Claudia Lopez: habla del metro, Petro y seguridad en Bogotá – Bogotá

En entrevista con EL TIEMPO, la alcaldesa Claudia López dice estar feliz porque con Duque Bogotá logró la mayor inversión en infraestructura y movilidad, y espera que con Petro le vaya mejor. También habló de seguridad, de justicia restaurativa, bandas criminales y contratistas.

(Le puede interesar: Alcaldesa López entregó la orden Gran Cruz Extraordinaria al presidente Duque).

Claudia López

Claudia López, alcaldesa de Bogotá.

Foto:

César Melgarejo. EL TIEMPO

Después de las tensiones que tuvo con el presidente Iván Duque, ¿cómo ve el apoyo que le dio a Bogotá?

Bogotá está cumpliendo 484 años y está recibiendo la mayor inversión en infraestructura y movilidad sostenible de su historia, se la está dejando como legado un presidente bogotano, muy joven. Desde el primer día que nos vimos, después de que fui elegida alcaldesa, me dijo: ‘Quiero que les vaya bien a usted y a Bogotá’. Y yo le dije: ‘Presidente, tenga la certeza de que a mí lo único que me interesa es ser buena alcaldesa’.

Al principio tuvimos muchos roces, porque teníamos visiones distintas sobre cómo manejar la pandemia. A pesar de las controversias, siempre mantuvimos una relación franca y respetuosa.

Luego vino la tragedia de septiembre de 2020 (las muertes de jóvenes durante dos días de protestas), que nos puso en posiciones muy distintas; y en 2021 el desafío ya no era salvar a la gente de la pandemia sino de las consecuencias, y vino el acuerdo fundamental que nos permite llegar hasta hoy, que es uno de los días más felices de mi vida. Acordamos reactivar la economía, salvar las empresas, generar empleo, volver a crecer.

Le dije: ‘Dividámonos las tareas y hagamos cosas concretas’. Tuvimos tres metas claras y las sacamos adelante. En ingreso mínimo, empezamos con 53.000 millones de pesos de la ‘donatón’ y con 75.000 familias, y vamos en 904.000. Salvamos a 35.000 microempresas y hoy logramos la mayor inversión que haya hecho gobierno alguno en Bogotá: 39 billones de la Nación y 12 billones de Bogotá.

Una de las tensiones del primer año fueron los peajes nacionales en las entradas y salidas; llevamos décadas pagando peaje para salir por la 13, la Autonorte, la 7.ª, por Chusacá y nunca nos han devuelto un centavo. Hoy tenemos casi 25 billones de pesos para la línea del metro, nos están devolviendo 4,8 billones, equivalentes al 33 % del recaudo de peaje de la autopista Norte y la 7.ª, para que hagamos la ampliación de la autopista a 10 carriles, y de la 7.ª a 4 carriles. Nos están devolviendo 1,5 billones, equivalentes al 25 % del recaudo del peaje de Chusacá, para que hagamos la ALO Sur, una nueva autopista Sur de 4 carriles por sentido, desde Chusacá hasta la calle 13. Y nos devolvieron el 20 % de la contraprestación aeroportuaria y con eso estamos haciendo la calle 13. No solo son obras, es un acto de justicia. Es un doble logro y por eso se lo reconozco al Presidente.

(Siga leyendo: Metro: convenio asegura el mayor presupuesto en la historia de Bogotá).

¿La Nación va a pagar las obras?

¿Cuánta plata está poniendo Bogotá para la autopista Norte? Nada. ¿Qué está poniendo? Sus peajes, que ya los pagamos y los vamos a seguir pagando.

¿Las entradas y salidas no le van a costar a la ciudad?

Sí, le cuestan porque los peajes los pagamos los bogotanos, pero las obras no van a salir de los impuestos que ya pagamos, van a salir de los peajes que pagamos los bogotanos.

¿De dónde va a salir la financiación para la segunda línea del metro? ¿Eso puede ser un cheque sin fondos?

Esa lección ya la aprendimos con el conejo que le hicieron al exalcalde Petro. Le entregaron un cheque simbólico, sin fondos y sin vigencias futuras. Hoy es un cheque con fondos, con vigencias futuras del Distrito y la Nación. La semana entrante, la Empresa Metro irá al Concejo para que le autoricen un cupo de endeudamiento por el monto que va a poner Bogotá, es decir, se va con esas vigencias futuras a la banca multilateral, consigue la plata y abre la licitación.

La primera línea no es un proyecto, no es una idea, es un contrato financiado y en ejecución.

¿Cuánto aportará Bogotá?

Va a poner $ 10,8 billones. De eso va a poner 2,8 en deuda, otra parte de vigencias futuras de impuestos al 2050 y otra parte vía comprometer durante 10 años parte de las ganancias del Grupo Energía Bogotá. Esas son las tres fuentes y es lo que nos aprobó el Concejo. La Nación va a pagar su 70 % con una parte de deuda y otra de vigencias futuras al 2050.

