Escuela de Yoga de Buenos Aires: incesto y testimonios contra secta – Latinoamérica – Internacional

El pasado 12 de agosto, en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, se llegó a la caída de una de las organizaciones sectarias más misteriosas de Latinoamérica, la cual se dedicó a la cooptación de menores de edad y familias enteras para su servidumbre.

La cara más visible de esta organización es Juan Percowicz, un notario de 84 años, quien fundó el colectivo bajo el nombre de Escuela de Yoga de Buenos Aires (EYBA), e invitaba a distintas personas a unirse a este clan bajo el discurso de encontrar la paz para sus almas.

Sin embargo, según las autoridades porteñas, este grupo se dedicó a utilizar a las personas seducidas por sus discursos como sirvientes y entretenimiento sexual, a tal punto que obligaba a sus integrantes a tener sexo con sus familiares en frente de él.

Quizá la persona que ha hecho más testimonios es Pablo Salum, quien perteneció a la EYBA desde los ocho años hasta los catorce. El entonces joven entró a esta organización junto a su familia, conformada por su madre, su padrastro y sus dos hermanos mayores.

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Le prometían sanarse; la ciencia no le encontraba respuesta a los problemas de mi mamá

Pablo, en una entrevista al diario argentino ‘La Nación’, mencionó que el grupo arruinó a muchas familias por las actividades secretas que se hacían al momento de estar reunidos, las cuales fueron habituales durante años.

“Es, también, el dolor de ver a padres que perdieron a sus hijos allí; muchos de los detenidos ahora eran niños cuando ingresaron. Varios padres murieron en la lucha, sin poder recuperarlos. No hay peor dolor que el que te roben un hijo”, comentó Salum.

La propia historia de Pablo ha sido su sostén para denunciar estos hechos ante las autoridades federales de su país, pero no fue sino 30 años después que por fin logró su cometido.

El inicio del fin

Todo empezó con un Pablo de ocho años de edad. El niño era el menor de tres hijos, fruto de un matrimonio fracasado. La familia vivió en el barrio de Núñez, al occidente de Buenos Aires, el mismo donde se ubica el estadio del equipo de fútbol River Plate.

En esa época, su madre, en afán de sanar sus problemas de salud, acudió junto a su familia a la Escuela de Yoga de Percowicz, quien le prometió su sanación total, sin saber que acudir a este hombre los condenaría.

Tal como contó Pablo en la entrevista, fue una decisión desesperada: “Le prometían sanarse; la ciencia no le encontraba respuesta a los problemas de mi mamá”. También contó que él fue el primer niño en entrar a la secta.

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Al principio, las reuniones eran de pocas personas, pero con el correr de los meses, la cantidad de asistentes fue subiendo de forma vertiginosa. Según el testimonio de Salum, Percowicz decía que sumar más personas permitía eliminar las malas energías.

Rápidamente, ante la frecuencia con la que su familia asistía a la Escuela de Yoga, terminaron mudándose a un apartamento que la organización les dio.

Este hábito terminaría por corromper a su familia, hasta el punto en el que actualmente Pablo no tiene relación alguna con ella:Quedaron allí. Destruyeron a mi familia. Las víctimas terminan siendo victimarios”.

Abuso a niños

Según los informes, los niños de la secta eran víctimas de castigos violentos y abuso sexual.

Juan Percowicz, el líder de la EYBA, se vendía a sus seguidores como un ángel enviado por Dios, que necesitaba reunir 1000 ángeles más para salvar a la humanidad, como siguió contando Salum. No obstante, eso fue una fachada para hacer cumplir sus macabros propósitos. Se hacía llamar ‘El Ángel’, o ‘El Maestro’.

Durante las reuniones se practicaron actos bajo la orden de Percowicz como orgías, servidumbre y culto a su persona, junto con un constante cobro de coimas para que así el líder siguiera ‘guiando a sus seguidores a la sanación’.

Fue tan así que hubo familias que entregaron sus propiedades con tal de mantenerse alineados con las ‘profecías’ de Percowicz.

Por supuesto, también hubo personas que murieron dentro de la organización, por lo que esta se quedaba con las escrituras y cuentas bancarias de los que fueron falleciendo.

¿Cómo funcionaba la EYBA?

La Escuela de Yoga era una organización piramidal, según las autoridades, la cual consistió en la cooptación de personas que tuvieran problemas económicos, emocionales o de salud, para así llamar su atención de forma más sencilla, vendiéndoles la idea de ser sanadas.

