En Inzá, Cauca, se inauguró la primera Biofábrica comunitaria desde la que un grupo de más de 300 caficultores, producen fertilizantes orgánicos. Esto con el fin de cuidar la salud del suelo y el medio ambiente.
Stumptown Coffee y Deeper Roots Coffee son las compañías tostadoras de Estados Unidos que financiaron la iniciativa que beneficia a un grupo de familias que viven de esta práctica.
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Según Robinson Pillimue Oidor, campesino en la biofábrica, son más quienes quieren producir “de la manera más limpia y que, en un futuro no muy lejano, muchos conozcan de este tema y vayan disminuyendo costos”.
“Este proyecto se trata de la salud y de la vida”, agrega.
Los productores de productores de Pergamino Café, empresa que ya había capacitado a sus colaboradores, buscan con este proyecto mejorar su economía y al mismo tiempo ofrecer un producto de buena calidad a las comunidades en general.
“Cuando llevamos la iniciativa al Cauca, nos dimos cuenta de que ya había en esta región unas prácticas tradicionales muy arraigadas de caficultura orgánica. Se trata, entonces, de fusionar el conocimiento local con el nuestro. Así creamos algo más poderoso”, manifiesta Pedro Echavarría, gerente de Pergamino Café.
En Inzá, en el departamento del Cauca se encuentra el corazón del proyecto de productores aliados de Pergamino.
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Desde hace unos ocho años, trabajan con familias caficultoras comprometidas con la calidad del café.
“Uno siempre se pregunta cómo ayudar al pequeño productor, al medio ambiente, y encontramos cómo impactar en los dos”, agrega Echavarría.
“Lo bonito de estas prácticas es el bienestar que se genera”, afirma Juan Pablo Henao Saavedra, extensionista de café orgánico de Pergamino, quien trabajó de la mano de la comunidad de Inzá para instalar la Biofábrica.
Leonardo Henao Triana, director de café de Pergamino y también impulsor la Biofábrica, explica que, aunque en la región ya desde hace varios años se venía incursionando en cultivos orgánicos, las técnicas para producir o complementar orgánicamente los cultivos tienen un costo alto para un pequeño productor.
“Quien tiene en promedio una hectárea o menos no cuenta con la capacidad económica para hacer su propia biofábrica. Por eso, la idea era poderles dar acceso a este tipo de alternativas que hoy son muy pertinentes ante la situación con los fertilizantes, por precios y disponibilidad de estos”.
Así mismo, el hecho de disminuir la dependencia de los productores de los insumos químicos llevaría a una caficultura mixta más sostenible desde la parte ambiental.
Con la llegada de esta fábrica se espera sea de ayuda no sólo para los caficultores, sino también para nutrir cultivos de naranja, de limón, de aguacate, de banano, entre otros.
Pergamino y sus aliados invirtieron 75 millones de pesos en el montaje de la Biofábrica, la producción inicial y los cursos para la comunidad.
MICHEL FRANCOIS ROMOLEROUX HALABY
POPAYÁN
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