Gustavo Petro, tras su elección como presidente, habló con Nicolás Maduro e informó que abrirían la frontera y se restablecerían relaciones diplomáticas.
Después de esto, Álvaro Leyva, el canciller designado por Petro, visitó el estado de Táchira y habló con el gobernador, quien antes había sido “protector” figura que impone Maduro, en paralelo a las autoridades electas de oposición.
Leyva también se reunió con el canciller venezolano Carlos Farías. Ambos dijeron que, para normalizar la situación, estimularían el retorno de migrantes a Venezuela, nombrarían embajadores y abrirían fronteras.
Sin embargo, organizaciones de la diáspora poblacional dijeron que no existen condiciones para estimular el retorno de migrantes ni refugiados y que Petro debería garantizar sus derechos y oportunidades, impulsando el Estatuto Temporal de Protección para venezolanos en Colombia y realizando un censo de colombianos en Venezuela para conocer su situación.
Organizaciones de la diáspora poblacional dijeron que no existen condiciones para estimular el retorno de migrantes ni refugiados y que Petro debería garantizar sus derechos y oportunidades
Por su parte, Maduro, al ver la posesión de Petro, afirmó: “Tiendo mi mano al presidente Gustavo Petro y al pueblo colombiano para reconstruir la hermandad”. Además, ordenó a Vladimir Padrino López, ministro de defensa venezolano, establecer de inmediato contacto con Iván Velásquez, nuevo ministro de Defensa colombiano, para restablecer relaciones militares.
Además, Diosdado Cabello, vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), afirmó que más que una normalización de relaciones, esperan un cambio radical de la política colombiana. Petro, ya posesionado, desmintió los rumores de una posible reunión con Maduro. Dijo que se darán pasos para la “normalización de relaciones”, lo que incluye la apertura de la frontera y de los nexos comerciales, culturales, sociales, familiares y militares, entre otros.
Sin embargo, varios analistas advierten la importancia de que el nuevo gobierno colombiano examine lo que acontece en Venezuela para incidir positivamente en ese país. Aseguran que Maduro aprovechó el fracaso de la estrategia de cerco diplomático –liderada por Trump, Iván Duque y Juan Guaidó–, que le facilitó mostrarse triunfador y pasar del esfuerzo por sobrevivir a afincarse en el poder.
Petro, por su parte, ha dicho que gobernará 4 años, tal vez examinando esa hegemonía venezolana, a la que en campaña llamó dictadura, que es cuestionada incluso en el interior del chavismo, hoy convertido en minoría política.
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Maduro en vez de Guaidó
El diálogo entre presidentes o ministros y la designación de embajador de Colombia en Venezuela —en respuesta al nombramiento de embajador venezolano en Colombia— significan que Petro reconoce a Maduro y cooperará con el gobierno del país vecino en asuntos que necesiten coordinación bilateral, — lo cual no implica intervenir en la legitimidad ni en la manera como Maduro ejerce el poder—.
Esto indica que Petro desconoce a Juan Guaidó, quien le dijo a la prensa que no ha logrado comunicarse con el nuevo presidente de Colombia. También Eduardo Battistini dijo entender que no seguirá siendo reconocido como “encargado de negocios” en Colombia, aunque aseguró que el gobierno interino trata de mantener sus estructuras.
Petro reconoce a Maduro y cooperará con el gobierno del país vecino en asuntos que necesiten coordinación bilateral
El sector opositor intenta conservar el control de activos como el de Monómeros Colombo-venezolanos, empresa petroquímica filial de PDVSA, que desde Barranquilla produce insumos agropecuarios y que pasó al interinato en 2019, después de que Duque reconoció a Guaidó como presidente encargado de Venezuela. Maduro le pedirá a Petro devolverla.
