IFC: planes e inversiones que tendrá en Colombia – Sectores – Economía


Colombia se ha convertido en un país estratégico para la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés), brazo financiero del Banco Mundial, no solo por su enorme potencial de desarrollo y crecimiento, sino porque las políticas y objetivos que se ha trazado el país en materia social, de inclusión, competitividad y cambio climático, entre otras, están muy alineadas con las metas del organismo multilateral.

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Por eso, su apuesta por el país es grande. De hecho, en materia de inversión, no hay límites, dice Alfonso García Mora, quien acaba de asumir la vicepresidencia de la IFC para Europa, Latinoamérica y el Caribe.

En reciente visita a Colombia el directivo se mostró muy sorprendido del progreso y desarrollo que ha tenido el país en estas dos últimas décadas, aunque también reconoció que hay frentes en los que se requiere continuar avanzando y para eso está la entidad, para apoyar e impulsar la inversión en las áreas lo requieran. “No tenemos límites para ello, queremos hacer de Colombia un país en el que podamos invertir 1.000 millones por año”, dijo García Mora en entrevista con EL TIEMPO.

¿Cómo están viendo a Colombia desde la IFC en esta nueva coyuntura política y económica?

Con mucha expectativa e ilusión. Como se sabe los dos objetivos del grupo Banco Mundial son eliminar la pobreza y lograr una mejor redistribución de la prosperidad y esos dos grandes objetivos se pueden alcanzar de forma muy distinta. Pero lo que oímos del nuevo gobierno va muy a lineado con lo que son nuestras prioridades conceptuales y no sabemos mucho cómo van a aterrizar parte de los anuncios que se han realizado, pero creo que los tres grandes ámbitos que tenemos como estrategia para este país están bien alineados con el nuevo gobierno.

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¿Cuáles son esos tres grandes ámbitos?

Uno es inclusión y es claro que este país, se mire por donde se mire, necesita mayor inclusión financiera y social, al final, el objetivo es disminuir la desigualdad. América Latina es la región con mayor desigualdad, algo hemos hecho mal y algo podemos hacer mejor y creo que en este país la inclusión es necesaria. El 50 por ciento de la población, por ejemplo, no tiene acceso a la banda ancha, luego allí hay un enorme potencial de apoyo para que se desarrolle la infraestructura y que la población acceda al mundo digital que es la puerta de entrada a más servicios de salud, educación, compras, modos productivos mucho más eficientes, se tiene un impacto económico directo con esto. También está la inclusión financiera, hay un enorme segmento de la población que no está bancarizado y eso les limita sus posibilidades de crecer, de desarrollarse.

Un segundo aspecto es la productividad, América Latina es la región del planeta en la que la productividad ha crecido menos en las últimas décadas, hay un problema enorme de productividad y de competitividad, por eso creemos que la IFC tiene que seguir potenciando al sector privado y la vía digital es una herramienta clave para avanzar allí.

El tercer pilar que tenemos en Colombia, que está también muy alineado con el nuevo gobierno, es el cambio climático, es adaptar la economía a una situación que será radicalmente distinta en 10 años y no se puede perder tiempo.

Pero el cambio de gobierno de alguna manera pone a Colombia en una condición especial para los planes de la entidad…

Esto no tiene ningún elemento negativo para nosotros. Creo que (Gustavo Petro) llega absolutamente respaldado por la sociedad, tiene todo nuestro apoyo en el desarrollo de un modelo que se asemeje a lo que nosotros consideramos que son los principios básicos y buscaremos áreas en las que la IFC pueda apoyar. Creo que hay un elemento fundamental y es que estamos entrando en una situación cíclica complicada, una desaceleración. América Latina será la región del mundo que menos crezca con una subida de tasas de interés en todo el mundo, con situación de flujos de capitales complicada y una tensión geopolítica que estamos viendo a diario. Es una situación en la que es necesario que todos rememos en la misma dirección y creemos que la alianza público-privada es fundamentan y ahí es donde podemos ayudar mucho a Colombia.

Creemos que en los tres pilares básicos que tenemos para el país, inclusión, competitividad y cambio climático, el sector privado tiene que jugar un papel fundamental porque el espacio fiscal de los gobiernos es limitado. Hay que recuperar el grado de inversión y para eso necesitamos multiplicar o atraer mayor inversión privada que desarrolle gran parte de las infraestructuras, ahí es donde las IFC puede apoyar al nuevo gobierno.

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¿Qué hace falta para recuperar el grado de inversión?

Ha habido un deterioro de las calificaciones crediticias globales y es lógico. Al final los gobiernos han tenido que endeudarse para lidiar con la pandemia, que en muchos casos llega a 20 puntos del PIB en muy corto plazo y llevar el déficit público a niveles superiores al 6 o 7 por ciento del PIB. Pero creo que Colombia tiene dos cosas muy buenas, dentro de muchas otras, y es un potencial de crecimiento enorme. Puede crecer por encima del 4 por ciento de forma sostenible y lo ha demostrado históricamente y no hay muchos países en la región que puedan hacer lo mismo, eso le da capacidad de estabilizar las cuentas fiscales antes que el resto. Tiene la independencia de su banco central con mucha credibilidad, con un objetivo claro de luchar contra la inflación, es importante mantener esa independencia y credibilidad monetaria.

