Entrevista de María Isabel Rueda a Sandra Forero exdirectora de Camacol y concejal


Sandra Forero, exdirectora de Camacol y hoy electa concejal de
Bogotá,
donde ejerce como presidenta de la Comisión Primera del Plan, explica en qué consiste la crisis que está viviendo el sector de la construcción y adjudica parte de la responsabilidad a que “las decisiones se están manejando con ideología, no con realidades técnicas”.

Primero que todo, ¿cómo ha sido el cambio de ser una cabeza muy importante en el sector empresarial, como era la presidencia de Camacol, a ser y hacer política en el Concejo de Bogotá? 

A mí este cambio, en algunos aspectos, me ha dado un poco duro, pero en la mayoría de las cosas me ha gustado mucho. ¿Sabe? Me retiré de Camacol y me quedé como con el sinsabor de que podían venir cosas muy negativas y no iba a encontrar los espacios para seguir aportando y, sobre todo, para trabajar por Bogotá. 

Entonces, cuando el presidente Uribe me ofreció ser la cabeza de lista al Concejo por el Centro Democrático, casi que sin pensarlo dije que sí; después reflexioné: ¿en qué me metí? Pero yo tengo un propósito superior siempre, María Isabel, desde mis veinte años y es trabajar en el tema de las ciudades de calidad y en la vivienda formal. Creo que la vivienda cambia vidas. Y me dije: si en esta tarea en el Concejo ese va a ser mi propósito superior, pues seguramente, a pesar de las dificultades, podremos hacer cosas. Y en eso estoy, dedicada a eso.

Sandra Forero  es concejal de Bogotá por el partido Centro Democrático.

Foto:Carlos Romero. Camacol.

¿Qué tal el Plan Distrital de Desarrollo que presentó ante el Concejo el alcalde Galán?

Estoy como presidenta de la Comisión del Plan. Entonces estamos viviendo días duros de trabajo, pero me entusiasma que tengamos un muy buen Plan para Bogotá, porque la verdad, la ciudad ha perdido el lugar que se merece a nivel nacional e internacional y toca rescatarlo.

¿Qué resalta de ese Plan de Desarrollo?

Pues son cinco pilares que contiene el Plan. Básicamente estamos hablando de seguridad, de bienestar, del potencial que tiene Bogotá para crecer, de ordenar su territorio y de generar confianza mutua con el Gobierno.

En el Concejo de Bogotá se discutirá el Plan Distrital de Desarrollo presentado por el alcalde Carlos Fernando Galán.

Foto:Mauricio Moreno. EL TIEMPO

¿Y usted cree que este plan sí se lo aprueben en el Concejo, o le pasará a Galán como a anteriores alcaldes, a los que les tocó imponerlo por decreto?

Las decisiones se toman cargadas más de ideología que de las realidades que nos muestran las cifras y los estudios serios

Pues hay una gran disposición de este Concejo y de esta Comisión Primera del Plan para que sea por acuerdo; pero, por supuesto, tenemos que dar el debate, enriquecernos, y como dijo el mismo alcalde, estar ellos en la alcaldía abiertos a oír propuestas y el Concejo también abierto a oír explicaciones. Ya está en marcha el debate.

¿Y tiene que estar aprobado cuándo?

Debe estar listo para sanción del alcalde el próximo 30 de mayo.

Cuando usted presentía que se venían cosas muy graves, tenía toda la razón. Porque la crisis de la construcción pues es una de las más graves que le está sucediendo al país; es el sector que más ha caído, frente a otros que también se han desacelerado como el comercio y las manufacturas. ¿Cuál es su diagnóstico de la monumental caída de la construcción de vivienda y de vivienda VIP en Colombia? 

Creo que este gobierno llegó con una cantidad de supuestos preconcebidos que estaban más cargados de ideología que de realidades técnicas. Consecuencia de eso es que las decisiones se toman cargadas más de ideología que de las realidades que nos muestran las cifras y los estudios serios. Entonces, pues el Gobierno llegó a cambiar una política pública de vivienda social. 

El 2023 fue el peor año en construcción de vivienda VIS en Bogotá

Foto:Archivo EL TIEMPO

¿Que venía funcionando muy bien, o no?

Llevábamos treinta años construyendo esto a punta de mirar qué funcionaba, qué no y de ir sumándole cosas. Esta política arranca con Uribe uno, se mantiene con Uribe dos, la mantiene y fortalece Santos uno, muy de la mano de Germán Vargas Lleras; se mantiene con Santos dos, la recoge Duque y la fortalece; hasta que llega el gobierno Petro y decide destruirla. Yo digo que la destruyeron, porque la ministra cuando dice lo contrario cae en una cantidad de imprecisiones, como lo demuestran las propias cifras.

