Inflación: por qué no baja en Colombia – Sectores – Economía


El dato de inflación (13,28 por ciento anual) que reveló el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) el sábado pasado volvió a marcar un nivel histórico en el presente siglo, aunque con una particularidad, un ritmo de crecimiento mucho mejor del que traía en meses anteriores, lo que evidencia que estaría muy cerca de alcanzar su pico más alto en esta coyuntura para iniciar su descenso paulatino a niveles de entre 8,5 y 9 por ciento al cierre del 2023, según algunos expertos.

(Lea también: Inflación en febrero alcanzó máximo de 13,28 %, pero desacelera su ritmo)

No será algo inmediato, coinciden los consultados, quienes ven que romper la tendencia inflacionaria actual podría tomar un par de meses más —hasta mayo—, por lo que el segundo semestre será muy diferente en esta materia.

Su confianza en ello radica en las nuevas circunstancias económicas tanto internacionales como locales que hacen que hoy los factores que continúan ejerciendo presión sobre el costo de la canasta básica sean diferentes a los que la llevaron a los niveles récord registrados en los últimos meses.

(Le puede interesar, además: ‘La sensación es que Petro no nos escucha’: presidente de la Bolsa)

Aunque en el dato de inflación anual de febrero pasado los alimentos siguieron teniendo un gran peso, contribuyeron con 4,4 puntos básicos, mientras su variación anual fue del 24,1 por ciento, es claro que estos se están desacelerando de manera importante, cayeron 206 puntos básicos frente a enero, siendo los productos perecederos los protagonistas con un descenso de 576 puntos básicos.

“Todavía hay alguna presión sobre ciertos perecederos por cuenta de la tasa de cambio y el clima, pero mucho menos de lo que estábamos viendo el año pasado, cuando sobrevino el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania”, comentó Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria.

Como se recuerda, esto provocó que el costo de los fertilizantes, materia prima clave para la agroindustria, se disparara más de un 300 por ciento desde sus precios más bajos en diciembre del 2019 (238,16 dólares la tonelada métrica) a los máximos observados en abril del año pasado (954 dólares), según John Baffes y Wee Chian Koh, investigadores del Banco Mundial.

Hoy el costo de dichas materias primas ha descendido (625 dólares en promedio), pero continúan en niveles altos por temas de disponibilidad y demanda de estas.

Ese mayor costo se sumó, en su momento, al de los altos fletes que dejó la pandemia del covid-19, situándolos en niveles de más de 12.000 dólares para contenedores de 40 toneladas, pero que hoy han vuelto a rondar los 4.550 dólares en promedio.

Según el Valencia Containerised Freight Index (VCFI), indicador que mide la tendencia y evolución del costo de transportar contenedores por mar desde el puerto de Valencia, este ha disminuido en promedio cerca del 11 por ciento, pero para Latinoamérica Pacífica la caída hasta enero fue de 14,7 por ciento.

Esa reducción de costos también se ha visto, aunque no en iguales proporciones, por el lado de algunos cereales que Colombia importa para la de producción de alimentos. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el índice de precios de los cereales muestra una caída cercana al 2 por ciento hasta febrero, mes en el que el trigo y el maíz tuvieron ligeros aumentos, 0,3 y 0,1 por ciento, respectivamente.

(Continúe leyendo: ‘Confían más en nosotros los inversionistas extranjeros que los nacionales’)

Con ese panorama es claro que “los factores externos juegan cada vez un rol menos importante” en el desempeño de la inflación, dice Luis Fernando Mejía, director del centro de estudios económicos Fedesarrollo, algo en lo que coincide Javier Díaz, presidente de Analdex, gremio de los exportadores colombianos, para quien los fletes y la logística ya no presionan tanto como lo hicieron el año pasado.

El nuevo escenario

Sin esa presión por factores externos es claro que hay que mirar a nivel interno qué es lo que está impidiendo que la inflación en Colombia cambie pronto de tendencia, tal como ha sucedido en otras economías del mundo, como la de Estados Unidos.

Y en esto, según los analistas, hay un poco de todo, desde la persistencia de un consumo elevado, efectos por el alza en los precios de la gasolina y la tasa de cambio, hasta serios problemas de confianza en el país, como se lo dijo a EL TIEMPO, el viernes de la semana anterior, Juan Pablo Córdoba, presidente de la Bolsa de Valores de Colombia (BVC).

En su opinión, superados los efectos externos de fletes, fertilizantes y la logística, hay que mirar el entorno local, donde la falta de confianza en el país ha hecho que el peso se esté devaluando más que cualquier otra moneda de la región y esto juega un papel muy importante en la medida en que, dice, el 50 o 70 por ciento de la canasta de bienes depende de la devaluación.

(Le puede interesar: Estos son los alimentos que subieron de precio, según Corabastos)

“Colombia se está devaluando más que otros países de la región por el ruido que se ha generado desde las propias iniciativas, los mensajes del Gobierno y la confusión sobre el nuevo modelo económico que se quiere implementar, y eso se está manifestando en la tasa de cambio”, insistió el directivo.

No es el único que cree que el factor tasa de cambio es clave para el cambio de rumbo de la inflación.

Olarte, economista del Scotiabank, señala que los bienes importados siguen aportando a la inflación de manera importante, sobre todo los vehículos y los artículos de aseo, mientras que para Mejía, director de Fedesarrollo, sigue habiendo un exceso de demanda (alto consumo de hogares), lo cual es el factor más determinante, sin dejar de lado el tema del precio de los alimentos.

Estos últimos, además, impactados por el paulatino ajuste que traen los precios de la gasolina y el diésel, que solo este año han aumentado 600 pesos.

“Los alimentos han bajado, pero creo que ahí el tema de transporte interno sigue siendo una variable particular por el incremento en los precios de la gasolina y el diésel, eso pesa”, señala Díaz, de Analdex, quien espera ver hacia adelante un mejor comportamiento de la inflación porque las otras variables (fletes, insumos y logística) ya no pesan tanto.

Optimismo por un descenso

Pese al avance de la inflación en febrero, el presidente Gustavo Petro se mostró confiado en que para el próximo mes esa tendencia al alza se quiebre y el país comience a ver disminuciones en ese indicador de la economía.

“Se ha llegado al techo de la inflación en enero y ha comenzado la desaceleración. Es altamente importante que ya no son los alimentos lo que jalona la inflación. Es posible una mayor disminución del incremento de precios para el mes entrante”, escribió en su cuenta de Twitter.

Y agregó que espera que esa disminución se refleje en los precios al consumidor, pues de no ser así, se podría estar frente a un fenómeno de especulación que habrá que controlar.

Laura Peña, economista de BBVA Research, dice que los servicios continúan reflejando presiones de demanda y de indexación y se aceleraron 36 puntos frente a enero. En el primer grupo destacan comidas en establecimientos de servicio a la mesa y comidas rápidas, mientras que en el segundo resaltan arriendo y matrículas.

Más noticias en eltiempo.com


Fuente