Economía de Estados Unidos cae 0,1 por ciento en segundo trimestre – EEUU – Internacional

La economía de Estados Unidos se contrajo algo menos de lo inicialmente anunciado en el segundo trimestre, un 0,6 por ciento en tasa anualizada, pero sigue declinando, amenazando con llevar a la mayor economía del mundo a la recesión.

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La segunda estimación del Departamento de Comercio divulgada ayer es inferior en 0,3 puntos porcentuales a la primera estimación (-0,9 por ciento) anunciada a finales de julio. Ya en el primer trimestre, el PIB había caído 1,6 por ciento.

El nuevo cálculo se explica por las revisiones al alza del gasto de los consumidores, la inversión en inventarios privados y el gasto de los gobiernos estatales y locales, que se compensaron en parte con las revisiones a la baja de la inversión fija residencial, el gasto del gobierno federal y las exportaciones.

Las importaciones fueron revisadas a la baja, según señaló la Oficina de Estadísticas Laborales (BEA, por su sigla en inglés). Los datos, en cualquier caso, mantienen la estimación de un segundo descenso consecutivo del PIB, lo que tradicionalmente se considera una recesión técnica. Un análisis que no comparte el Gobierno estadounidense, que no cree que el país se encuentre en un escenario de recesión dada la robustez de su economía.

El dato del segundo trimestre de 2022, la segunda de las tres estimaciones que hace el Ejecutivo estadounidense, se produce después de que en el primer trimestre la economía se contrajo en 0,4 por ciento.

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Joe Biden

Joe Biden, presidente de Estados Unidos, no considera que exista recesión.

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EFE / EPA / JIM WATSON

La caída del PIB se produce en un momento de elevada inflación, que ha llevado a varias subidas consecutivas de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal, y en un contexto global marcado por los problemas que persisten en la cadena de suministro derivados de la pandemia y por los efectos económicos de la guerra de Ucrania.

La economía estadounidense, no obstante, sigue gozando de un bajo desempleo, con una tasa de solo el 3,5 por ciento en el pasado mes de julio. Los buenos datos del mercado laboral son una de las medidas por las que el gobierno de Joe Biden descarta que la economía se esté dirigiendo a una recesión.

No obstante, y pese al dinamismo en el aspecto laboral, otro indicador oficial de crecimiento económico soporta la opinión que Estados Unidos se aproxima a periodos más difíciles.

GDI vs. PIB

El GDI (ingreso interno bruto) aumentó a una tasa de 1,4 por ciento en el segundo trimestre después de avanzar 1,8 por ciento en los primeros tres meses del año. Este indicador mide la actividad calculando todos los ingresos generados por la producción de esos bienes y servicios, como la compensación y las ganancias de una empresa.

Y es que, en la teoría, el PIB y el GDI deberían ser aproximadamente iguales, pero en la práctica tienden a diferir, especialmente en las estimaciones preliminares.

En esta ocasión, sin embargo, la brecha es particularmente amplia, pues las cifras del PIB sugieren una abrupta desaceleración en el impulso económico en el primer semestre del año. Bajo la superficie hay más en juego, incluido el impacto de categorías volátiles como las importaciones y los inventarios, pero en general, el gasto de los consumidores se ha desacelerado, a pesar de que este aspecto fue mejor de lo estimado inicialmente entre los meses de abril y junio.

El GDI, por su parte, apunta a un enfriamiento más gradual. Muestra un panorama de una economía respaldada por un sólido mercado laboral y un resiliente gasto de los consumidores, el cual está comenzando a sentir el impacto de la peor inflación en una generación.

El árbitro oficial de las recesiones en Estados Unidos, el Comité de Datación del Ciclo Económico, que forma parte de la Oficina Nacional de Investigación Económica, usa, finalmente, el promedio de ambos indicadores, junto con una serie de otras variables económicas, al hacer su estimación y resolver si el país se encuentra o no en una recesión.

De esta manera, el promedio del PIB y GDI subió 0,4 por ciento en el segundo trimestre tras un aumento del 0,1 por ciento en el periodo de enero a marzo.

FED

Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, el banco central de Estados Ubnidos, al término de su reunión de este miércoles.

Ojos puestos en la Fed

Parte del motivo de la desaceleración del consumo se debe al alza en las tasas de interés impuestas por la Reserva Federal (Fed), la cual celebra desde ayer un tradicional encuentro con bancos centrales, instituciones y grandes empresas en Jackson Hole (Wyoming) para debatir, entre otros asuntos, el rumbo de las políticas monetarias en esta coyuntura.

El encuentro también llega en un momento en el que la Reserva Federal tiene que decidir si relaja sus política monetaria restrictiva o continúa con las subidas de tipos.
En su última reunión de finales de julio, el organismo decidió subir los tipos 0,75 puntos, el cuarto incremento seguido de tipos y el segundo consecutivo de 0,75 puntos.

El presidente del regulador, Jerome Powell, no descartó además otro aumento “inusualmente alto” en septiembre si la inflación continúa subiendo, aunque según muestran las actas del encuentro publicadas recientemente, algunos participantes reconocieron que podría ser adecuado frenar el frenético ritmo de subidas.

Los partidarios de la relajación consideraron que, ahora que se ha endurecido la política monetaria, “probablemente sería apropiado en algún punto bajar el ritmo de las subidas de tipos” mientras “se evalúan los efectos” de las que ya se han hecho “sobre la actividad económica y la inflación”.

Tras llegar en junio a su tasa más alta en cuatro décadas, la inflación se moderó en julio al colocarse en el 8,5 por ciento. La Fed ha sido mucho más agresiva que otros bancos centrales en su lucha contra la inflación. El Banco Central Europeo solo ha aprobado, de momento, una subida de los tipos de medio punto, hasta el 0,50 por ciento, la primera en 11 años.

REDACCIÓN INTERNACIONAL
*Con información de EFE, AFP y Bloomberg


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