El Plan de Desarrollo de Bogotá PDD 2024-2027: más de lo mismo

No hay sorpresas en el Plan de Desarrollo radicado por el alcalde Galán en el Concejo el pasado 30 de abril. Con la estrategia de ‘construir sobre lo construido’ busca consolidar la ciudad soñada por el exalcalde Peñalosa hace 24 años y continuada por la exalcaldesa López. El plan anuncia que no dará “ni un paso atrás frente a los proyectos que están en curso”. En resumen, es más de lo mismo. Y esto no es malo si se solucionan problemas apremiantes de la ciudad y es lo que espera la ciudadanía. Pero no es así.

El documento enfatiza, por ejemplo, que esta vez sí habrá participación ciudadana “real e incidente”. Dice que este será “un Gobierno diferente” en el que “la toma de decisiones se basará en evidencias y en información veraz”. Estos dos puntos podrían hacer diferencia con los planes anteriores.

Comienza el plan anunciando que es un “sueño compartido” porque se “presentaron más de 200.000 aportes”. Infortunadamente no está el anexo para saber cómo se tuvieron en cuenta los aportes y si incidieron en la versión final.

El documento se presenta elaborado con el “invaluable aporte de toda la ciudadanía” cuando en realidad, si los 200.000 aportes fueron reales, esto solamente indica que de cada 100 habitantes de Bogotá de más de 20 años hay 97 que no tuvieron nada que ver. Igual que los planes anteriores. 

Galan

Foto:Archivo particular

No se explica en el plan cómo el proyecto polémico de forzar un TransMilenio por la carrera 7 va a tener en cuenta la opinión de los 230 barrios afectados, y en el artículo 64 se abre el camino para construir en esta vía “un corredor de transporte público de alta capacidad”. Aquí se repite la historia del activo presidente latinoamericano que comenzaba sus reuniones de gabinete participativo diciendo: “Vengo a consultarles sobre una decisión que ya tomé”.

El plan tiene cinco objetivos y para cada uno se determinan estrategias y programas con metas e inversiones entre los años 2024 y 2027. De esta estructura sale la metodología para tomar decisiones “basadas en evidencia”.

El objetivo 1: ‘Bogotá avanza en seguridad’ tiene 6 programas. El programa 5 es: ‘Espacio público seguro e inclusivo’. El diagnóstico indica que hoy Bogotá tiene 4,79 metros cuadrados de espacio público efectivo por habitante, lo cual es una deficiencia grave porque deberían ser 15 metros cuadrados según Decreto Nacional 1504 de 1998. La operación matemática es sencilla: con la actual población de Bogotá el déficit es de 8 mil hectáreas. Se necesita más del doble de lo que tenemos hoy. 

Carlos Fernando Galán dijo que el Concejo de Bogotá va a citar a la alcaldesa y a funcionarios para que expongan qué medidas habían tomado para prevenir el abuso policial.

Carlos Fernando Galán dijo que el Concejo de Bogotá va a citar a la alcaldesa y a funcionarios para que expongan qué medidas habían tomado para prevenir el abuso policial.

Foto:Néstor Gómez. EL TIEMPO

Según el plan el espacio público efectivo y el acceso a equipamientos constituyen los dos mayores déficits de la ciudad, esenciales para mejorar la calidad de vida. Sin embargo, en la lista de inversiones del programa 5 solamente se prevé la construcción de 44,7 hectáreas nuevas de espacio público. Esto es menos del 1 por ciento del déficit. La meta (página 79) es aportar 38 centímetros cuadrados por habitante de los 10,21 metros cuadrados que se necesitan. ¿Qué pasó con la evidencia?

El PDD se ufana de ser “el primer Plan Distrital de Desarrollo que incorporará el contenido programático del POT adoptado en la anterior vigencia”. Pero no percibe que con ese POT no se cumplirán nunca las metas mínimas de espacio público porque su obsesión es demoler la ciudad existente para ‘hiperdensificarla’ y reconstruirla con una visión distorsionada del urbanismo internacional de los años 20 del siglo pasado. Además, es un POT como si no existiera racionamiento de agua.

En conclusión, es más de lo mismo, sin instancias de participación ciudadana incidente y sin que las propuestas urbanísticas que se le ocurren a los administradores de la ciudad pasen por algún filtro técnico que vaya más allá de los intereses de la especulación inmobiliaria.

MARIO NORIEGA 
​ESPECIAL PARA EL TIEMPO
​REDACCIÓN BOGOTÁ



Fuente