Fuertes lluvias continúan azotando varios municipios del departamento de Cundinamarca y provocando el cierre de importantes corredores viales, por lo que el gobernador Nicolás García pidió a la Policía y los Bomberos elevar las alertas.
Uno de los panoramas más críticos se vivió en Viotá, donde los intensos aguaceros y las crecientes de los ríos dejaron a 150 familias afectadas y seis barrios inundados. “Los ríos La Pilama, San Juana y Calandaima se desbordaron, y las aguas entraron a nuestras casas”, manifestó una de las víctimas de esta tragedia –que se suma a las de otros años– que aún esperan la asignación de una casa en un proyecto de interés social prometido.
Con relación al derrumbe en el sector de la ‘nariz del diablo’, las labores de limpieza y remoción finalizaron ayer. Luego de la inspección en campo a cargo de los geotecnistas, se determinó que la zona se encuentra estable.
Por esa razón se procedió a retirar la maquinaria para dar apertura de la vía, que se mantiene con restricción a un carril de forma preventiva. Sin embargo, “es importante precisar que en caso de que se registren lluvias en la zona, se deberá realizar el cierre de la vía, por seguridad de los usuarios”, dijeron los voceros de Vía 40 Express.
Los residentes del municipio de La Calera volvieron a denunciar el pésimo estado de las vías veredales, que este fin de semana quedaron destruidas por los fuertes aguaceros, nos solo en la vía que conecta a Bogotá con el municipio, sino en varias veredas. Y Tocancipá aún no se repone de las inundaciones. Durante y después del aguacero, un total de 56 municipios resultaron afectados por deslizamientos, inundaciones, crecientes súbitas y granizadas.
REDACCIÓN BOGOTÁ
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