Una imagen captada por el Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés) en el desierto de Atacama, Chile, demuestra la majestuosidad de la naturaleza. En un cielo abarrotado por estrellas, se ven unos rayos conocidos como ‘duendes rojos’.
Según la entidad astronómica, “es un fenómeno muy esquivo”. De hecho, la primera vez que logró ser documentado en imágenes fue en 1989 por un grupo de investigadores de la Universidad de Minnesota. Todo a partir de ahí se ha basado en algunos mitos y una que otra foto que han registrado curiosos y expertos.
Tanto así que Davis Sentman, un profesor de física, le puso el nombre de ‘duendes’, “un término sucinto y caprichosamente evocador de su naturaleza fugaz”, explicó en su momento.
Sin embargo, desde 1886 ya algunos los habían reportado, solo que fueron ignorados por la comunidad científica, aseguró el investigador James J. Garriss en el portal ‘Almanac’.
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¿Por qué se originan los ‘duendes rojos’?
El Observatorio Europeo Austral los considera una forma de relámpagos que se origina muy arriba de las nubes de tormenta. La descarga eléctrica se produce a una altitud de entre 50 y 90 kilómetros sobre la Tierra.
“Ocurren mucho más alto en el cielo que los relámpagos normales, son más fríos que los relámpagos blancos que solemos ver y parecen mucho más débiles. Los ‘duendes rojos’ son muy difíciles de atrapar”, describió el ESO en su página web.
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Es decir: las tormentas eléctricas dan pie a estos extraños momentos en el firmamento. Generalmente, son de color rojo y están acompañados de destellos verdes que se denominan brillo aéreo.
“Durante el día, la luz del sol aleja los electrones del nitrógeno y el oxígeno de la atmósfera terrestre y, por la noche, estos electrones se recombinan con los átomos y las moléculas, haciéndolos brillar”, sostuvo la entidad.
¿Dónde se pueden ver los ‘duendes rojos’?
Como se mencionó antes, no es común ni sencillo apreciarlos. Los cielos oscuros, en los que no hay contaminación de otras luces como las de la ciudad, permiten verlos. Para ello, es necesario estar en un lugar remoto a mucha altura; es el caso del telescopio de 3,6 metros de ESO que se posa en medio del desierto de Atacama.
“Por su gran altitud y la falta de contaminación lumínica, el observatorio es perfecto para capturar estos fenómenos inusuales”, explicaron.
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No solo en Suramérica se pueden registrar. De acuerdo con el departamento de Ciencias Espaciales y Terrestres de la Universidad de Washington, también se han observado en Norteamérica, África y Australia. Incluso, astronautas desde el espacio en contadas ocasiones lo han observado sobre océanos y regiones templadas y tropicales.
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