La planta de Hada International en la ciudad de Barranquilla nunca se apaga, funciona 24/7, pero esto no ha sido impedimento para que los empleados puedan disfrutar de tres días de descanso a la semana y mantener la producción, según sus directivos, con buenas cifras.
Desde enero pasado el grupo empresarial Hada, del que hace parte Hada International, lidera el modelo de ‘flexiviernes’. Los empleados de la parte administrativa descansan todos los viernes, excepto cuando hay un lunes festivo en la semana. Los operarios, por su parte, organizan sus horarios para tener un día a la semana libre y no parar la producción.
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El Grupo Hada es un conglomerado con 66 años de historia fundado en Manizales y desde hace 11 años trasladó su planta principal a Barranquilla. También cuentan con otra sede en México. La compañía se dedica a manufacturar y comercializar jabones elaborados a partir de aceites 100 % vegetales y productos de aseo para el cuidado personal, del hogar e institucional.
Una de las trabajadoras más antiguas de la sede en Barranquilla es Margarita Rosa Fontalvo Méndez. Tiene 52 años, llegó a Hada hace 10 años y es auxiliar de aseo y cafetería en la parte administrativa.
La jornada de esta magdalenense comienza todos los días a las 6 de la mañana y termina a las 4 de la tarde. Una ruta la recoge cerca de su casa, en el sur de Barranquilla, para llevarla a la planta principal ubicada en la zona franca La Cayena, corregimiento Juan Mina, a las afueras de la ciudad.
En el trayecto, Margarita se encuentra todas las mañanas con otros compañeros a quienes la empresa también les facilita el desplazamiento. “Desde que empezaron los ‘flexiviernes’ la gente está más entusiasmada. Cuando llega el jueves acá lo tomamos como un viernes. Y después el lunes los compañeros llegan mejor, como más animados, se siente de verdad el bienestar del descanso”, dice.
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Quienes llegan a Hada Internacional siempre van a tener contacto con Margarita. Ella se encarga de los invitados y de que todo esté en orden.
La gente está más entusiasmada. Cuando llega el jueves acá lo tomamos como un viernes.
Margarita recuerda cuando las directivas de la empresa les comunicaron a todos los empleados de la implementación del beneficio’. “Para mí fue muy emocionante porque para nadie en es un secreto que uno quiere los fines de semana para descansar, estar con su familia y que nos dijeran que tenía otro día libre fue espectacular”, afirma.
Margarita aprovecha ese fin de semana para visitar a su familia en El Piñón, Magdalena. Allá vive su mamá, de 92 años; su hija y su nieto de cuatro meses. Cuando no tenía el día de descanso adicional debía esperar por un puente festivo o vacaciones para visitarlos sin los afanes de un viaje rápido.
Margarita estudió bachillerato comercial y dos semestres de Mercadeo y Ventas. En su paso por la empresa ha estudiado informática e inglés con el apoyo del Sena. “La mayoría de empleados empezamos con bajos recursos y con este trabajo hemos logrado salir adelante y aspirar a cosas que antes veíamos imposibles”, asevera.}
Además, puntualiza que no se ve trabajando en otro lugar: “He logrado estabilidad desde que me vinculé a la compañía, destaco el trato de la gente y el cariño de todos. Esta es mi segunda casa. Siempre han reconocido mi trabajo”.
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Al otro lado de la planta, que cuenta con cerca de 600 empleados, se encuentra Yesid Plata Ascano, ingeniero industrial de 47 años y jefe del área de logística. Él ingresó a la empresa desde marzo de 2019.
Al igual que Margarita, Yesid tiene muy presente el anuncio del día libre: “La noticia nos la compartió el presidente del grupo Hada, Mauricio Trujillo, manifestando el interés de que los colaboradores tuviéramos la oportunidad de tener un tiempo adicional para estar con la familia, para estudiar, buscar el desarrollo personal y profesional. Esto demuestra la confianza que tiene la organización en los empleados al tomar una decisión tan inusual porque durante mis 25 años de experiencia laboral nunca había tenido este beneficio”.
Este ingeniero destaca que desde un primer momento se establecieron unas reglas de juego claras: que el no trabajar el viernes no implicaba tener que trabajar los otros días horas adicionales. A su vez, que no pretendían llenar de estrés a las personas aumentando cargas. “Sencillamente, lo que nos pidieron fue ser más eficientes y que desarrollaremos nuestras actividades en el tiempo que nos estaban dando”, dice.
Fue desafiante, cuenta Yesid, porque también estaba que no descuidarían a sus clientes ni la producción. No bajarían la guardia para lograr los objetivos estratégicos de la empresa.
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Yesid entra a trabajar a las 7 de la mañana y tiene turno hasta las 5 de la tarde. Aunque su trabajo lo podría hacer algunos días desde casa, él prefiere estar en operación en la planta.
Cuando inició el programa reconoce que tanto él como algunos compañeros sentían una “incertidumbre grande” cuando pensaban si sería posible mantener la producción con un día menos de trabajo.
Aquí hay mucha disciplina y buscamos que a las cinco de la tarde todos salgan de su turno y vayan a descansar
“Pero nos lanzamos al agua. Con el equipo hicimos juntas de revisión para encaminar la operación con menos días y atender las operaciones sin afectar a nuestros clientes. No fue algo como apagar un interruptor y prender otro, no, nosotros nos organizamos y creamos la conciencia de que tenemos que cumplir. Y lo logramos”, cuenta Yesid.
Lo más importante, dice, es la motivación. Les ayudó organizarse, optimizar los procesos, pero la clave para lograr las metas con menos días de trabajo fue el entusiasmo renovado que generó en los colaboradores el nuevo beneficio.
En un día normal de trabajo, dice, hace recorridos por las bodegas, saluda a los compañeros que están de turno y empieza a revisar cómo están los estados de las entregas. “Aquí hay mucha disciplina y buscamos que a las cinco de la tarde todos salgan de su turno y vayan a descansar”.
También hay otros operarios que manejan tres turnos rotativos para cubrir las 24 horas. El primero comienza a las 6 de la tarde; el segundo, a las 2 de la tarde y el último, a las 10 de la noche.
Yesid agrega que el viernes lo dedica para entrenar y estar con su familia: “El día que descanso arrancó la mañana haciendo ejercicio, me gusta montar bicicleta, acompañó a mis hijos- de 16 y 8 años- al colegio y comparto con mi esposa, quien todavía está trabajando desde casa”.
También, según dice, está aprovechando el tiempo para estudiar inglés de cara a todos los retos que tiene la organización.
Actualmente, desde su cargo como jefe de logística, ha sido testigo de los beneficios que tiene esta iniciativa: “Hoy estoy convencido de que cuando las personas están motivadas y tienen este tipo de beneficios dan al máximo y esto se ve en la operación. Puedo dar fe de que nos beneficia a todos”.
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ANGY ALVARADO RODRÍGUEZ
Subeditora ELTIEMPO.COM
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