Bogotá: denuncian locales que ponen trampas para pinchar carros. – Bogotá


Ya son varias las denuncias que han llegado a este diario por parte de ciudadanos enfurecidos que van circulando en sus vehículos por varios sectores de Bogotá y, de un momento a otro, sienten que alguna de sus llantas se pinchó.

Luego, como por parte de magia, aparece un mecánico salvador de un local cercano a ofrecer sus servicios de ‘despinchado’ situación que cada vez es más sospechosa porque se ven sobre las vías puntillas y tubos metálicos dispuestos de forma estratégica para dañar los vehículos.

La última denuncia la hizo Jorge Tovar en su cuenta de Twitter. “Iba por la avenida Boyacá con 77. De repente, me pinché. La rueda se desinfló instantáneamente. Quedé parado frente al local de la foto. Muy amables se ofrecieron cambiarme la rueda. No los dejé. Me habían pinchado. Alcaldesa Claudia López, ayudaría al menos pedirles papeles del local”, dijo a través de sus redes sociales. 

Lea también: Capturan a vendedora de flores por torturar y matar a su bebé en Bogotá.

Pero este no es el único caso se que conoce. El ciudadano Camilo Beltrán contó que le pasó lo mismo hace un mes en la avenida Boyacá con calle 57, sentido Sur- Norte. “Afortunadamente íbamos una caravana de dos carros”. Otros dicen que en la vía a la Calera por el Codito también han encontrado objetos extraños sobre la vía que termina por pinchar los carros a propósito.

Esta es una vieja práctica que ha sido imposible de controlar. “Mi padre fue un afectado por estos delincuentes. Le pincharon una llanta y cuando llegaron al taller, le dijeron que la otra llanta estaba bajita y resulta que también se la habían trozado y la bajaron sin que mi hermano se diera cuenta. Le cobraron por cada parche 30.000 pesos y en total fueron 220.000 pesos. Ya es hora de que les hagan seguimiento a estos delincuentes”, denunció otra ciudadana. 

Casos hay muchos y datan de tiempo atrás. “Hace unos meses fui víctima de la pinchada en la calle 80 a la altura de la carrera 53. Colocan en la calle un pequeño tubo metálico con la punta cortada en diagonal, del diámetro de un pitillo y unos 4 centímetros diámetro. Cuando esté entra en la llanta la desinfla inmediatamente, el aire sale por el hueco del tubo”. 

Agregó que enseguida llegaron cuatro jóvenes ofreciendo despichar. ”Estaban sentados en el sardinel de la mitad de la calle 80 esperando a su próxima víctima. Una vez el vehículo queda con la llanta totalmente pinchada no hay otra opción que parar y ahí le caen al conductor. En mi caso eran ciudadanos venezolanos, los reconocí por su forma de hablar. Conozco de personas que también han sido víctimas en la autopista Norte a la altura del almacén Exito”.

Ojo en la autopista Norte 

Luis José Mauricio Betancourt también vivió la misma pesadilla, pero en la Autopista Norte. En el 2021 se desplazaba en su camioneta marca Toyota Modelo Fortuner 2019 por la autopista Norte en sentido Sur – norte, a la altura de San Andresito del Norte.

En ese momento se le acercó por el costado izquierdo una persona en una moto y le hizo señas para que se parqueara, en razón a que estaba pinchado. “Bajé el vidrio de la ventana derecha y la persona me sugirió que 200 metros, adelante del Cementerio Jardines de Paz, había un montallantas, pero como conozco el sector creí que querían robarme la camioneta. Decidí ingresar al Cementerio Jardines de Paz para solicitar asistencia al seguro”.

Estando en esa actividad, le preguntó a una persona que recargaba extintores para un montallantas y le dijo que él tenía el número del celular de un negocio que estaba al lado del Cementerio Jardines del Recuerdo. “Le pedí el favor que llamara a la persona, este vino, fui con él hasta su negocio el cual está ubicado dentro de un contenedor, saliendo del cementerio a mano derecha; me mostró la llanta y me dijo: A esto se le llama “Pito”, lo que tenían pensado con usted era robarle la camioneta. Me despinché y seguí mi camino”.

Pero el 10 de septiembre 2021 hacia las 11 de la mañana se desplazaba desde el centro comercial Bima hacia su residencia por la autopista Norte, sentido Norte – Sur y frente al centro comercial Santafé, se le acercó un motociclista y le dijo que tenía la llanta trasera del lado derecho pinchada. “Me cargué al carril derecho para parquear y antes de Home Center, vi que había un montallantas, ingresé y solicité el servicio de despinche. La persona que me atendió bajó la llanta trasera derecha y observé que nuevamente tenía un pito. Al desmontar la llanta, me sugirió que como el neumático  estaba prácticamente nuevo, le colocara un parche por cuyo valor era de 65.000 pesos donde estaba el pito y que de esa manera, me podía durar un muy buen tiempo. Ante esta recomendación accedí a que colocara el parche recomendado”.

Después de colocar el parche le dijo que iba a revisar que no tuviera más daños y observó cómo le hacía presión a la llanta, marcaba con una tiza amarilla y le indicaba: “Acá tiene otra rajadura, tocó colocar otro parche. Esto lo hizo en varias oportunidades. Después de montar la llanta, me sugirió calibrar las cuatro llantas y me dijo: la llanta delantera derecha tiene apenas 12 libras de presión, de seguro también está pinchada, ante lo cual le pedí el favor de que la revisara”.

Cuando terminó el trabajo y montó las llantas, le preguntó qué cuánto le debía y le dijo: 715.000 pesos y además le aseguró que le había salido barato pues cada llanta  cuesta más de un millón de pesos. “Tuve que ir hasta el cajero de Bancolombia del almacén Éxito para retirar el dinero, pues no contaba con efectivo en ese momento. Me sentí estafado y pensé que hubiera sido más barato haber comprado una llanta nueva y utilizado la llanta de repuesto que también estaba nueva”.

Para el 23 de noviembre hacia las 5 de la tarde Luis José se desplazaba nuevamente por la autopista Norte, sentido Norte – Sur y a la altura del centro comercial Santafé, su hijo sintió que tenía la llanta trasera derecha pinchada. Estaba a escasas dos cuadras del montallantas donde me habían hecho el supuesto arreglo el día 10 de septiembre.

En lugar de llegar al negocio se parqueó frente a un conjunto cerrado ubicado en la calle 187. “Más me demoré en parquear, cuando llegó un personaje en una moto y me dijo:  a una cuadra hay un montallantas, váyase despacio y le arreglan su llanta. Le di las gracias y seguí en mi actividad. No había pasado un minuto y llegó un segundo señor a pie y me dijo: acá a una cuadra hay un montallantas, tengo el teléfono, si desea llamo y ya vienen a despincharlo. Incluso pueden traer un compresor por si necesita”.

No había pasado un minuto más y pasó un tercer señor y le dijo: “¡Quiere que llame al montallantas? Ellos tienen servicio a domicilio y están a una cuadra”.

Luis José fue a un Bridgestone para cambiar sus llantas en donde le dijeron: “Usted fue una víctima más de los rompe llantas. Esos neumáticos están  prácticamente nuevos y si no fuera por los cortes que les hicieron en el interior, perfectamente tendrían como mínimo una vida útil para recorrer 20.000 kilómetros más”.

REDACCIÓN BOGOTÁ
Díganos en qué sectores de Bogotá usted ha identificado esta problemática a carmal@eltiempo.com



Fuente