Nicolás Galindo murió cuando intentaba nadar hacia un costado el río Bravo en Reynosa (México), en la frontera con Estados Unidos. Su familia lucha para repatriar cuerpo.
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Lo vieron sumergirse entre las aguas del río Bravo, un largo cuerpo de agua que fluye en dirección sur y sureste a través de Colorado y Nuevo México hasta llegar a la ciudad de El Paso (Texas).
Nicolás Galindo estaba decidido a cumplir el sueño americano. Tenía solo 25 años, era un artista, un tatuador empírico prometedor, pero en Bosa Piamonte, barrio donde vivía, no había encontrado las oportunidades para salir adelante.
Eso sí, era querido por sus amigos y allegados. Lo describen como una persona humilde, amorosa, leal y honesta. Quería trabajar duro para darle a su hijo todo lo que necesitara en la vida.
Quienes lo conocieron dicen que cuando llegó a su vida, él fue el mayor motivo para querer ser el mejor en su profesión, deseaba conquistar el mundo con sus obras plasmadas en la piel a la que consideraba un lienzo.
Así fue que el sueño americano comenzó a gestarse en su cabeza. Además, los tatuadores veían en él un enorme potencial. Sus diseños eran muy solicitados.
Poco a poco fue reuniendo dinero hasta que logró completar lo suficiente para poder llegar primero a México y luego a Estados Unidos.
Ese viaje que se consolidó el 25 de octubre de 2022 era una ‘ruleta rusa’ porque Nicolás iba a pasar la frontera como un ilegal desde México, donde supuestamente un hombre lo ayudaría a cruzar la frontera.
Los primeros días fueron duros pero relativamente tranquilos porque trabajó en su oficio en México. Les expresaba a sus familiares y amigos que estaba feliz, al fin de cuentas era su primera salida al exterior.
Todo cambió al cabo de unos días; exactamente, el 1.º de noviembre, cuando se decidió a emprender su viaje hasta Monterrey (México). Ni se imaginaba que estaba tan cerca de la tragedia.
Allí se encontró con el coyote que supuestamente lo iba a guiar hacia el otro lado de la frontera. Tuvo que pasar por tres retenes y en cada uno fue despojado del poco dinero con el que contaba. La amenaza era pagar para poder continuar con el viaje.
Así fue que, finalmente, llegó a Reynosa, frontera con el país norteamericano. Nicolás y sus amigos buscaron pasar por una vía terrestre la cual ya no estaba en uso, así que optaron por buscar el famoso paso por el río Bravo, temido por muchos. La última vez que el joven se comunicó con sus padres eran las siete de la noche. Sabía que estaba próximo a correr un gran riesgo, les dijo que tendrían que nadar al otro lado del río y pidió que oraran por él.
A las 8 de la mañana llamaron a la familia del joven a informales de la tragedia que poco tiempo después comenzó a sonar en las noticias: un migrante de origen colombiano había muerto al caer en las aguas del río Bravo. Así lo informó la Secretaría de Seguridad Pública.
Personal de Protección Civil que se movilizó en lancha rescató el cuerpo del joven tatuador. Murió frente a sus compañeros de viaje a eso de la 1:30 de la tarde. Lo vieron luchar hasta cierto punto del río hasta que sus fuerzas no le alcanzaron y fue sumergiéndose entre las aguas cafés. Había sido el único que decidió arriesgarse confiado en sus capacidades como nadador.
A través de una llamada le informaron cada detalle a su familia. El sueño americano se había esfumado y un niño se había quedado sin su papá.
Como si la tragedia no fuera suficiente, varias funerarias comenzaron a llamar a la familia del joven en Bogotá para exigirles dinero a cambio de la entrega del cuerpo y de los documentos legales para que se llevara a cabo el levantamiento del cadáver.
Mi sobrino tenía la visión de tener otra vida diferente para progresar para ayudar a sus padres desde Estados Unidos” Ómar Arango, tío de Nicolás.
La acongojada familia no tuvo otra opción que comenzar a hacer sus propias averiguaciones. La suma que tienen que conseguir para repatriar el cuerpo es de al menos 35 millones de pesos para poder viajar y reconocer el cuerpo sin vida, firmar los papeles necesarios y traer el cuerpo a Colombia para poder hacerle una despedida religiosa.
La historia de este joven se ha hecho viral en las redes sociales pues muchas personas se han solidarizado con la familia.
Otros han hecho murales en su honor y sus amigos más cercanos han editado videos con sus fotografías. No pueden creer que un joven con tanto potencial haya muerto en esas condiciones. “Nos solidarizamos con la familia de nuestro amigo, hermano, parcero: Nicolás, el cover en su totalidad será donado y entregado a su familia, para poder traer a Colombia a nuestro amigo”, dice una de las publicaciones.
“Como todos los jóvenes tienen sueños y metas. Mi sobrino tenía la visión americana de tener otra vida diferente, progresar para ayudar a sus padres. Pero el destino y los planes de Dios son diferentes. Pasando el Río Bravo se ahogó.
Esta triste tragedia ocurrió en la altura del puente internacional Reynosa Hidalgo”, dijo Ómar Arango, tío del joven. Su hermana, Yuliana Galindo, tampoco ha podido superar esta pérdida. “Cuando me dijeron que habían encontrado el cuerpo yo no paraba de llorar. Me dijeron que había empezado a nadar y que en la mitad del recorrido se ahogó. Hoy todo lo que se recolecte es para poder traer el cuerpo de mi hermano”.
La Cancillería les dijo que los costos de la repatriación de su cuerpo debían ser asumidos por la familia.
Otros casos
Este no es el primer bogotano que muere tratando de cruzar hacia Estados Unidos por el ‘hueco’.
Juan Carlos Rivera también murió en el largo camino por Mexicali, el 23 de febrero, para cruzar la frontera de Estados Unidos a como diera lugar.
De la misma manera como lo hizo Nicolás, antes de emprender su travesía por un territorio desértico le envió por WhatsApp un mensaje de voz a su hermano mayor: “Tengo desconfianza del hombre quien me lleva, me ha hecho cambiar varias veces de carro”.
De hecho, lo dejó prácticamente abandonado en una zona desértica. A las 48 horas el consulado de Colombia en Los Ángeles, Estados Unidos, le informaba a la familia, a través de un correo electrónico, que él estaba muerto.
El médico forense le explicó a la familia que el cuerpo del hombre fue encontrado en la mañana del jueves 24 de febrero por los guardias fronterizos de Arizona. Juan Carlos, según su hermano John, pudo atravesar el primer muro, pero cuando cruzaba el segundo, cayó y falleció de manera instantánea.
Lo más triste es que ante la falta de oportunidades en Colombia, las personas siguen vendiéndoles sus vidas a coyotes a quienes lo que menos les importa es ayudar a un migrante.
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