Mientras la tasa de desempleo en Estados Unidos se mantenga relativamente baja, 3,6 por ciento al cierre de junio pasado, y el precio del dólar en Colombia continúe por encima de los 4.000 pesos, como algunos analistas pronostican, el flujo de divisas hacia economías emergentes, como la colombiana, no se verá tan impactado en lo que resta del presente año. Se necesitará, además, que la desaceleración global no sea tan profunda para que no afecte ese flujo el próximo año.
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Es más, algunos analistas creen que este año Colombia podría experimentar una nueva cifra récord en materia de remesas, tal como se observó en el 2021 cuando los ingresos al país por ese concepto bordearon los 8.600 millones de dólares, equivalentes a cerca de 32,2 billones de pesos.
Una cifra que no sería difícil de alcanzar si se mantienen las condiciones actuales, pues solo en los primeros seis meses del presente año miles de familias colombianas han recibido de amigos y parientes que viven en el exterior 4.463,2 millones de dólares en remesas, cifra que representa un crecimiento de 8,4 por ciento frente al mismo periodo del 2021 y el monto más alto para un primer semestre desde cuando se tienen registros (2000).
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“Esta buena dinámica ha sido consecuencia de la recuperación económica global tras la superación gradual de la pandemia (del coronavirus). En pesos colombianos, esto representa cerca de 17,5 billones durante el primer semestre”, señala Leonardo Mila Torres, gerente de Estrategia e Investigaciones económicas la AFP Porvenir.
Los pronósticos en esa materia de algunos expertos del mercado consultados apuntan, incluso, a que este año al país ingresarán alrededor de 5 billones de pesos más en remesas que el año pasado en parte por un mayor volumen de esos recursos, pero también por el mayor costo del dólar, como lo advierte Mauricio Hernández, economista de BBVA Research para Colombia.
Así las cosas, se estaría hablando de una cifra por encina de los 9.200 millones de dólares equivalentes en promedio a más de 37 billones de pesos, si se tiene en cuenta que la tasa de cambio cerraría este año por encima de los 4.000 pesos.
Vale aclarar que esa cifra sería posible solo si todo ese volumen de divisas que ingrese al país se cambiara al valor promedio que se estima tendrá el dólar en el año.
Estos recursos superarían los ingresos al país por concepto de exportaciones del sector manufacturero el año pasado (8.939 millones de dólares) y serían muy cercanos al total vendido por el agropecuario, alimentos y bebidas, que sumaron 9.440 millones.
Desaceleración global
Y si bien los colombianos residentes en Estados Unidos son responsables del 51,6 por ciento de las remesas que, por lo menos ingresaron el año pasado al país, y su estabilidad económica depende en gran medida que ese porcentaje y volumen se conserve hacia adelante, no se puede pasar por alto que España se constituye en el segundo proveedor de estos recursos con el 14,6 por ciento, según el Banco de la República.
Por eso la situación se puede complicar un poco más debido a que la economía del país ibérico no pasa por su mejor momento.
“Cuando se enfrían las economías avanzadas los inmigrantes remiten menos dinero a sus familiares”, dice Munir Jalil, director de investigaciones económicas para la Región Andina de BTG Pactual, quien ve que ese menor ritmo previsto a nivel global tendrá sus efectos en las finanzas de quienes los recibe mes a mes.
La disminución de esos ingresos, en consecuencia termina afectando el consumo interno toda vez que con esos dineros muchas familias pagan arriendos, cuotas hipotecarias, colegios de los hijos, servicios públicos y, por supuesto, la compra del mercado.
“Las remesas son un dinamizador del consumo de los hogares. Este representa cerca de dos terceras partes del PIB Colombiano, por lo que es previsible que, ante una eventual caída de estas, la economía pueda verse afectada de forma negativa”, señala Mila Torres, de las AFP Porvenir.
A diferencia de lo que nos ocurrió en 2020, yo diría que en esta oportunidad si veríamos una caída en las remesas producto de esa recesión
Mucho de esta caída depende del lugar de donde se encuentre el remitente de las remesas, pues la caída de las economías no será igual para todos.
Para quienes viven en Estados Unidos, explica Jalil de BTG Pactual, la situación puede ser bastante más compleja que la ocurrida en el 2020, cuando llegó la pandemia y el gobierno de ese país subió su déficit para implementar programas de subsidios directos con destino a los hogares, y las remesas llegaron a niveles récord en ese momento.
“Como le llegó cheque a todo el mundo, eso les permitió a los hogares colombianos viviendo en Estados Unidos seguir mandando”, agrega.
Sin embargo, hoy esas circunstancias son muy diferentes con el fin de esos subsidios, unas tasas de interés al alza que han encarecido el respecto a lo que costaba endeudarse dos años atrás.
“A diferencia de lo que nos ocurrió en 2020, yo diría que en esta oportunidad si veríamos una caída en las remesas producto de esa recesión”, precisa Jalil.
Dólar costoso, la salida
No hay duda que el ritmo que marque la economía será clave para que se mantenga el flujo de remesas hacia el país; sin embargo, el precio del dólar también será fundamental, por lo menos, para conservar un nivel de ingresos si el volumen de estas llega a caer demasiado.
Se estima que la tasa de cambio cerrará este año por encima de los 4.000 pesos y, a pesar de leves caídas, también lo haría en el 2023. Así las cosas, “una tasa de cambio elevada podría seguir representando una buena noticia para los receptores de remesas”, dice el experto de la AFP Porvenir.
Algo en lo que concuerda Mauricio Hernández, del BBVA Research, para quien los bajos datos de desempleo en Estados Unidos, los cuales cree que se mantendrán, y la forma en que están viendo la desaceleración de ese país, una recesión muy leve, muy corta y con rápida recuperación, seguirá siendo bueno el 2023, lo que le permitirá a las personas continuar enviando remesas al país.
“Tenemos ese componente de las remesas como uno de los factores que explican la desaceleración del consumo en el 2023 aunque no creemos que sea capaz de tener esos crecimientos el próximo año, más bien una estabilidad o una pequeña caída”, precisa.
Y si el costo del dólar, ni el empleo en Estados Unidos es suficiente para mantener el ritmo actual de las remesas que llegan al país no es suficiente ¿cómo se debería preparar al país para afrontar la caída en esos recursos?
Según Leonardo Mila Torres, de la AFP Porvenir, el fortalecimiento de la economía nacional, y de manera específica, de la demanda interna, puede compensar, al menos de manera parcial, una eventual disminución de las remesas recibidas por parte de los colombianos.
Sin embargo, señala que el nivel de incertidumbre global se ha incrementado y esto presenta desafíos importantes para que la economía colombiana pueda mantener el dinamismo que viene presentado, luego de la recuperación económica tras la pandemia.
¿Qué indican las proyecciones del PIB del FMI?
El comportamiento que tendrán las remesas hacia adelante dependerá en buena medida del crecimiento de la economía mundial. Las más recientes estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) señalan que este será menor al esperado, pues ya no será de 3,6 por ciento, como lo estimó en abril pasado, sino de 3,2 por ciento, siendo la caída proyectada de Estados Unidos (de 3,7 a 2,3 por ciento) una de las principales razones de esta revisión a la baja global, así como China (4,4 a 3,3 por ciento) y la zona euro (2,8 a 2,6 por ciento).
Incluso, algunos analistas prevén escenarios recesivos para el mundo desarrollado: Goldman Sachs asignó una probabilidad del 30 por ciento de que ocurra una recesión en Estados Unidos en los próximos 12 meses y del 60 por ciento de que suceda en Europa, en el segundo semestre de 2022.
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