¿La tiene feliz la segunda línea del metro?

Me hace muy feliz porque esta fue la propuesta más audaz de mi campaña. Es cumplir un compromiso que sabía era osado, y puedo dormir tranquila y decir que le cumplí a mi ciudad. Crecí en Engativá, en la escuelita de La Granja, y sé lo que es ser una niña de 11 años que tiene que ir a estudiar al centro y se demora hora y media en una flota.

¿No hay riesgo con la primera línea?

La primera línea no es un proyecto, no es una idea, es un contrato financiado y en ejecución. Lleva casi el 20 % de ejecución. Todas estas grandes obras de infraestructura el que las inicia nunca las inaugura, porque demoran dos o tres gobiernos. Tenemos que aprender a construir sobre lo construido. Y la segunda línea se va a hacer. Como ya tengo el cheque cierto y con fondos, puedo abrir los procesos de licitación, queda contratada el año entrante. En 2028 nos vamos a montar en la primera línea del metro, no tengan duda de eso. Y en 2032 nos vamos a montar en la segunda línea, son muchos sueños hechos realidad en un mismo acto.

Vagón del Metro de Bogotá

Vagón del Metro de Bogotá.

¿Todas las obras van a quedar blindadas?

Es difícil predecirlo, pero en términos generales el 99 % de las obras de Bogotá no tienen problemas. Hay un 1 % que sí, porque surgen cosas que no sabíamos, pero no corrupción.

Vamos a otro tema: ¿dónde está la clave para lograr una reducción de la inseguridad, sobre todo el homicidio?

Hace un año estábamos, como dicen los pelados, en la mala, todas las desgracias al tiempo. Primero, la pandemia; luego, la quiebra, el desempleo, la pobreza, el estallido social, el paro y la campaña presidencial. Tengo un amor infinito por todo mi equipo, pero hay dos valientes en esta alcaldía: el general (Eliécer) Camacho y Aníbal Fernández de Soto, nuestro secretario de Seguridad. Los dos entraron a mediados del 2021, cuando Bogotá estaba en la peor situación de inseguridad, violencia, polarización, de tensión. Aníbal Fernández de Soto me dijo: ‘Tratemos de entender qué es lo que está causando este problema, y si entendemos las causas, tratamos de poner las soluciones efectivas’.

Nuestra conclusión es que estaban pasando cinco cosas: primero, un problema de hambre. La pobreza extrema se acababa de triplicar, más de 75.000 personas pasando hambre. Segundo, el problema de desempleo brutal por la pandemia, 25 %. Tercero, muy poquita policía y una policía a la que hay que reentrenar. Le dijimos al Presidente: ‘Ayúdenos con más pie de fuerza’. Y nos dio 1.500 policías nuevos, es el Presidente que más pie de fuerza le ha dado a Bogotá. Cuarto, la inseguridad en los barrios. La mejor seguridad es una comunidad organizada, que se conoce, que dialoga entre ella, participa en su JAC, que se une en un frente de seguridad. Entonces, dijimos: ‘Tratemos de reactivar todos esos frentes de seguridad y participación y cultura ciudadana alrededor de la seguridad’. Sexto, hay un problema de reestructuración de bandas criminales, de reconfiguración criminal, y por eso se están subiendo los sicariatos y demás. Eso requiere un nivel de inteligencia y de estrategia de muy alto nivel.

(Lea también: ¿Qué ha hecho Bogotá para mantener a raya el delito de homicidio?).

la Alcaldesa Mayor Claudia Lopez

la Alcaldesa Mayor Claudia Lopez en misa en homenaje a los uniformados asesinados en los últimos días en el país. Bogotá 2 de agosto del 2022.

Foto:

Mauricio Moreno / EL TIEMPO

¿Cuántos homicidios obedecen a bandas?

La mitad, la mitad son sicariales y ajustes de cuentas entre criminales, por rentas criminales, sobre todo narcotráfico. Y la otra mitad son por intolerancia. El diagnóstico lo hicimos entre todos, y nos repartimos las tareas. El desempleo bajó a la mitad, pasamos de 25 % a 11 %, Bogotá perdió 1’900.000 empleos en la pandemia y ya tenemos 3’820.000 personas trabajando, estamos a 124.000 detener el indicador de 2019. La pobreza bajó a la mitad, reactivamos más de 600 frentes de seguridad, pusimos más cámaras, las conectamos con la Policía, desarticulamos 600 bandas y hay en la cárcel 2.000 criminales que venden narcotráfico y extorsionan. Es un resultado extraordinario, sobre todo de la Fiscalía.

