El M-19, la guerrilla que nació después de que Misael Pastrana Borrero ganó las elecciones de 1970 argumentando que le habían robado la victoria a Gustavo Rojas Pinilla, le prometió al pueblo colombiano que le devolverían la libertad.
Y para ello necesitaban un símbolo, que terminó siendo la espada del libertador Simón Bolívar, que reposaba en la Quinta de Bolívar de Bogotá y fue robada la noche del 17 de enero de 1974. Para algunos, fue un acto de traición a la patria, para otros, fue un acto espectacular de la guerrilla que se caracterizó, en un principio, por dar golpes de opinión.
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Este símbolo, que estuvo en manos de la guerrilla durante 17 años y cuyo paradero fue una incógnita durante años -incluso en Venezuela se atreven a afirmar que ellos la tienen-, volvió a tomar relevancia luego de que el presidente electo, Gustavo Petro, confirmó en la noche de este jueves que será exhibido durante su posesión, el 7 de agosto.
Petro, siendo muy joven, hizo parte de este grupo guerrillero, y de ahí la importancia que tiene la espada para su vida. De hecho, cuando estuvo en la Casa de Nariño en una reunión con el presidente Iván Duque hace unas semanas, la espada fue uno de los iconos de la Casa de Nariño históricos que apreció. Está guardada en el Palacio Presidencial después de permanecer varios años en una bóveda del Banco de la República.
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El robo se dio en el Museo la Quinta de Bolívar, en el centro de Bogotá y, además de llevarse la espada, lo hicieron con las espuelas y los estribos de plata que utilizaba el libertador. Fueron cinco hombres los que protagonizaron el histórico robo, considerado como la carta de presentación de este grupo e, incluso, aumentó el número de sus militantes.
Fue así como el M-19 convirtió la espada en el símbolo de su movimiento y decían que, tal como una vez lo hizo Bolívar, le darían la libertad a los colombianos.
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La espada fue imposible de encontrar, las autoridades nunca pudieron dar con su paradero e incluso se habló de que los jefes guerrilleros se la habían regalado a Fidel Castro, el icono de la revolución cubana.
También se dijo que estuvo en la casa el poeta León de Greiff, también que estuvo en manos de Pablo Escobar -quien financió la toma del Palacio de Justicia por parte del M-19- y que su hijo jugaba con ella. Pero los exguerrilleros siempre negaron lo anterior.
Según los antiguos líderes de este grupo, la espada fue sacada del país por el entonces embajador de Cuba, quien la llevó a la isla, donde fue guardada en la espada de Panamá.
Fue hasta enero de 1991 cuando Antonio Navarro Wolff, Otty Patiño, Germán Rojas Niño y Libardo Parra, cuando ya la guerrilla se había desmovilizado, que la entregarían. Y cumplieron, lo hicieron el 31 de enero de ese año.
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Desde ese momento fue guardad en el Banco de la República, pero en 2020 fue llevada a la Casa de Nariño por orden del presidente Iván Duque.
Y los colombianos podrán volverla a ver este 7 de agosto, cuando Gustavo Petro se posesione como presidente. “No como un símbolo de guerra, sino, como dijo su propietario, que solo se debería envainar cuando haya justicia en Colombia”, aseveró el futuro presidente.
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