Son las 6 a. m. y el coro descoordinado de una manada se escucha a lo largo del parque bulevar del barrio Simón Bolívar, en el suroriente de Barranquilla. Los que salen a esa hora a ejercitarse se sorprenden, toda vez que los bares del sector cerraron hace un par de horas.
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Si este es el caso, entonces “¿cuál es la bulla?”, se preguntan sorprendidos. Hasta que, entre los árboles, aparecen decenas de cantores con patas cortas, alas y picos pequeños que amenizan el encuentro de un grupo de hombres.
Se trata de la ‘convención sagrada’ de cada fin de semana, al amanecer, de criadores de canarios que se citan en esta zona de la ciudad para comparar sus aves con las de sus compadres y amigos, así como para “escucharlas cantar” enjauladas.
Aunque es precisamente esto último el motivo de la controversia con el otro sector de la ciudadanía, especialmente defensores de animales, quienes aseguran que no es que el animalito esté cantando, sino que “lo agobia el estrés”.
Los que no ‘cantan’ son los dueños de estas especies, que prefieren mantenerse en el anonimato y participar de manera clandestina en estos encuentros. Y, en caso de que la prensa intervenga, el ambiente se torna tenso, cambian el tema de conversación, actúan misteriosos y otros eligen marcharse.
“¿Te viste el partido de Junior ayer? Cipote golazo el de ese pelao ¿ah?”, le dice uno de los muchachos al interlocutor que acaba de llegar. No le dirige la mirada, pues la tiene ocupada en su canario con un amarillo definido en sus plumas e inquieto se mueve de un lado a otro entre los barrotes de la jaula adornada con un escudo del club rojiblanco en la punta.
“¡Claro! Hey, ahí llegó el man que te vende el alpiste barato”, le responde el hombre mientras introduce su dedo índice en la jaula sujetada a un tronco para revisar si el canario tiene agua todavía.
La prohibición de una ‘tradición’ en el Código de Policía
Esta es una cultura de nuestros ancestros y hoy en día la seguimos manteniendo, disfrutándola de otras maneras
El temor de ellos es ser aprehendidos por seguir “una tradición” que la tomaron de sus abuelos y los abuelos de sus abuelos, trascendiendo de generación en generación hasta que la autoridad le puso un freno prohibiendo esta práctica en el Código de Policía.
Y es que, de acuerdo con el Establecimiento Público Ambiental (EPA) Barranquilla Verde, en lo que va de 2022 se han decomisado 50 canarios de tipo silvestre y otros de tipo doméstico, gracias a operativos realizados con el apoyo de la Policía Ambiental, principalmente en el sector del Mercado de Granos.
Para el presidente de la Asociación de Criadores de Aves Ornamentales de Valledupar (ACAOV), Germán Sandoval, esta práctica hace parte de una “cultura milenaria” y va más allá, relacionándola con un pasaje bíblico “en Deuteronomio, capítulo 22, versículos 6-7”.
“Esta es una cultura de nuestros ancestros y hoy en día la seguimos manteniendo, disfrutándola de otras maneras, como por ejemplo con el caso de los concursos. Los canaricultores amamos esta especie desde niños”, asegura Sandoval.
El hombre aclara que no apoyan la caza y la comercialización indiscriminada de esta especie. Y fomenta la cría en ambiente doméstico para evitar extraer individuos de su hábitat natural.
“Hay que tener claro que las aves endémicas pertenecen a un lugar exclusivo de un territorio, teniendo mayor protección. Mientras que otro es el caso de las aves criollas, que está en todos lados. No es un ave que está en peligro y nos gusta esta especie”, indicó.
Los concursos en la región y en el interior
En ese sentido, cuenta que desde hace 20 años fomenta la cría en cautiverio y participa en concursos organizados en Barranquilla, Cartagena, Sincelejo, Valledupar, Maicao, Aguachica, Bogotá, entre otras poblaciones, con el fin de integrarse a nivel regional o nacional.
“Exponemos los ejemplares por cómo cantan y premiamos a los ganadores. Los concursos son dados en cinco rondas, en la primera ronda se inscriben todos los pájaros y se evalúan en 3 minutos por un juez para cada individuo. Si la modalidad es cruceta y la cruceta tiene seis puestos, son seis jueces que deben haber para el canario criollo”, explica Sandoval.
Previo a este proceso, evalúan los ejemplares en posesión y empiezan a ensenarlos bajo un estándar para competencia. Generalmente, perfilan al canario con características de un canto rápido, corto y constante, para que en 3 minutos tenga un promedio de 45 cantos.
Así escogen a los ganadores en cada concurso
Tienen una alimentación básica, con alpiste. Hay otros granos, como el mijo rojo, el mijo blanco, el negrillo
En este tipo de concursos, se inscriben hasta 250 pájaros y el ganador es el que tenga el canto más rápido, según destaca el organizador.
Germán Sandoval agrega que este sector también ha permitido aportar a la economía regional en el ámbito de las artesanías, la fabricación de comederos y bebederos especiales, ganchos para las jaulas y alambres de acero inoxidable, aluminio, galvanizado y fibra.
“Tienen una alimentación básica, con alpiste. Hay otros granos, como el mijo rojo, el mijo blanco, el negrillo, que son semillas importadas”, apunta el canaricultor.
Sandoval hace referencia a los concursos de estas aves, pero otros canaricultores también se suman a esta tenencia para enriquecer su hobby y sacarlos a pasear.
Sin embargo, otro es punto de vista que tienen los defensores de animales en Barranquilla. Uno de ellos es Dager Gómez, representante de la Fundación Colitas Callejeras, quien considera que no se trata de una cultura, sino de una tradición mal dada y normalizada por los abuelos.
“Esto no está generando una enseñanza que promueva un bienestar. Está generando un maltrato en aves que fueron criadas para mascotas, fueron encarceladas, simplemente por un capricho humano”, manifiesta Gómez.
Las afectaciones a las aves y los operativos de la autoridad
El animal vive en un estado de estrés. Dicen ‘es que está cantando porque está feliz’. No, está estresado
Explica que una de las principales afectaciones es cuando estos animales son sacados de su hábitat. De ocho pájaros, pueden sobrevivir cuatro por el estrés que se somete al animal, mientras que los que sobreviven se adaptan al encierro.
“El animal vive en un estado de estrés. Dicen ‘es que está cantando porque está feliz’. No, está estresado, quiere salir y quiere estar libre. Cuando cantan, lo asocian con su naturaleza, pero no. Expertos han reafirmado que cantan por el simple estrés que se les genera”, cerró Gómez.
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Al decomiso de 50 canarios en lo que va del año, Barranquilla Verde señala que, en el momento de estos operativos, las personas que comercializan estas especies las abandonan al ver la presencia de la Policía, por lo que no se registran capturas.
“Una vez han sido valorados por el equipo veterinario, se toma la decisión de liberarlos en espacios ya determinados con anterioridad, donde pueden desarrollarse libremente, sin tener ningún tipo de problema”, dice el subdirector de Gestión Ambiental del EPA.
El funcionario asegura que continúan los operativos para contrarrestar el tráfico ilegal de estos animales y recomienda a la comunidad no hacer compra de las especies y denunciar ante la entidad.
A la par de los operativos, también continúan las ‘convenciones’ de los criadores de canarios o canaricultores en cada amanecer, hasta que el sol burla la sombra de los árboles en la ciudad.
Deivis López Ortega
Corresponsal de EL TIEMPO Barranquilla
En Twitter: @DeJhoLopez
Escríbeme a deilop@eltiempo.com
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