La secta tuvo como miembros desde familias enteras en situación de pobreza hasta políticos y empresarios del ‘establishment’ argentino, de acuerdo con el medio de comunicación ruso ‘RT’.

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Dentro de las reuniones, obligaban a los miembros a tener orgías masivas bajo la mirada de Percowicz, en las que incluso hacían que menores de edad tuvieran relaciones con sus padres.

Muchas de estas orgías fueron grabadas y distribuidas, según dijo Pablo ante la pregunta sobre el momento en el que se dio cuenta de que la situación era rara: “Cuando empezó a circular material pornográfico; cuando veíamos que había sexo. A esa edad, yo era chico, rechazaba todo eso, me daba asco”.

En la misma organización hubo un cuerpo integrado por mujeres que se dedicaban al “geishado”, que consistía en servicios sexuales, tal cual como la prostitución.

Puerto Madero - Buenos Aires

Buenos Aires no sería la única ciudad donde operaba la secta. Según las autoridades, la EYBA tendría oficinas de cooptación en ciudades estadounidenses como Las Vegas, Nueva York y Chicago. 

También hubo una actividad llamada “coacheo”, en la cual miembros de la secta tenían relaciones sexuales con políticos, empresarios y funcionarios del Estado federal argentino, todo para mantener una inmunidad y eliminar cualquier riesgo de una investigación, según el medio ruso.

La Escuela de Yoga adquirió un poder tan grande que extendió su alcance hasta los mismísimos Estados Unidos, en donde tenían varias propiedades en ciudades como Las Vegas, Nueva York y Chicago.

El éxodo de Pablo

Durante su pertenencia en el grupo, Pablo contó en la entrevista que no tuvo ni de lejos la vida de un niño normal: “Yo era chico, pero tenía vida de grande. No iba al colegio”.

Sin embargo, el pequeño Pablo se mostró rebelde ante ese escenario adverso. Era adverso porque estaba solo, ya que su familia se entregó a la causa de la secta totalmente. “Vi a mi mamá y a mi hermana, que tendría unos 22 años, ser esclavas sexuales; a mi hermana la usaban para seducir a los más grandes, a los poderosos”, aseguró durante la entrevista con el medio ‘La Nación’.

Finalmente, en medio de un forcejeo con su hermano, quien lo llevaba por la fuerza a la residencia de los líderes de la EYBA, pudo escapar e inmediatamente buscó la forma de contactar a su papá biológico, quien ya había formado una nueva familia.

Luego de poder hablar con su padre, Pablo fue acompañado por su progenitor para denunciar al séquito de Percowicz ante la Policía.

La lucha por la justicia

Pese a los esfuerzos para que el caso continuase, varios periodos interrumpidos de fiscales, una crisis económica y una presidencia de Carlos Menem marcada por las presiones internacionales dilataron el caso, por lo que la EYBA operó durante treinta años más en total anonimato.

Pese a esto, Pablo no se quedó quieto y dedicó su vida a compartir información por sus redes sociales de forma insistente hasta que se hiciera justicia.

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Una de las cosas que más complicó la investigación, según Pablo, fue la supuesta colaboración de Percowicz con las autoridades argentinas: “No es intencional. Soy una víctima a la que le robaron su familia, su vida en una organización coercitiva. Y esa organización siguió operando impunemente con la complicidad de los poderosos; porque financian campañas, porque prestan lugares para reuniones, porque hacen votar a sus adeptos”.

La caída de Goliat

El pasado 12 de agosto, luego de un exhaustivo operativo, se capturó a un total de 19 personas en el barrio bonaerense de Villa Crespo, entre los que se encontraba el propio Percowicz. Este hombre siempre era visto manejando carros costosos.

Durante los allanamientos a varias propiedades, se pueden destacar montos de hasta dos millones de pesos argentinos, varias monedas de plata y oro, joyas, títulos de propiedad y vehículos lujosos.

También se abrió una orden de captura internacional a aquellos miembros que se encuentren en las oficinas de captación y propiedades en Norteamérica.

Así mismo, según el propio Pablo, estarían implicados personajes de la talla de Adolfo Pérez Esquivel, Nobel de la Paz en 1980; Carlos Menem, expresidente argentino durante una década (1989-1999) y Estela de Carlotto, madre de la Plaza de Mayo.

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