¿Cuál es el lunar? El raponero, el atracador de TransMilenio. No hemos logrado que los jueces entiendan que raponear y atracar no es un deporte, es un delito. Es un círculo vicioso que la Policía captura a 5.800 personas en flagrancia, las llevamos y queda libre el 88 %.

¿Le han explicado por qué?

Hay muchas razones. A veces es por procedimiento, y eso se puede mejorar, y hay un tema de interpretación de la ley. Como les digo a los jueces, menor cuantía es menos de 4 millones de pesos, y ahí está el 99,9 por ciento de los colombianos. No me pueden decir que robarle a alguien los 100.000 pesitos que lleva en la billetera o el celular no merece ninguna sanción.

Hay casos de jueces que dicen que si mandan a un pisco a La Picota, allá terminan profesionalizándolo en el crimen. Tienen la razón. Para el hurto sin violencia, donde reclutan sobre todo jóvenes en situaciones difíciles, sí se necesita una justicia eficaz, pero restaurativa. Propusimos, y desafortunadamente no logramos que saliera adelante en el Congreso, crear una justicia restaurativa para las contravenciones o los delitos sin violencia.

Que creemos unos centros especializados, como Campo Verde, donde hacemos detención de unos 6 meses, pero ese tiempo lo aprovechamos para saber por qué está en este mal camino. Y si tiene consumo de sustancias psicoactivas, se mete a un tratamiento; si no tiene bachillerato, venga y lo termina. Todos merecemos una segunda oportunidad, en eso creo totalmente, pero con sanción, no con alcahuetería.

¿Prefiere una justicia restaurativa para los de la primera línea que una ley de perdón y olvido?

Mucha gente nueva en el Congreso cree que tiene que haber una justicia más restaurativa, más eficaz, con segundas oportunidades, que no profesionalice a la gente en el delito, sino que la saque de ese camino.

No tengo ni asperezas ni roces. Denuncié una masacre contra jóvenes que se cometió en septiembre de 2020.

¿Cuál es su posición sobre la propuesta de diálogo con bandas criminales?

Cada quien en su oficio. No soy senadora, no soy opinadora, soy alcaldesa y estoy haciendo lo que me toca. Pero puedo dar una opinión más global. Ese es uno de los grandes desafíos del presidente Petro. No puede ser que la marihuana que se cultiva en el Cauca sea criminal, pero la de California sea legal. Allá no se matan y aquí sí. Trece estados han legalizado la marihuana, no solo medicinal, sino recreativa, y aquí permitimos que, como es ilegal, unas bandas criminales monopolicen esas rentas al punto de matar. Es un problema transnacional, y Bogotá y Colombia no pueden seguir en esto.

¿Ya se limaron las asperezas con la Policía?

No tengo ni asperezas ni roces. Denuncié una masacre contra jóvenes que se cometió en septiembre de 2020. He enfrentado pandemia, desempleo, estallidos, quiebras, muertes, virus, pero no me pongan (se le quiebra la voz) a tener que abrazar a un papá al que le mataron a su hijo. Eso me supera. También he tenido que ir al Hospital Militar a visitar policías que casi me los queman vivos dentro de un CAI en Usme, casi me matan a piedra en Kennedy a un patrullero. Esta semana ofrecimos una misa por tres de los 36 miembros de la Policía que han asesinado esos clanes tratando de intimidar a la Policía y al Estado. Eran bogotanos.

No me importa si tiene uniforme o no, si tiene capucha o no, eran seres humanos, eran jóvenes (se le quiebra la voz) eran hijos de una familia humilde, a mí eso me destroza. Pero también soy enfática. Aquí se respetan los derechos humanos de todo el mundo. Nunca ha sido un problema ideológico, nunca he tenido diferencias con la Policía.

(Le puede interesar: Acuerdos entre CAR y contratista: una salida a lío con Ptar Salitre).

Ptar Salitre

El contrato de la Ptar Salitre fue adjudicado en 2016 y tenía un plazo de 5 años, pero hoy aún no ha terminado y la megaobra presenta fallas.

Foto:

Marco Cárdenas / Unidad de Video de EL TIEMPO

La vimos fijando una posición firme frente a los contratistas de las basuras y de la Ptar Salitre…

Aquí voy a estar como una tigra defendiendo a los bogotanos. Son gente camelladora, trabajadora, de una cultura tributaria, pilísimos, adorados, supergenerosos, como para que alguien a quien le contratamos un servicio venga a tumbarnos, pero sobre mi cuerpo muerto.

