Estados Unidos: el epidemiólogo de presidencia que dice adiós – EEUU – Internacional

Para una importante mayoría de estadounidenses, Anthony Fauci es casi un héroe. A lo largo de más de cinco décadas de servicio público y cuatro como cabeza del Instituto Nacional para las Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID por su sigla en inglés), el doctor ha asesorado a siete presidentes desde Ronald Reagan y se convirtió en uno de los científicos y expertos en inmunología más reconocidos del mundo, en especial por ponerse al frente de la batalla contra la pandemia del coronavirus.

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Sin embargo, para un sector de la derecha estadounidense, Fauci es más un villano. Tanto, que son permanentes las amenazas de muerte que recibe y por lo que su residencia en Washington es custodiada 24 horas al día por agentes de la policía metropolitana.

Entre amores y odios, lo cierto es que su largo reinado está próximo a concluir. Esta semana, el doctor anunció que dejará su cargo en diciembre para, según dijo, dedicarse a un “nuevo capítulo” que incluye escribir libros, dar clases en universidades, viajar por el mundo y tratar de inspirar a las nuevas generaciones para que dediquen sus vidas, como él lo hizo, a trabajar para el Gobierno federal.

Una meta que aunque parece ambiciosa a sus 81 años, no lo es para quienes lo conocen. A pesar de su edad, Fauci trabaja jornadas de 16 horas que incluyen sábados y domingos, hace ejercicio a diario y hasta saca tiempo para varios de sus hobbies, que incluyen la horticultura.

“No me estoy jubilando. Después de 50 años de servicio quiero entrar a una nueva fase en mi carrera mientras aún tengo energía y pasión por ella. Quiero usar lo que aprendí en el NIAID para seguir avanzando en ciencia y salud pública y servir de mentor para la nueva generación de líderes científicos que enfrentarán en el futuro las nuevas enfermedades infecciosas”, dijo Fauci en su carta de despedida.

No me estoy jubilando. Después de 50 años de servicio quiero entrar a una nueva fase en mi carrera mientras aún tengo energía y pasión por ella

El presidente Joe Biden, que lo nombró su asesor médico minutos después de confirmarse su victoria en las elecciones de noviembre del 2020, le agradeció sus décadas de servicio destacando que gracias a su labor miles de personas aún con vida. “Incluso si no lo conocen personalmente, su trabajo ha marcado la vida de todos los estadounidenses y del mundo”, afirmó Biden.

Y no se trata de una exageración. Aunque su nombre adquirió un estatus global con el covid-19, desde el NIAID, Fauci lleva décadas enfrentando otras pandemias y serias amenazas inmunológicas que han sacudido al planeta.

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En la década de los 80, el epidemiólogo arrancó con la investigación sobre el VIH y el sida, también analizó los ataques con ántrax después del 11 de Septiembre de 2001 y de ahora en más el desarrollo de los peligrosos virus como el ébola, zika, SARS, MERS y del Nilo, al igual que múltiples formas de influenza y gripe aviar.

En el 2008, el mandatario republicano George W. Bush le otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad, la más alta distinción que se otorga en Estados Unidos a un civil por crear y dirigir el PEPFAR, un ambicioso programa de asistencia mundial que ayudó a salvar a miles del sida a través de nuevos medicamentos y campañas de prevención.

Joe Biden

Joe Biden, presidente de Estados Unidos, le agradeció a Fauci las décadas de servicio y destacando que gracias a su labor miles de personas aún siguen con vida.

Familia de inmigrantes

Fauci nació en Brooklyn, Nueva York, en 1940. Proveniente de una familia de inmigrantes italianos que llegó al país a finales del siglo XIX, su vida es sinónimo del famoso sueño americano.

Si bien sus abuelos pasaron trabajo al llegar al país –su abuela materna era costurera–, su padre, ya nacido en Estados Unidos, estudió Farmacéutica en la Universidad de Columbia y luego montó una droguería donde Fauci hizo sus primeros pinos en la industria como mensajero, repartiendo las medicinas.

El negocio terminó prosperando, lo cual le permitió a su familia ofrecerle una educación privada en el Regis High School, un colegio de jesuitas en Manhattan donde terminó siendo el capitán del equipo de baloncesto, pese a que medía 1.70 metros.

Anthony Fauci

El doctor Anthony Fauci es la mayor autoridad en enfermedades infecciosas en EE. UU.

Foto:

BBC Mundo / Reuters

De allí, ingresó a la Universidad de la Santa Cruz para estudiar artes con énfasis en medicina y luego a Cornell, donde obtuvo su título de doctor en medicina y se graduó con honores en 1966.

Aunque en algún momento consideró la medicina privada o expandir el negocio familiar, su verdadero llamado fue hacia la investigación y el servicio público como maneras de generar impacto entre la mayor cantidad de gente posible.

Por eso, tras sus dos años de residencia en un hospital de Nueva York, aceptó un trabajo como asesor clínico en el Laboratorio para la Investigación Clínica del NIAID, que a su vez hace parte del Instituto Nacional para la Salud (NIH, en inglés).

En 1984, tras ocupar varios cargos en esta institución, fue nombrado director del NIAID. En ese entonces, el instituto era una pequeña agencia federal con un presupuesto de apenas 300 millones de dólares.

Pero, bajo Fauci, eso comenzó a cambiar. En parte por coyunturas que aparecieron, como el VIH, pero también por su misma gestión el NIAID es hoy punta de lanza en la batalla contra enfermedades infecciosas a nivel mundial, con un presupuesto de USD$ 6.000 millones, 20 veces más grande que el que tenía cuando el doctor tomó las riendas.

