La mitad de los hogares en la ciudad viven en arriendo, una modalidad que viene creciendo cada vez más, sobre todo en los contratos de alquiler de apartamentos. Esta realidad debe tenerse en cuenta ante la actual coyuntura económica que vive el país, donde el incremento del valor de los arriendos para el próximo año rondará el 13 %.
Ello, sumado al impacto que tiene el reajuste de los precios en los servicios públicos y las cuotas de administración de la copropiedad. Y es que la capacidad adquisitiva de los hogares bogotanos es cada vez menor por causa de la inflación y las altas tasas de interés, que siguen creciendo y encareciendo los créditos, un hecho que viene afectando a quienes tienen un préstamo hipotecario en UVR o a quienes vienen ahorrando y tienen contemplado comprar en los próximos meses, pues los desembolsos serán cada vez más costosos para la adquisición de vivienda nueva y usada.
En los últimos años, el mercado de la vivienda ha sido importante para dinamizar la economía de la ciudad, pero también para transformar muchos barrios y municipios de la sabana. Allí donde antes predominaban casas, hay más edificios y apartamentos de menos metros cuadrados que hace una década, con pocas personas y más carros.
Por un lado, el tamaño de la vivienda responde a los procesos de transición demográfica en donde los hogares tienen a ser cada vez más pequeños. En el 2011 se registraban, en promedio, 3,4 personas por hogar, hoy, 2,7 personas. En localidades como Teusaquillo y Chapinero predominan los hogares pequeños o unipersonales, mientras que en Ciudad Bolívar, Bosa o Usme el promedio está por encima de tres.
Hoy, el 88 % de los predios de la ciudad son de uso residencial. Se estima que 6 de cada 10 bogotanos viven en apartamento, en particular en el borde nororiental. Caso contrario se observa en Usme o San Cristóbal, donde predomina la vivienda tipo casa. En relación con la distribución por estrato, el 39 % los hogares en Bogotá se concentran en estrato 2, mientras un 34 % en el estrato 3. Por su parte, el estrato 4 representa el 12 % y el estrato 5 y 6 cerca del 6 % (3 % cada uno).
Según Catastro Distrital, Bogotá cuenta con 2.742.387 predios, 21 % más de lo contabilizado en 2012. Tan solo en el último año se incorporaron 4.345.506 m2 al inventario catastral de la ciudad. Las localidades con mayor participación en el aumento de área construida fueron Ciudad Bolívar (15,3 %), Suba (14,5 %), Kennedy (10,3 %), Bosa (7,8 %) y Engativá (7,1 %). En esas localidades, la oferta de vivienda tipo apartamento viene creciendo bastante, pero no así la infraestructura vial y la capacidad de la red de servicios públicos domiciliarios.
La densificación de dichas áreas y el aumento del parque automotor en zonas con problemas de acceso están generando mayor congestión vial, a tal punto que uno de los problemas más comunes en esas copropiedades es la disponibilidad de cupos de parqueadero para carros y motos de los residentes que, sin vergüenza alguna, terminan tomándose los andenes, parques y el espacio público alrededor.
Pero los problemas de propiedad horizontal no se reducen al uso de parqueaderos: también vienen creciendo las quejas por exceso de ruido, por el uso indebido de las zonas comunes o por el comportamiento inadecuado de los propietarios de mascotas. Prácticamente, 4 de cada 10 hogares tiene al menos una mascota, siendo el perro la preferida.
Las mascotas exigen cuidado y espacio, más hoy, cuando la mayoría de los hogares viven en apartamentos cada vez más pequeños, lo cual está generando tensiones, por problemas de convivencia al interior de los conjuntos residenciales debido al ruido, la suciedad y los malos olores en las áreas comunes. Lo cierto es que la tenencia de vivienda ha venido cambiando en la ciudad, al igual que los patrones de gasto y consumo de los hogares bogotanos, donde el alquiler de apartamentos está adquiriendo más relevancia al igual que los problemas de convivencia en las copropiedades horizontales, una realidad que exige actualizar la legislación sobre el tema y capacitar mejor a los administradores residenciales, de lo contrario, estos seguirán adquiriendo más poder sin mayor tipo de control.
OMAR ORÓSTEGUI
Director de Futuros Urbanos
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