Si contra algo he batallado es contra la corrupción. He encontrado tres líos. Uno de flagrante y abierta corrupción, que es el operador del relleno Doña Juana. Nos está tumbando de frente, le hemos pagado 163.000 millones de pesos por el tratamiento de lixiviados y lo incumple sistemáticamente, y tras cotudo, con paperas: nos demanda. Y un tribunal de arbitramento bastante irresponsable nos impide sancionarlo. Voy a ir hasta las últimas consecuencias, tengo a mi haber 68 corruptos en la cárcel, no me tembló la mano como ciudadana, no me tembló la mano como senadora, mucho menos como alcaldesa. Caso dos. No es igual, pero podría ser: la Ptar Salitre.

Sobre eso hubo luz verde…

Hasta que entendieron que era en serio. Los bogotanos le tenemos que girar a la CAR mes a mes el 10 % del impuesto predial para financiar los temas ambientales. Con esa plata, 1,3 billones de pesos, se contrató en 2016 la Ptar para limpiar el 30 % de las aguas negras antes de que lleguen al río Bogotá, nos la tienen que entregar en 2022. Ya la pagamos y me la entregan perfecta. No me pueden vender un Rolls-Royce y después entregarme un Renault 4.

Y lo mismo, un fallo judicial me ordenó hacer de cuenta que sí cumple y que reciba, y si cuesta más el tratamiento, entonces pague. Le van a terminar cobrando, vía tarifa, a los bogotanos lo que ya pagamos vía predial. Es la justicia al revés. La CAR tiene que hacerles cumplir a los contratistas y esos contratistas tienen que cumplirle a Bogotá.

El tercero es en basuras. Suben y suben las tarifas, y ni la comisión reguladora tranca y ni la Superintendencia vigila. Primero, han subido la tarifa y vemos basuras sin recoger oportunamente, y segundo, pagamos una parte por reciclaje y aprovechamiento, pero al tiempo nos cobran por mayor reciclaje y mayor disposición, eso es un tumbe; o llegó a Doña Juana o no llegó y se recicló, pero no pueden decir que la misma basura llegó a los dos sitios.

Estoy segura que a Bogotá y a Colombia les va ir muy bien. Me hace mucha ilusión el nuevo gobierno.

¿Puede explicar qué pasó en Integración Social?

Que tenemos tres veces más gente en pobreza extrema. Más adultos mayores que antes no atendíamos en un comedor comunitario y ahora sí, y tenemos tres veces más familias que antes no necesitaban nuestros jardines y ahora sí. Y otra parte fue que no se renovaron contratos a tiempo o un contratista dice yo prestaba ese servicio pero ya no lo voy a prestar, y entre que este finaliza el contrato y contratamos a otro van a pasar meses. Por eso pedimos más recursos y le agradezco al Concejo, que nos hizo el debate, pero nos ayudó a la solución.

No hubo negligencia y malos manejos

Malos manejos no, pero sí tiempos perdidos.

¿Cómo le va a ir a Bogotá con el presidente Petro?

Estoy segura que a Bogotá y a Colombia les va ir muy bien. Me hace mucha ilusión el nuevo gobierno. Si con el presidente Duque nos fue divinamente, nos acaba de dejar la inversión más alta en infraestructura y movilidad sostenible, obviamente con el presidente Petro nos va a ir mejor. Vamos a tener nuevas prioridades. La del presidente Duque fue la infraestructura y el empleo, porque necesitaba reactivar la economía. La del presidente Petro es más educación. Me ha dicho, ‘quiero que trabajemos en más educación para jóvenes, hagamos más sedes universitarias’. Estamos listos. Hablé con la vicepresidenta Francia Márquez y me dijo que su gran prioridad es que Colombia tenga paz, que a las comunidades humildes afro e indígenas en el Pacífico y en el Caribe no las sigan matando, tenemos que llegar a un acuerdo, a una justicia para que no sigan matando a los jóvenes. Cuente conmigo, vicepresidenta. Estoy haciendo en Sumapaz lo que Colombia debe hacer con todos los municipios Pdet, invirtiendo en vías y en conectividad.

El informe de Calidad de vida de Bogotá Como Vamos destaca cómo la reactivación permitió que el país se reactivara, pero seguimos siendo una ciudad desigual…

La medida de desigualdad siempre nos va a dar extrema, porque aquí está la extrema riqueza, aunque no la extrema pobreza. Generar empleo, salvar a los microempresarios, reducir la pobreza, dar renta básica, generar oportunidades de educación, hacer colegios, hospitales, jardines, metro, vías de entrada y salida es el camino que asegura que Bogotá tenga más oportunidades, menos pobreza, mayor movilidad social, más equidad, tal vez no más igualdad, pero sí más oportunidades, y no solo nos reactivemos.

ERNESTO CORTÉS FIERRO, EDITOR GENERAL DE EL TIEMPO, Y GUILLERMO REINOSO RODRÍGUEZ, EDITOR DE BOGOTÁ
@BogotaET

Más noticias


Fuente