Violencia de hinchas en estadios, sigue sin resolverse en Colombia – Medellín – Colombia

Los enfrentamientos entre el Esmad de la Policía y la barra popular de Los Del Sur en el estadio Atanasio Girardot el pasado domingo en la previa del partido entre Atlético Nacional y el América de Cali dejaron en evidencia, una vez más, el problema sin control en el que se han convertido estos hinchas en los estadios del país.

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Incluso, el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, quien está de viaje en el exterior, manifestó que no va a tolerar la violencia. “Me toca poner hasta 800 policías por cada partido. No prestaremos el estadio a Nacional hasta que no se acuerden condiciones mínimas de seguridad entre barra y directivas y la vigilancia sea pagada por el equipo. Prefiero a los policías cuidando a la gente en las calles”, señaló.

Los recientes acontecimientos se generaron tras la ruptura de relaciones entre este sector de la hinchada y la dirigencia de Nacional. No obstante, no son los únicos hechos, lo cual conduce a la pregunta de quién vela por frenar estos hechos de violencia en los estadios del país.

En el caso de Atlético Nacional, desde varios años antes, se venían dando unos acuerdos, según directivos, tales como boletería, ayuda económica y logística. Pero el pasado domingo, entre las decisiones que tomaron las directivas de Nacional, está la suspensión de los beneficios económicos de la barra.

“Para nosotros todos los aficionados son igual de importantes y por ello creemos firmemente que nadie debe tener privilegios sobre otros”, informó el club.
Desde que se levantaron las vallas en el estadio —que separaban las tribunas de la cancha de juego— en 2011, había un acuerdo entre el equipo y la barra para el trabajo logístico.

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Esto implicaba boletería —unas 500 entradas por partido—, contratación y buen comportamiento, según reveló el secretario de Participación Ciudadana, Santiago Preciado.

El presidente Navarro, en una entrevista con Win Sports, explicó que también se pagaban por la ‘salidas’ del equipo al inicio de los partidos y por cuidar a las hinchadas visitantes. “Si aquí no puede entra la hinchada de América y Millonarios, y los clásicos están bien delimitados, entonces qué hinchada estaban cuidando”.

Esos eran algunos de los beneficios que el club le quitó a Los del Sur, tras la reunión en la que se cortó todo tipo de relaciones. Según el directivo, la decisión se tomó por el déficit económico que no aceptaba tales exigencias.

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No obstante, desde la barra indicaron que las directivas nunca se presentaron a dicha reunión y por eso se tomó la decisión de realizar una protesta.

Ante lo ocurrido, las autoridades de Medellín indicaron que no le prestarían el estadio el equipo verde de Antioquia para sus próximos partidos, indicando que lo ocurrido es responsabilidad de Nacional.

El Esmad y la Policía se encargaron de disolver los disturbios del domingo.

Un mal negocio

La convivencia silenciosa entre clubes y barras, que nadie quiere admitir en voz alta, sigue siendo un peligroso factor que les da poder a grupos violentos de hinchas. En 2017, Jorge Perdomo, como presidente de la Dimayor, propuso que los equipos aprobaran castigos severos para clubes y directivos por hechos de violencia y patrocinios a las barras. Fracasó.

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“Faltó el necesario compromiso de los clubes para cortar toda relación con sus barras bravas, que está demostrado, las subsidian con boletería, contratos de logística, etc. (…). Los clubes grandes nunca han tenido voluntad real. Debo reconocer el esfuerzo de Millonarios, que les quitó a las barras bravas una tribuna y la convirtió en tribuna familiar”, dijo recientemente Perdomo. A esto se suma la fragilidad de la ley que no contempla castigos severos ante este tipo de casos.

Los disturbios arrancaron previo al encuentro entre Atlético Nacional y América.

Juan Pablo Ramírez, secretario de Gobierno de Medellín, indicó que lo ocurrido es razón suficiente para no facilitar este espacio mientras no existan las condiciones mínimas y se minimicen los riesgos.

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La tarde del lunes se realizó una reunión en la Mesa de Convivencia del Fútbol en la que participaron las partes involucradas para determinar si Atlético Nacional podrá seguir jugando en el ‘coloso de la 74’ o debería buscar estadio. La conclusión fue que el equipo paisa jugará su próximo partido por Copa Libertadores en el estadio Metropolitano de Barranquilla y sin público.

Nación y Deportes
EL TIEMPO


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