¿Es más agudo el fenómeno de la crisis de la vivienda en Bogotá que en otras ciudades? ¿De qué déficit estamos hablando? 

En lo cuantitativo, de 50.000 hogares. En lo cualitativo sí llegamos a un déficit muchísimo más alto, es un déficit tal vez de unos 300.000 hogares. En Bogotá, por su volumen, pues claro que se siente mucho más el golpe de esta crisis.

Vista panorámica de Bogotá, una de las ciudades donde se ha sentido la crisis del sector de la construcción.

Foto:iStock

Me dicen que no hay demanda ni en Bogotá ni en muchas partes del país. Que los subsidios que modificó esta ministra cambiaron las reglas de juego y la gente no se ha sentido atraída por ellos. Entonces, no compran vivienda ni se vende prácticamente nada. ¿Eso es así?

El tema es el siguiente. ¿Qué ha pasado históricamente? Le puedo hablar como de los últimos gobiernos, arrancando en Uribe uno. Se empezó a entender que la política de vivienda social tenía que tener un modelo completo, donde debería haber elementos para que más hogares accedieran, es decir, para que más hogares pudieran comprar su vivienda, y elementos de la oferta, es decir que se construyera más vivienda social y ojalá más vivienda prioritaria, que es la que llega a los hogares con menores ingresos. Pero en ese modelo ninguna de las dos patas se podía debilitar.

La ministra llegó, como lo dije inicialmente, con unas ideas preconcebidas de que el programa estrella de los últimos años, que se llama Mi Casa Ya, no funcionaba. Le voy a decir los argumentos de ella: que era un modelo que estaba llegando a la clase media, que los subsidios llegaban a la clase media. Eso no es cierto. Hay un estudio de la Universidad de los Andes que muestra cómo el 75 por ciento de los subsidios llegaban a hogares de menos de dos salarios mínimos. El mismo programa se autofocalizó.

Segundo, ella argumentaba que los subsidios se concentraban en las cinco ciudades grandes. Hay una realidad y es que se desembolsaban subsidios en 350 municipios, entonces eso no era cierto. Claro, pues le llegaban más a Cali, Medellín, Bucaramanga, Barraquilla, Bogotá, porque ahí hay más habitantes, pero se logró llegar a 350 municipios. 

La ministra afirmaba que este era un programa para las siete constructoras más grandes del país. Pues claro, porque eran las que más construían, pero en Colombia 750 empresas hacen vivienda de interés social y esas empresas, la mayoría medianas y pequeñas, también construyen vivienda social, es decir, sus compradores también reciben el subsidio. Lo que hizo es que, al cambiar ella las reglas de juego, sí quebró estas empresas, porque necesitaban poder vender para poder construir.

Cuarto, la ministra afirmaba que este programa no llegaba al suelo rural. Pues claro, porque es un programa para vivienda urbana. Cambiar la metodología como ella lo hizo, tratando de que llegara a la ruralidad y a municipios de categorías 5 y 6, fue el error más grande que cometió porque esos municipios y la ruralidad necesitan un programa distinto.

Catalina Velasco Campuzano, Ministra de Vivienda, Ciudad y Territorio

Foto:Cortesía

Además de las tasas de interés y la inflación, se cambia el sistema que venía operando exitosamente. ¿Es otro típico caso de tormenta perfecta?

No es la primera vez que nos coge una crisis en el sector. Pero esta, además, nos coge con un gobierno que desestima todos los programas de reactivación y que desestima el papel del sector privado. Si uno mira las crisis de la economía que tuvimos en el 2008 y después en el 2015 con la caída de los precios del petróleo, la pandemia, este sector y la vivienda de interés social fueron los que nos sacaron adelante. 

Hay un dicho que me dicen que es de origen francés: que cuando la construcción va bien, todo va bien, y que cuando la construcción va mal, todo va mal. Precisamente la construcción se ha desplomado, sobre todo la VIS, entre 45 y 50 por ciento. Es decir, eso afecta no solamente el empleo, sino la cadena productiva que conlleva la construcción. Muchos le suplican al Gobierno que ponga en marcha un plan contracíclico especialísimamente en materia de vivienda, pero esta ministra es supremamente terca…

Pues mire, hace unos días publiqué un trino. Se lo voy a leer tal cual, y lo escribí ante unas declaraciones de la ministra: ‘Minvivienda asegura que no hay crisis en el sector y anuncia repunte positivo en entrega de subsidios’. Mi trino decía lo siguiente: ‘No hay peor ciego que el que no quiere ver. Catalina Velasco, veintiún meses de caída en ventas. Licencias en menos un 41,5 % anual. Más de 30.000 unidades en renuncia, es decir que los hogares dicen ya no puedo comprar en vivienda de interés social. Y dos meses consecutivos perdiendo empleo, en febrero perdimos 50.000 empleos en el sector, y en marzo 73.000’. Y decir que no hay crisis, María Isabel, es una terquedad absoluta. 

