El resultado de las elecciones en Chile tiene un sonoro eco en Colombia. Con más del 99% de los votos escrutados, el plebiscito realizado este domingo allí en torno a una nueva Carta Magna redactada por la Convención Constituyente con un 61,9 % de votos en rechazo y un 38,1 % de aprobación, es tema de análisis aquí. Los opositores al presidente Gustavo Petro celebran el resultado como propio. Y no solo eso, de paso le lanzan pullas en los que le cuestionan algunas de sus políticas.
(Además: ¿Por qué los chilenos rechazaron la polémica constitución promovida por Boric?)
Esta situación tomó una fuerza inusitada tras el trino del presidente Petro en el que afirmó que “resucitó Pinochet”.
“Pinochet murió hace varios años”, aseguró el excandidato presidencial Federico Gutiérrez. “Otros quieren revivirlo como símbolo- para llenar de odio a la sociedad y así justificar los supuestos cambios. En cambio, dictadores como Maduro y Ortega si están vivos y haciendo mucho daño”, dijo el exalcalde de Medellín a la nueva política exterior del país.
(Le recomendamos: ‘Revivió Pinochet’: El trino de Petro causa rechazo en Chile y en Colombia)
En efecto, el Gobierno de Petro se ausentó durante la votación de la Organización de Estados Americanos, OEA, en la que se censuró al régimen de Nicaragua por las constantes violaciones de derechos humanos, mientras que ahora el embajador Armando Benedetti se abraza sonriente con Nicolás Maduro.
¿Por qué, se preguntan hoy en las redes sociales muchos usuarios, Pinochet es malo mientras que Ortega y Maduro no?
El analista político Andrés Segura considera que “los presidentes Petro y Boric se necesitan mutuamente para validar su llegada al escenario regional por dos razones:
Lo primero es que los dos generan miedo en un sector importante de sus países, por lo que les sirve mostrar que el cambio que representan es un movimiento más allá de sus fronteras. Les da fuerza. El hecho de que los dos lleguen después de movilizaciones sociales hace más fácil ese relato.
Y en segundo lugar, los dos buscan diferenciarse de otros líderes de izquierda de la región que tienen una imagen desgastada (los Kirchner o López Obrador) o que producirían miedo (cómo Maduro, Ortega, incluso Castillo) entre sus electores de centro que lograron capturar para ganar, pero saben que no son completamente leales a ellos. Tener un referente afuera ayuda”, asegura este experto.
Eso explica, en parte, la publicación del trino de Petro. El presidente de Colombia ha mostrado en varias ocasiones que el dirigente con el que más se identifica en la región es con el mandatario Boric.
Así lo dejaron en evidencia en los actos de posesión de cada uno de ellos. Esos abrazos coincidieron con los análisis que mostraban como uno era espejo del otro: fueron líderes de izquierda de la oposición, apoyaron el estallido social y consolidaron sus programas de gobierno con el argumento de representar a los sectores más populares.
La primera cita oficial que tuvo Petro como Presiente fue con su homólogo chileno, Gabriel Boric, con quien acordó en principio que ambas naciones trabajarán conjuntamente en pro del medioambiente, políticas feministas, la migración y el cuidado de las etnias de cada país y políticas mineras.
Así mismo, los mandatarios anunciaron que buscarán “revitalizar” la Comunidad Andina. Precisamente, algunos de los temas que, a su manera, fueron incluidos en la nueva Constitución de Chile y que fueron negados por las mayorías.
“Desde marzo, Boric y su gabinete descubren a diario que gobernar es un dolor de cabeza tras otro. No está solo. En Perú, en Colombia, en Bolivia, en Ecuador, Pedro Castillo, Gustavo Petro, Luis Arce y Guillermo Lasso se topan con el mismo escenario: muchas demandas, muchos problemas, muchas divisiones y pocos recursos y habilidad política para cumplir promesas”, dice hoy en un análisis el diario La Nación de Argentina.
“Si los desvelos de Chile y la región son complejos y profundos, las soluciones lo son más todavía”, dice el rotativo.
“El último informe de la Cepal, de agosto, es lapidario. El futuro estará ensombrecido por la presión inflacionaria, el bajo dinamismo de la creación de empleo, la caída de la inversión y las crecientes demandas sociales”, argumenta en una radiografía que podría haberse tomado también en Colombia.
“Boric y Petro conquistaron el poder nacional subidos en olas de descontento popular, exigencias de cambio social y lucha contra las élites políticas”, dice el analista político y docente de la Universidad Externado de Colombia Jairo Libreros.
“Ante esas identidades de origen y contexto electoral, la suerte de su desempeño político está atada por los resultados. Por ello, la derrota de Boric en el plebiscito de salida para definir un nuevo texto constitucional le deja un mensaje a Petro: los cambios institucionales se construyen por consenso“.
“Las mayorías electorales de una jornada no son garantía de gobernabilidad y estabilidad política”, concluye el docente universitario.
POLÍTICA
Fuente