Precisamente, el 8 de agosto fueron radicadas en la Cámara de Comercio de Barranquilla, por parte del gobierno de Maduro y accionistas venezolanos, las actas en donde se designa a nuevo gerente y junta directiva de la empresa. Los actuales directivos denunciaron el acta y será la Supersociedades las que definirá el futuro del manejo de la compañía.
Algunos opositores venezolanos aducen que tienen a su favor la licencia que la Oficina de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos mantiene sobre la empresa y que ese país sigue reconociendo al gobierno interino.
Sin embargo, Enrique Sánchez Falcón, procurador designado por Guaidó, expresó que Monómeros “se perdió”, y Luis Fernando Velasco, coordinador de parte del equipo de empalme de Petro, mostró preocupación con el manejo dado a Monómeros, pues es investigada por supuestos hechos cometidos tanto por funcionarios chavistas como por los designados de Guaidó para manejarla.
El reconocimiento a Maduro también provino del presidente Biden, quien envió delegado a negociar el acceso al petróleo venezolano pues la invasión rusa a Ucrania obligó a Occidente a desvincularse de la dependencia energética rusa. Pero eso también deja a Maduro bajo decisiones estadounidenses que pueden afectar sus alianzas y exigirle negociaciones con la oposición venezolana. En ese contexto es importante que el presidente Petro respete los derechos de los diversos sectores venezolanos que se encuentran en Colombia, ya que hay un temor de dirigentes opositores en que pueda priorizar su salida del país.
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El reconocimiento a Maduro también provino del presidente Biden, quien envió delegado a negociar el acceso al petróleo venezolano
La mesa negociadora entre Maduro y su oposición arrancó en agosto de 2021 en México –con Noruega como facilitador y con el apoyo de Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia, China y países latinoamericanos–. Esta estableció sus reglas y su agenda en el Memorando de Entendimiento, pero fue suspendida en octubre de 2021 por Maduro ante la extradición de Alex Saab a Estados Unidos, y ahora condiciona su continuidad a la entrega del avión ruso-venezolano detenido en Argentina.
Por su parte, Luis Almagro, secretario general de la OEA, insistió en que se reviva la negociación y dijo que, dada la falta de garantías en Venezuela y que ninguna de las partes sería capaz de emprender por sí sola una transición democrática, será necesario encontrar incentivos para que ambas partes cohabiten de modo temporal en los poderes públicos.
Sin embargo, no es claro si el chavismo esté dispuesto a cohabitar sin concentrar poder y la oposición está tan fragmentada que habrá sectores en desacuerdo con negociar y pactar una salida. Aún así, la presión venezolana y las perspectivas de cambio en América Latina pueden ayudar a que el régimen madurista, en vez de aumentar el autoritarismo, acepte una apertura.
¿Qué puede hacer Petro?
El nuevo gobierno colombiano, más que construir una alianza total, puede incidir en el régimen venezolano, mostrando capacidad tanto de articulación democrática en Colombia como de reconstrucción equilibrada de la relación binacional. Urge que el gobierno de Petro asuma la construcción de una política exterior a partir de los intereses nacionales y ayude a resolver la crisis en Venezuela, apoyando una negociación efectiva.
Para lograr esto debe entender qué pasa en ambas partes. Analistas venezolanos afirman que el gobierno Maduro ha adoptado medidas de ajuste económico, desmontando el control de precios y cambios, permitiendo la dolarización del país y la reactivación del sector privado.
Urge que el gobierno de Petro asuma la construcción de una política exterior a partir de los intereses nacionales y ayude a resolver la crisis en Venezuela
Lo que paró la hiperinflación (en 2022 esta ha sido del 175 %) después de 7 años de recesión y pérdida del 75 % del valor de la economía.Pero ese ajuste tiene un alto costo social al agravar situaciones críticas, y Maduro necesita mostrar resultados porque quiere reelegirse en 2024. Por eso, aspira a la flexibilización o el levantamiento de sanciones para lograr exportar petróleo y gas.