También cuenta con políticas que tienen que combinar ese respaldo de crecimiento con la sostenibilidad de las finanzas públicas, eso es clave en la recuperación de la economía y ahí es donde creo que el papel del sector privado es importante sin renunciar a ningún objetivo social o de política pública. Eso será clave en la consolidación del grado de inversión y la recuperación y creo que el país lo logrará.

¿Cree que el aterrizaje de Colombia en el 2023 será menos duro que el resto de las economías de la región?

Cuando vemos los agregados macroeconómicos, como ha evolucionado el país en los últimos años es espectacular y el grado de crecimiento cuando se compara con los demás países de la región es significativamente mayor. Vine a Colombia por primera vez hace 20 años, el cambio a hoy es espectacular y el dinamismo empresarial que hay y la cualificación técnica que hay no tiene nada que ver. Creo que el año que viene se desacelerará menos que el resto, las tensiones seguirán existiendo porque al final somos economías abiertas, pero creo que lo importante es pasar buenas señales al mercado, es importante establecer un mapa económico o un plan de acción que sea creíble y consistente, que tenga como objetivo único un crecimiento inclusivo y sostenible y creo que es el objetivo de este gobierno también. La historia es cómo concibo un crecimiento sólido, inclusivo y sostenible y eso solo se puede hacer manteniendo la financiación pública. Hay que ver cómo utilizar las diferentes palancas que tiene la economía, donde dejar espacios al sector privado y donde utilizar el espacio para el sector público, pero no hacer cosas que generen incentivos perversos y negativos.

¿Con qué recursos contará Colombia para impulsar esos temas claves que menciona?

Colombia es para nosotros un ‘hub’ para América Latina, tenemos más de 100 profesionales que trabajan para el país y la región, donde hay un volumen de experiencias muy diversas y de diferentes sectores. Yo vengo de la vicepresidencia de Asia una región de la que hay que aprender mucho, estamos tratando de salir de la zona de confort trayendo las mejores prácticas del mundo. Ese es un objetivo claro y eso viene combinado con los recursos financieros. Ahora, cuánto vamos a invertir en Colombia… no hay límites, el potencial es enorme, pero mi objetivo es hacer de Colombia un país de 1.000 millones de dólares de inversión al año.

¿Dónde son más urgentes esos recursos de inversión?

Nosotros trabajamos mucho con el sector financiero porque este nos permite llegar a muchos beneficiarios. Esta es una parte de nuestro negocio que nos permite llegar a un objetivo social que de otra manera sería muy difícil. Otro es el cambio climático, hay potencial en la economía circular, en la energía renovable, un desarrollo turístico y agropecuario sostenible, allí hay todo un ámbito que será el número uno de nuestra agenda en los próximos años. Luego está la infraestructura básica en la que ya participamos con alianzas público-privadas, con las que desarrollamos obras en carreteras, infraestructura social y la salud, que es fundamental.

El tema de la pobreza es clave, ¿cómo recuperar el terreno perdido por la pandemia?

Hace falta crecer, no hay duda de que para eliminar la pobreza hay que potenciar las políticas inclusivas y no sacar del mercado factores que puedan ayudar a cumplir esos objetivos. El número de personas que han salido de la pobreza en la última década es espectacular, pero con la pandemia se retrocedió bastante.

Hay que utilizar los recursos en los que más los necesitan, no en financiar cosas que otros pueden hacer para proteger a aquellos más vulnerables y en situaciones más precarias, ahí es donde considero que se puede focalizar la política pública de financiación, sostenibilidad y catalizar o impulsar el desarrollo de la financiación privada para aquellas otras cosas donde el sector público no es necesario que financie. Pero clave tener una visión un poco macro para articular las políticas micro. Si entramos en políticas micro o sectoriales sin tener la visión macro no se logrará el objetivo de eliminar la pobreza, pero además, la redistribución de la riqueza que es muy importante. También hay que digitalizar el país, esto traerá efectos políticos positivos a toda la sociedad, en especial, a aquellos que no tienen acceso a servicios básicos.

Usted es vicepresidente para Europa y Latinoamérica, ¿cómo está viendo el conflicto de Ucrania?

Muy complicado, la guerra es mucho más larga de lo que hubiéramos pensado y está teniendo mucho más impacto de lo previsto, cuanto más avance la guerra más complicada es la extracción del sector energético ya no solo en Europa sino en el mundo entero. El impacto que esto está teniendo en Europa por el gas es brutal en términos de costos productivos y de dependencia energética y eso se traslada al resto de las economías del mundo por cualquier canal, fertilizantes, seguridad alimentaria, porque, primero está el tema de cómo sacar el cereal que se está recolectando en Ucrania, no podemos financiar a las empresas que lo hacen y no hay aseguradoras que financien el riesgo de esas operaciones.

No es fácil hallar una salida sobre todo al tema de seguridad alimentaria, toca ir a la cadena de valor y ver cómo termina afectando para buscar sustitutivos. El problema es que todo eso ocurre en medio de una inflación al alza y motivada por precios de aquellos servicios que a quienes más afecta es a los más pobres. La guerra es un impuesto absolutamente regresivo en términos de poder adquisitivo para la sociedad.

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