“Mamá ven por mí, rápido, al colegio. Necesito contarte algo“, le dijo *Daniela, de tan solo ocho años, a su mamá, después de rogarle a sus profesores que le entregaran su celular. El nombre del colegio Colsubsidio, ubicado en la ciudadela con el mismo nombre, había sido manchado por el actuar de un profesor de matemáticas.
Este caso llegó pronto al despacho de una fiscal. La madre de una niña estaba denunciando que el 7 de febrero del año 2022 su hija había sido abusada en pleno salón de clases y delante de todos sus compañeros.
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Al día siguiente de que semejante denuncia se conociera, porque además los padres afectados no dudaron en contactar a los medios de comunicación ante el lento actuar del colegio, las autoridades citaron a las víctimas. La indagación de lo sucedido tenía que comenzar cuanto antes.
Lo primero era lograr que se radicara una denuncia formal ante la Fiscalía. “Los ubicamos y se citaron en una Unidad de Reacción Inmediata (URI). Supimos que era una niña que cursaba los primeros años de primaria, con horarios de 7 de la mañana a 2:30 de la tarde, la que había sido víctima”, dijo la fiscal del caso.
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El primer testimonio de la angustiada madre de familia los dejó perplejos. Dijo que recibió una llamada de su hija cuando ella debería estar estudiando, fue a eso de las 2:30 de la tarde. Su voz se escuchaba afectada. Le decía que, por favor, la recogiera. “Yo trataba de explicarle que no podía, pero cuando la sentí llorar, nerviosa, inmediatamente salí corriendo para allá. Me enteré de todo lo que le había hecho a mi hija su propio profesor de matemáticas”, dijo la madre de la menor.
Lo que más la indignó es que la niña dijo que había pedido ayuda a otros profesores y que estos no la habían atendido a tiempo. “Si esto hubiera sido diferente se habría podido hacer, incluso, una captura en flagrancia. El profesor se evadió tras darse cuenta que la niña estaba contando todo”.
El desgarrador testimonio
Era imperioso que la niña fuera escuchada a través una entrevista forense en el Instituto Nacional de Medicina Legal. Su declaración fue absolutamente clara. Las palabras que utilizó fueron contundentes.
El reloj marcaba las 1:30 de la tarde cuando ella y sus compañeros hacían unos ejercicios de matemáticas. Ante una duda la niña se levantó de su silla y se dirigió al escritorio de su profesor para que le explicara algo del ejercicio.
El docente se levantó, se ubicó al lado de su estudiante, puso su mano en su nuca y poco a poco fue bajando su mano hasta irrumpir en las partes íntimas de la niña. “Se sentía tan incómoda, ella lo exteriorizó en la entrevista”. El abusador, mientras cometía el delito, le decía sigilosamente que corrigiera. Era una manera de intimidar a su estudiante.
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Absolutamente aterrorizada la estudiante comenzó a abrir y cerrar su puño. Le habían dicho que esa era una forma inteligente de denunciar que se estaba siendo víctima de una forma de maltrato.
Solo un niño reaccionó y, valiente, se levantó de su puesto mientras el resto de alumnos de la clase estaban concentrados en sus ejercicios y se dirigió a donde estaba su compañerita. Ella retrocede, congelada, y cae al piso. “El niño la ayuda a levantarse y ella sale corriendo del salón a informarle a otros profesores lo que estaba sucediendo”.
Frenética comenzó a pedirles que le dieran el celular para llamar a su mamá, pero nadie le prestó atención inmediata. “Cuando llega la Policía ya el profesor se había evadido”, contaron los investigadores. Cuando la madre de familia arribó no podía comprender que en el lugar donde ella pensaba que su hija estaría sana y salva la hubieran ultrajado.
Pronto la Fiscalía logró que un juez emitiera una orden de captura. El profesor de 30 años fue capturado en el barrio Villa de los Alpes donde vivía. Hasta allá llegaron los oficiales de policía y, mientras el docente paseaba a su perro, fue apresado en plena vía pública un viernes al mediodía
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El niño la ayuda a levantarse y ella sale corriendo del salón a informarle a otros profesores lo que estaba sucediendo
Quienes estuvieron en el procedimiento dicen que su rostro reflejaba que ya sabía de qué se trataba. En la audiencia posterior se legalizó la captura y un juez de control de garantías concedió la medida privativa de la libertad. Fue enviado a la cárcel. “Él había estado evadiendo la justicia, nunca se presentó, no puso la cara, pero en la audiencia no aceptó cargos”.
Se hizo el escrito de acusación y se le imputó el delito de actos sexuales con menor de 14 años agravado, pues quien violentó a la niña era una persona que ostentaba poder sobre su víctima. “Era un profesor en quien la niña había depositado toda su confianza. Todas esas circunstancias agravan los hechos”, dijo el fiscal quien logró que esta primera etapa de la justicia se hiciera en tiempo récord.
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La familia de la niña espera una condena ejemplar en este caso. Cada audiencia es dolorosa, pero saben que deben dejar que curse el debido proceso.
Quienes conocieron el caso reconocen la importancia de que la niña supiera cuando se podía considerar que alguien le estaba haciendo algo malo. “Alguien le había explicado que eso estaba mal. Fue tan inteligente que nos dijo que si ella hubiera tenido el celular habría grabado a su agresor. Sabía que podía pedir ayuda a través de un gesto. Los padres tienen que darse cuenta de la importancia de que los niños sepan cómo denunciar”, dijo el fiscal.
La cicatriz emocional en la víctima de este suceso es enorme. “Sus palabras denotan la maldad de las personas que cometen estos actos. Ella describió el profundo miedo, el pánico que sintió”. Su profesor se convirtió en un monstruo en cuestión de segundos.
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El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) intervino en el caso, brindando toda la orientación porque el impacto emocional fue muy fuerte. “Por este delito el profesor puede pagar una pena mínima de 13 años, pero como es agravada puede llegar a 16 años sin rebaja de ninguna clase. En el Código de Infancia y Adolescencia así está establecido”.
Del agresor se sabe que es un hombre joven que no tenía antecedentes. Tampoco se conocen de más casos de abuso en este colegio. “Parece ser un hecho aislado”, dijo la fiscal, este caso es solo un ejemplo de que la Fiscalía va a actuar con todo su poder en estos casos. “La comisión de los hechos fue el 17 de febrero, la denuncia el 18, la captura el 25 y el 26 ya se estaban llevando a cabo audiencias”.
La defensa del presunto abusador apeló la decisión del juez por haber proferido la medida de aseguramiento, pero este fue implacable. “Este señor es un peligro para la sociedad, pero, sobre todo, para los niños“.
Usted puede denunciar
A mayo de 2022, hay 228 procesos disciplinarios contra servidores públicos de la Secretaría de Educación (SED) por la presunta comisión de algunas de las tipologías incluidas en la categoría de violencia sexual contra menores. Además, se han desarrollado más de 3.000 acompañamientos pedagógicos con las comunidades educativas.
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Pilas Ahí es la campaña que diseñó la SED con la colaboración de más de 30 entidades públicas, privadas y ONG para la prevención, denuncia, rechazo y sanción de la violencia sexual. La campaña busca proporcionar herramientas para
identificar los diferentes tipos de violencias sexuales.
Las víctimas pueden ser atendidas en la línea 123 y el área de Orientación en cada uno de los colegios públicos y privados.
*Nombres cambiados por solicitud. Si usted sabe de un caso como este escríbanos a carmal@eltiempo.com
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