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Críticas y elogios

Si bien el nombre de Fauci adquirió notoriedad global tras el surgimiento del covid-19, hace más de tres décadas ya sonaba, aunque entonces por cuenta de una polémica.

Un misterioso virus, el VIH, comenzó a matar a miles de personas, especialmente en la comunidad homosexual. Aunque el NIAID dedicaba algunos recursos a la investigación de sus causas, no era prioridad para la administración del presidente Reagan (1982-1990).

Anthony Fauci

Anthony Fauci dedicó su vida a la lucha contra el VIH.

Muy pronto, sin embargo, el problema se convirtió en toda una crisis. Activistas en todo el país, que exigían una respuesta más vigorosa del gobierno, armaban a diario violentas protestas frente a las oficinas de Fauci.

Pedían, además, que se permitiera a los contagiados participar en las pruebas clínicas que se hacían con medicinas y un asiento en las juntas donde se discutía el virus. Algo que la comunidad médica de la época rechazó.

Fauci, bajo intensa presión, terminó reconsiderando la postura, creando de paso un nuevo protocolo que incluyó a pacientes y familiares, lo que actualmente es el estándar.

A su pesar, y aunque los recursos del NIAID se ampliaron, especialmente bajo los gobiernos de Bill Clinton y luego de Bush, Estados Unidos no ha podido aún encontrar una vacuna contra el sida, una de sus grandes frustraciones.

No obstante, su labor permitió acelerar el desarrollado medicinas que permiten controlar el virus y han salvado millones de vidas.

Rivalidad con Trump

Tras la oleada del sida, el trabajo del Fauci volvió al anonimato hasta comienzos de 2020 cuando el covid se convirtió en un letal virus sin rival en más de 100 años, que arrodilló a la humanidad.

Donald Trump, entonces presidente, nombró a Fauci como cabeza del equipo de respuesta para enfrentar la pandemia. Relación que, sin embargo, se deterioró con rapidez.

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Durante las primeras semanas, el mandatario republicano se acomodó a los dictámenes del médico y los expertos. Pero muchos de ellos, como el cierre de negocios, el distanciamiento social y el uso de tapabocas, pronto se convirtieron en temas polémicos que terminaron politizados.

El republicano, que buscaba la reelección, comenzó a desatender las recomendaciones de Fauci, que eran vista por algunos en su partido como esfuerzos para descarrilar sus aspiraciones.

El país, de hecho, terminó partido en dos: con estados donde los republicanos estaban en el poder reabriendo sus economías antes de lo sugerido, eliminando los requisitos de tapabocas y distanciamiento social, y estados controlados por demócratas en los que se siguió la línea dada por las autoridades sanitarias.

Las confrontaciones entre Trump y Fauci eran casi diarias. El médico, de hecho, se vio forzado en varias ocasiones a desautorizar al presidente cuando este sugería peligrosos tratamientos, como el consumo de cloro o de medicinas no corroboradas por la Agencia Federal de Drogas (FDA).

Donald Trump

La relación entre Anthony Fauci y Donald Trump fue empeorando con el tiempo.

Tal era la autoridad de Fauci que Trump nunca lo pudo destituir. Pero en el proceso, terminó convertido en el enemigo público número uno de los republicanos. Esta misma semana, muchos de ellos anunciaron que aún si Fauci se retira, lanzarán investigaciones legislativas en su contra de recuperar el control del Congreso en las elecciones de noviembre próximo.

En un par de entrevistas recientes concedidas al Washington Post y al New York Times, Fauci reconoce que se presentaron errores en el manejo de la pandemia.

Entre ellos, la primera recomendación de que los tapabocas no eran necesarios, solo para decir unos meses después que eran vitales. Según el doctor, errores que se cometieron porque había muchas cosas que se desconocían de un virus que era nuevo para la humanidad, pero que luego fueron aprovechadas con fines políticos.

La gran diferencia, dice Fauci, entre la polémica en los años del sida y la actual, es que en ese entonces los que se oponían a la aproximación del gobierno lo hacían bajo argumentos pragmáticos que terminaron siendo correctos, mientras que ahora están basados en ideas arbitrarias sin sustento científico.

“La situación de división política que se presentó con el covid fue totalmente distinta por que se le estaba vendiendo a la gente la idea irreal de que había drogas que funcionaban cuando no había evidencia de esto. Y el líder del país diciendo ‘no se preocupen que esto se desaparece mañana’. Yo tenía la obligación de decirle al país las cosas que eran ciertas y las que no estaban basadas en la ciencia”, dijo el doctor al Post.

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Querían a alguien honesto y con integridad que les dijeran las cosas como eran y me terminé convirtiendo en un símbolo de eso

Fauci continúa diciendo: “A mí me tocó asumir una posición muy inusual en la cual la gente estaba asustada y querían a alguien honesto y con integridad que les dijeran las cosas como eran y me terminé convirtiendo en un símbolo de eso. Pero cuando uno se convierte en un símbolo para un sector, para el otro, para los que están en contra entonces te vuelves un villano”.

En esa misma entrevista, el doctor se declara sumamente preocupado por la polarización tan extrema que se vive en el país. “Es algo que nunca había visto”, afirma el doctor. Pero, como con todo lo que ha hecho en su vida, Fauci está convencido de que para eso, tarde o temprano, también llegará una vacuna.

SERGIO GÓMEZ MASERI
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
WASHINGTON

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