También pretende conseguir un refinanciamiento internacional, pero eso le exige una apertura con la que podría poner en riesgo su control del poder. Además trata de cambiar su imagen de régimen antidemocrático, cuya reelección en 2018 no fue reconocida por muchos países, y cuyas violaciones a los derechos humanos son procesadas por organismos como la Corte Penal Internacional.
Una mujer y un niño pasan por el puente entre Cúcuta y San Antonio (Táchira), luego de una apertura parcial en 2021.
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El gobierno de Petro debe tener la capacidad de entender también la diversidad de sectores e intereses en la oposición venezolana.
En las elecciones regionales de noviembre de 2021 la oposición obtuvo mayorías, pero estas estaban dispersas. Ahora se reorganizan hacia las presidenciales y para participar en la negociación a través de la Plataforma Unitaria.
El nuevo presidente de Colombia debe demostrar que, a diferencia de su antecesor que se opuso a una salida negociada de las crisis venezolanas, pasa a ser promotor y apoyo efectivo para revivirla. Para eso debe explorar el papel que puede jugar junto con otros países para que las partes vuelvan a la mesa, logren acuerdos y los apliquen.
A eso le ayudaría dialogar también con la sociedad civil venezolana, que vincula diversos sectores que luchan por asistencia humanitaria y la garantía de derechos humanos, económicos, políticos y sociales.
¿Qué puede cambiar en Colombia?
Petro dijo que revivirá la negociación con el Eln y envió una delegación a Cuba para hablar sobre la posible continuidad de los diálogos en la isla, donde permanecen los negociadores de esa guerrilla. Aunque aún el presidente colombiano no ha dicho si pediría al gobierno de Maduro ayudar a que esa guerrilla cese su acción violenta, es clave explorar qué papel podría jugar el régimen venezolano, pues el Eln ha usado a Venezuela desde los años ochenta para abastecerse y evadir la persecución militar colombiana.
En los últimos años, el Eln ha actuado como guerrilla binacional en estados fronterizos y dentro de Venezuela. Desde allí controla poblaciones, regula organizaciones territoriales y apoya al régimen político.
En los últimos años, el Eln ha actuado como guerrilla binacional en estados fronterizos y dentro de Venezuela.
También tiene ese papel en el arco minero del Orinoco, en el que impone su dominio en favor de Maduro, que necesita la explotación de oro, coltán y tierras raras, ante la reducción de la producción petrolera. En Venezuela también actúan las disidencias que se han enfrentado entre ellas, algunas en alianza con sectores de las Fuerzas Armadas Bolivarianas; de ahí la necesidad de una cooperación para que se desmovilicen y se incorporen a un proceso de paz. Así, Petro puede incidir en favor de la negociación para una transición venezolana que ayude a la paz en Colombia y a conseguir condiciones de seguridad en las zonas fronterizas compartidas.
Es importante que el gobierno de Petro no limite el acercamiento a Venezuela a normalizar las relaciones con Maduro, sino que construya estrategias con metas de corto, mediano y largo plazo frente a la complicada situación y ante la necesidad de reconstruir la relación de los países.
Restablecer los canales diplomáticos implica construir una ruta de coordinación y acción conjunta frente a las realidades y desafíos transfronterizos con participación de autoridades locales y de sectores económicos, comerciales y sociales.
SOCORRO RAMÍREZ (*)
RAZÓN PÚBLICA (**)
(*) Socorro Ramírez. Cofundadora de Razón Pública. Doctorada en Ciencia Política, magister en relaciones internacionales y en análisis de problemas políticos, económicos e internacionales contemporáneos. Profesora de la U. Nacional en el Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI). Ha desarrollado la línea de investigación, docencia y extensión ‘Fronteras, vecindad e integración’. Coordina el Grupo Académico Colombia-Venezuela y el programa Colombia-Ecuador.
(**) Razón Pública es un centro de pensamiento sin ánimo de lucro que pretende que los mejores analistas tengan más incidencia en la toma de decisiones en Colombia.
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