Después de 12 meses de investigación y gracias a la denuncia de una de las víctimas, así como al trabajo en territorio de la Secretaría Distrital de Seguridad, las autoridades lograron desarticular un grupo delincuencial dedicado a la trata de personas. La organización operaba desde un bar en el sector de Lourdes, en Chapinero.
Durante semanas, la investigación avanzó con mucho sigilo. Agentes especializados siguieron pistas, recopilaron testimonios y vigilaron cada movimiento sospechoso.
Fueron noches de seguimiento, días de entrevistas con víctimas que, entre el miedo, reconstruyeron los hechos que habían marcado sus vidas. Las fotografías en un álbum fueron clave: los rostros de los responsables quedaron expuestos.
Parte interna del bar en Lourdes. Foto:Policía Metropolitana de Bogotá
Cuando las pruebas fueron contundentes, llegó el momento de actuar. Con una orden judicial en mano, las autoridades irrumpieron en un domicilio donde, según las investigaciones, operaba una red de trata de personas.
El operativo fue rápido y preciso. En cuestión de minutos, tres personas fueron arrestadas, acusadas de los delitos de trata con fines de explotación sexual, secuestro agravado y acceso carnal violento.
Jóvenes víctimas eran sometidas a abusos sexuales en habitaciones sin luz, donde el líder de una estructura delincuencial ejercía su dominio.
El macrabo negocio
Estos delincuentes se dedicaban a captar, trasladar, acoger y/o recibir menores entre los 15 y 16 años de edad, en su mayoría de nacionalidad extranjera, los cuales retenían en un establecimiento de comercio que funcionaba como bar, pero que en realidad era un sitio para el entretenimiento de adultos.
En este lugar se cometían los abusos. Foto:Policía Metropolitana de Bogotá
Eran retenidas por días, hasta que falsificaban sus documentos de identidad y con esto evadían los controles de las autoridades ante posibles planes o intervenciones en este lugar.
En los rincones oscuros de este establecimiento se tejía una historia de horror. Jóvenes víctimas eran sometidas a abusos sexuales en habitaciones sin luz, donde el líder de una estructura delincuencial ejercía su dominio.
Luego, eran obligadas a participar en encuentros con clientes habituales del lugar: extranjeros en busca de placer, universitarios y comerciantes que, tras el cierre de sus negocios, acudían a este sitio en busca de compañía.
Bar en Lourdes. Foto:Bar en Lourdes.
“Aquí hay que prestar la mayor atención referente a las ofertas laborales que se reciban y más en sitios de entretenimiento nocturno para asegurarse que no estén entrando en estas redes. ”, aseguró César Restrepo, secretario de Seguridad de Bogotá.
El funcionario confirmó que fue una llamada ciudadana de alguien que se percató de que un niño o adolescente estaba ingresando o trabajando en uno de estos establecimientos. “Esto es fundamental para salvar la vida de estos menores, que son víctimas de este aberrante delito”, agregó.
Los capturados
Entre los capturados figura alias Mauricio, señalado como el líder de la organización. Su rol era tan perverso: trasladaba a las víctimas hasta un establecimiento donde eran acogidas con promesas falsas, solo para luego ser sometidas a abusos y ofrecidas a clientes.
Junto a él cayó alias Sergio, el administrador del lugar. Su tarea consistía en tramitar documentos falsos para las menores, permitiendo así que ejercieran la prostitución sin levantar sospechas.
Finalmente, alias Ruby completaba el engranaje criminal. Su función era atraer a las niñas, seduciéndolas con promesas de una vida mejor, para después entregarlas al jefe, condenándolas a un infierno del que difícilmente podían escapar.
El golpe a esta organización no solo representa la captura de sus integrantes, sino también un duro impacto a sus finanzas. Se estima que generaban alrededor de 120 millones de pesos mensuales con esta actividad ilícita.
Además, la investigación reveló que al menos dos de los detenidos ya tenían antecedentes judiciales por delitos como inducción a la prostitución, violencia intrafamiliar, inasistencia alimentaria, porte y tráfico de estupefacientes, y tenencia ilegal de armas de fuego.
Los capturados, de 41, 44 y 50 años de edad, fueron dejados a disposición de la Fiscalía General de la Nación, donde un juez de control de garantías, les dictó medida de aseguramiento en centro penitenciario y carcelario.
¿Dónde llamar si se es víctima?
La trata de personas es un delito grave que vulnera los derechos fundamentales y afecta a miles de personas en Bogotá, Colombia y el mundo.
Si usted o alguien que conoce es víctima de este delito, es fundamental actuar con rapidez y denunciar, recomiendan las autoriddes. Puede comunicarse de manera oportuna a la Línea Activa 3002505050, al 123, o al 141 del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), donde encontrará orientación y apoyo especializado.
Hay entidades dispuestas a ayudar y proteger derechos. “Denunciar es el primer paso para detener este crimen y brindar protección a quienes lo necesitan”, explicó Restrepo.
CAROL MALAVER
SUBEDITORA BOGOTÁ
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