¿Qué significa el regreso de Jair Bolsonaro a Brasil? Análisis – Latinoamérica – Internacional

Luego de pasar 90 días en Estados Unidos tras perder por un estrecho margen la presidencia de Brasil en las elecciones de octubre del año pasado, el exmandatario Jair Bolsonaro regresó la semana pasada a su país agitando los ánimos.

(Lea aquí: Bolsonaro vuelve a Brasil para liderar la oposición en medio de líos judiciales)

Si bien analistas coinciden en que su retorno marca su intensión de perfilarse como la figura de la oposición más férrea en contra de gobierno de izquierda de Luiz Inácio Lula da Silva, quien recién cumple tres meses frente al Ejecutivo, señalan que el país podría precipitarse hacia un nuevo periodo de polarización.

(Vea también: La cronología de los 90 días del expresidente Jair Bolsonaro en Estados Unidos)

Bolsonaro viajó a Florida el 30 de diciembre, dos días antes de la ceremonia de asunción de Lula, a quien nunca felicitó por su victoria, que por demás consideró “injusta”.

Con su salida del país, el expresidente dejó una suerte de vacío en la derecha brasileña en la que, si bien surgieron caras políticas nuevas, hasta ahora ninguna goza de un liderazgo fuerte por lo que la derecha sigue atomizada.

Aunque Bolsonaro dice que no pretende ser el “líder de la oposición”, sí anticipó que pretende “recorrer Brasil, hacer política y mantener en pie la bandera del conservadurismo”.

Su regreso marca un desafío para el Gobierno Lula. Hasta el momento, la derecha brasileña no tenía un liderazgo claro. El regreso de Bolsonaro le restituye su vocería en la oposición y en varios sectores políticos de derecha del país. El exmandatario probablemente va a querer ganas más influencia de cara a las elecciones locales del próximo año”, le explicó a este diario el analista Leandro Lima de la firma Control Risks.

Su regreso marca un desafío para el Gobierno Lula. Hasta el momento, la derecha brasileña no tenía un liderazgo claro.

Sin perder tiempo, Bolsonaro se reunió con varios de sus aliados del Partido Liberal (PL), incluidos diputados y exministros, según imágenes divulgadas por la formación. “La derecha se aglutina cada vez más”, afirmó el expresidente, advirtiendo que “no puede haber colaboración” con el gobierno de Lula.

Luego de un trimestre prácticamente “callado” y sin “hacer oposición”, su regreso a Brasil podría suponer un desafío para la presidencia de Lula, según Jairo Nicolau, politólogo de la Fundación Getulio Vargas.

Lula “tendrá que gobernar ahora con una oposición articulada, luego de meses de dispersión. Eso puede hacer una gran diferencia”, aseguró Nicolau.

A inicios de enero de este año, simpatizantes bolsonaristas asaltaron la Explanada de los Ministerios, una plaza que alberga las sedes del Legislativo, Ejecutivo y poder Judicial. Y, ante el temor de una escena similar, ni bien Bolsonaro anunció su llegada, las autoridades reforzaron las medidas de seguridad para evitar desmanes.

Aunque nada de eso pasó, muchos en el país se preguntan si el gigante sudamericano podría volver a ver repetida la escena del asalto.

Podemos esperar que la polarización crezca porque Bolsonaro va a utilizar los recursos retóricos y las redes sociales para iniciar un discurso anti Lula y anti izquierda. Pero la verdad la gente en Brasil está cansada de la polarización que hubo en la campaña”, y puede haber un compás de calma, acota Lima.

Simpatizantes del expresidente Bolsonaro lo esperaron a su llegada en la madrugada del jueves en el aeropuerto de Brasilia.

Presión judicial

Paralelamente a la arena política, el expresidente también deberá enfrentar dificultades con la justicia. Bolsonaro es objeto de cinco investigaciones susceptibles de penas de prisión en el Supremo Tribunal Federal, la más reciente abierta por su posible rol como instigador del asalto a los tres poderes el 8 de enero.

Además, corre riesgo de ser declarado “inelegible” si es condenado en alguno de los 16 casos que se tramitan en el Tribunal Superior Electoral, que investiga posibles abusos políticos y económicos en las presidenciales de 2022.

Si resultara condenado, se le podría prohibir disputar elecciones por ocho años, dejándolo fuera de los comicios de 2026.
Bolsonaro también deberá rendir cuentas por un conjunto de joyas regaladas por Arabia Saudí durante su mandato, que habrían ingresado a Brasil de forma irregular.

La Policía Federal lo convocó a prestar declaración este 5 de abril, confirmaron agencias internacionales. El regreso de Bolsonaro, no obstante, entusiasma a parte de los brasileños, como la comerciante Cassia Christina. “El gobierno necesita una oposición fuerte porque está sumergiendo al país en una debacle económica (..).

Bolsonaro es el nombre de la derecha, olvidada hace muchos años”, dijo esta mujer de 32 años, en Río de Janeiro.

CARLOS JOSÉ REYES
SUBEDITOR INTERNACIONAL
EL TIEMPO


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