

Canada y Estados Unidos

Para que este operativo fuera posible, Méndez tuvo largas discusiones con los gobiernos de Canadá y Estados Unidos para que le permitieran viajar a territorio iraní.

Ya cuando llegaron al consulado, se encontraron con 13 estadounidenses que habían sido liberados por orden del ayatolá Jomeini tiempo atrás. Estas personas se habían escondido en el edificio diplomático durante más de 80 días. Esto fue una ganancia para Méndez y compañía, pero no estaban todos los rehenes.

Sin perder tiempo, los antiguos secuestrados se vistieron ‘estilo Hollywood’ para pasar desapercibidos, así como credenciales para que parecieran miembros de un grupo de filmación. En la embajada canadiense, todos se dedicaron a practicar interrogatorios durante dos días.

En la mañana del 28 de enero de 1980, se dispusieron a ir al aeropuerto de Teherán para llegar a Zúrich, Suiza, donde los esperaban oficiales del departamento de Estado de los Estados Unidos.

En palabras de Méndez, la salida de Irán no fue tan difícil como él esperaba. Ante la hora de salida, los filtros de seguridad fueron más flexibles y finalmente pudieron despegar sin problemas.

Mejor pagados 13

El protagonista, director y productor de la pelicula ‘Argo’, Ben Affleck, quiso reflejar la historia de Méndez en el filme.

Foto:

Dylan Martínez / REUTERS

Esta misión fue clasificada por la CIA durante muchos años, hasta que en 1997, Méndez finalmente contaría la historia que inspiró una película de nombre ‘Argo’, dirigida, producida y protagonizada por Ben Affleck, estrenada en el año 2012.

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