O un descaro, digámoslo así. Pero hay otro problema. Me dicen que en estos días la ministra citó a una reunión con los constructores, pero advirtió que sin el gremio, sin Camacol. Eso pues indica que hay una confrontación terrible, una enemistad terrible del Gobierno y concretamente de la ministra con el gremio de la construcción…

Lo peor que hicieron, lo peor, se lo digo con el corazón porque yo creo en esto, es que rompieron la confianza de todos los actores. Los colombianos se sintieron engañados, igual que el sector constructor, y atacaron al sector financiero

Sí, eso parecería que es un poco el resultado de la terquedad. Yo precisamente me retiré de Camacol en un momento en que sabía que mi cara no iba a ayudar. Me retiré por eso y se suponía que la persona que llegaba en mi reemplazo era cercana a la ministra, pero parece que tampoco le sirvió. Quién sabe hasta cuándo va a buscar cambios de presidente de Camacol. Pero es muy grave, María Isabel, que cuando una persona tiene una responsabilidad de país tan grande, como es manejar la vivienda y la vivienda formal de los colombianos, lo haga más con ideología y por simpatías que realmente por lo que necesita el país.

Y Mi Casa Ya era un programa que, como usted lo dice, había sido exitoso bajo varios gobiernos. Se trabajaba en conjunto con las cajas de compensación, a las que se les entregaban los subsidios. Apalancadas en ellos se construía muy rápido. Y ahora, no se está construyendo nada, y para completar, no se compra ni se vende, como el cariño…

Así es. Mi Casa Ya tenía una particularidad y es que el hogar, que debe ser el centro de esta discusión, o sea la familia, compraba donde quería y a quién quería, y ahí ya convergían los beneficios. El hogar recibía el subsidio, el constructor que hacía VIS recibía los instrumentos que permite el estatuto tributario para poder construir vivienda social y vivienda prioritaria; en algunos casos, las cajas sumaban a ese subsidio. Pero era una cosa donde el ganador central de esto era el hogar. 

Ahora el perdedor central de esto es el hogar que no puede comprar la vivienda y el hogar de aquel trabajador que se está quedando sin trabajo, porque además está rompiendo la posibilidad de que muchos hombres y mujeres que trabajan o trabajaban en el sector lleven el sustento a su casa. Pero, lo peor que hicieron, lo peor, se lo digo con el corazón porque yo creo en esto, es que rompieron la confianza de todos los actores. Los colombianos se sintieron engañados, igual que el sector constructor, y atacaron al sector financiero. Ahora parecería que están como arreglando las cosas, pero también les rompieron la confianza a los bancos, y ni digamos la de la industria, porque la construcción jalona 32 sectores productivos.

Es que hablamos de un sector vital para la economía…

Lo que yo puedo afirmar es que ya el daño está hecho y que volver a los niveles de actividad de hace unos años le va a costar mucho tiempo y mucho trabajo a Colombia. Y, la verdad, no creo que sea en el gobierno Petro

María Isabel, cuando yo me retiré de Camacol lo que más repetí en todos mis discursos y homenajes fue: por favor ,no vayan a romper la confianza de los hogares. Los hogares iban a las salas de venta y no preguntaban por una casa, decían: ‘¿Aquí hay Mi Casa Ya?’. Se volvió un activo de los colombianos. Y les rompieron la confianza. Y digo que hay 30.000 unidades que se han devuelto, son familias que renunciaron a su compra. 

Es decir, arrancaron a pagar su cuota inicial, iban a recibir su vivienda y como les quitaron el subsidio porque cambiaron la metodología, no podían recibirla bajo las nuevas condiciones. Eso se llama desistir y, le repito, son 30.000 unidades de vivienda que quedan en el mercado, que son una carga para los constructores, pero también son 30.000 familias frustradas porque perdieron el sueño de comprar su vivienda social.

¿A usted, ya para terminar, le queda alguna esperanza de que esta ministra, tan terca, y cuyos resultados sugieren
un terrible desconocimiento del sector, que dos años de gobierno no le han servido para superar, vaya a cambiar su manera de pensar? ¿Hay esperanza para el sector? 

Le voy a responder con toda la franqueza: Ha ‘reculado’ en varias decisiones, varias veces. Saca resolución tras resolución. Se inventa programas que ya fueron probados y que no funcionaron. Ahora la gran novedad es la preasignación de subsidios, eso no funcionó y menos solo para vivienda de interés prioritario. 

Entonces, para contestarle, lo que yo puedo afirmar es que ya el daño está hecho y que volver a los niveles de actividad de hace unos años le va a costar mucho tiempo y mucho trabajo a Colombia. Y, la verdad, no creo que sea en el gobierno Petro.



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