En 2020 la cantidad de material particulado en el aire se redujo un 26 por ciento con respecto a las cifras de 2018, es decir, pasó de 1.846 a 1.798 toneladas. Esta es una de las conclusiones del informe ‘Inventario de emisiones contaminantes atmosféricos 2020’ de la Secretaría de Ambiente, presentado este jueves y cuyo análisis incluyó por primera vez el carbono negro, el cual tiene un aporte significativo en el efecto invernadero.
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“La buena noticia: las emisiones en Bogotá se redujeron en un 26 %, que se debe principalmente al cambio de tecnologías en el sistema de transporte, también a los efectos de la pandemia y a ciertos cambios metodológicos”, señaló Carolina Urrutia, secretaría de Ambiente.
De acuerdo con la entidad, esta reducción es resultado de la renovación de la flota del transporte público de la ciudad, de la reducción de los vehículos del SITP Provisional, la modernización de las fuentes fijas (industrias) que en muchos casos dejaron de utilizar combustibles fósiles y al cambio de metodología para el cálculo de algunos de los sectores.
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Material particulado
Estamos invirtiendo más de 6.000 millones de pesos en trabajar con los transportadores para identificar esos instrumentos financieros, esos cambios que requieren para dejar atrás sus camiones viejos.
En este informe, que se realiza cada dos años desde 2008, se incluyen datos de las emisiones generadas por las diferentes fuentes contaminantes: desde vehículos particulares o el transporte público (llamadas móviles), hasta industriales o provenientes de la malla vial.
Justamente, en el informe se llegó a la conclusión de que la principal fuente emisión de material particulado de 2,5 micras (las de mayor afectación a la salud de las personas) es el material resuspendido, es decir, el que se genera, entre otros motivos, por suspensión del polvo de las vías no pavimentadas y pavimentadas o del desgaste de los frenos y llantas de los vehículos.
Según las estimaciones, 67 % del material particulado que llega al aire de Bogotá proviene de esta fuente, el 23 % de fuentes móviles (camiones, automóviles, motos, etc), el 6 % de fuentes móviles fuera de carretera (maquinaria de construcción), el 2 % de industrias, el 1 % de fuentes fijas comerciales y el 0,8 % de incendios forestales en la región.
Con respecto a las fuentes móviles en vías, el transporte de carga fue el que más generó PM 2,5 durante ese periodo con 1.155 toneladas, seguido por los camperos y camionetas (133,2), los automóviles (133,2), y el transporte especial (100,2).
“Junto con la Secretaría de Movilidad estamos invirtiendo más de 6.000 millones de pesos en trabajar con los transportadores de carga para identificar esos instrumentos financieros, esos cambios que requieren para dejar atrás sus camiones viejos, tener camiones nuevos y contaminar menos”, agregó Urrutia en la presentación del informe.
Además, del 100 % de las fuentes fijas industriales, el 56 % de las emisiones de PM 2.5 son generadas por las fuentes con combustibles a carbón (calderas y hornos), y el 40 % lo aportan aquellos procesos que utilizan el gas natural.
El inventario de emisiones de contaminantes también hizo un diagnóstico de las localidades en donde hay mayor cantidad de emisiones atmosféricas. Kennedy, Bosa, Ciudad Bolívar, Usme y Fontibón son las zonas donde hay mayor cantidad de emisiones provenientes de la industria, estas, en su mayoría, contienen PM 2.5, PM 10 y SO2 (dióxido de azufre).
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Carbono negro
Una de las novedades del informe fue la inclusión de datos de un contaminante denominado carbono negro, el cual hace parte del material particulado y suele estar presenta cuando hay procesos de combustión. Se estima que en la ciudad se emiten 683 toneladas de este material al año y que las fuentes móviles en carretera son las generadoras del 99 % de estas emisiones.
“Tiene un aporte significativo en el efecto invernadero, como lo hace el CO2 en la atmósfera; además, es una sustancia que afecta 3.200 veces más que el dióxido de carbono. (…) Este contaminante, además de contribuir en el calentamiento de la atmósfera, puede llegar a afectar la formación de nubes, alterar los patrones de circulación regional y el régimen de lluvias”, explicaron los expertos de la entidad.
REDACCIÓN BOGOTÁ
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