Ladra Taylor para dar la bienvenida. Atrás quedó el portón sobre la ruta 11 en el norte santafecino, cerca de Reconquista. En el escudo de su casa rural se leen dos letras, bien grandes, LG. ‘La Gloria’. Nada de arrogancia, es para su madre el homenaje. La flor de lis recuerda la huella de la leyenda en Fiorentina y un par de tacos de polo completan el diseño. Sonríe Gabriel Batistuta.
El tobillo derecho se lo soldó hace años. No duele, pero tampoco se mueve. El izquierdo se lo operó en septiembre de 2019 y recuperó su vida. “Hasta ahora marcha bárbaro, de diez, no me lo controlé todavía porque por la pandemia no pude viajar, pero no me lo quiero controlar tampoco, en una de esas el doctor me dice que algo no va bien. Me cambió la vida, ya no podía moverme, no podía caminar, no podía ir a recibir un paquete, me lo tenían que acercar”, dice.
“De vez en cuando juego al fútbol, pero con los veteranos. Y no duele nada, pero tampoco corro, ja, ja, estoy parado y si me la dejan picando adentro del área, todavía les rompo el arco. Acá hice una cancha chica para estar en el medio, cerca, y claro, me voy de 9, porque en la cancha grande, si jugamos con off-side me cagan, porque me sacan un poco y si me llevan lejos del arco no llego más…”, confiesa.
Por todo eso, su deporte de cabecera es el golf. “Llegué a tener 2 de hándicap, ahora debo andar en 5, pero porque no practiqué. Cambié el swing e hice una macana, pero ahora estoy volviendo, lo estoy corrigiendo y tirando 200 pelotas por día”. Hace algunas semanas retuvo el invicto contra Pep Guardiola. El duelo trae años, desde la primera coincidencia en Roma. Luego, en la liga catarí, en Doha, la exclusiva sede del próximo Mundial y el lugar donde nació Shamel, el último hijo de Batistuta. Un destino tan familiar…
“Para los fanáticos va a estar genial porque podrán ver los tres partidos del día…, el tema es llegar. Una vez que estés ahí adentro la vas a pasar bien. En los mundiales, todos la pasan bien, es un clima amistoso. ¿Por qué digo llegar? Por los costos, sí, y porque no es un país grande, no va a entrar toda la gente. El que tenga la suerte de conseguir alojamiento en Doha la va a pasar bomba; de lo contrario, a viajar…”.
Avisa que no irá a Catar como hincha. Solo asistirá si se trata de trabajo y de la evolución de unas negociaciones con una cadena árabe. “En un Mundial, el jugador solo quiere jugar… ¿Jugás contra Alemania? ¡Y qué te importa dónde! Es un Mundial y punto. Si se juega en Australia o en los Estados Unidos, la Argentina lo va a querer ganar igual”.
¿Y puede ganarlo Argentina?
La Argentina está bien, está muy bien. Le tocó un buen sorteo, ¿no? Debutamos contra Arabia, claro, el nombre no te dice nada, pero está en el Mundial. No está el Congo, no está Chile. Está Arabia. ¿No juega contra nadie en la Confederación asiática? Bueno, pero de los nadie es el mejor, y por eso está. No lo tienen en cuenta, ojo, no es un jueguito de ajedrez esto.
¿Te recuerda en algo al 2002? Esa selección estaba en plenitud un año antes…
¿Y cómo hacés para controlarlo? Yo te digo a vos: llevame al equipo, así como está, hasta el Mundial. ¿Cómo hacés? A mí me dicen que fracasé en el Mundial del 2002 y no, no fracasé un carajo. No existe el fracaso para mí. Muchas veces discuto por el fracaso. ¿Qué es fracaso? Fracaso es cuando no lo intentás. ¿Que no alcanzó? Y sí, tenés razón. Hoy el equipo está perfecto y mejor no podría llegar. Ganó la Copa América, se relajaron, se los ve unidos, el técnico se ve firme, se ve que lo siguen… ¿Si van a ganar? Qué sé yo, yo jugué al fútbol y no es matemática.
Nombraste al DT, Scaloni. ¿Te sorprendió?
Logró que le crean, el tipo se impuso. Al principio no había uno que no le pegara. No lo conozco yo, pero el flaco se impuso. Hizo la lógica: ¿viste cuando tirás una piedrita al agua? Las olitas van haciendo así, una a una… Bueno, el flaco empezó por los jugadores, no empezó por querer convencer a los hinchas, a los periodistas. No. No dio nunca nada. Nunca una polémica, nada.
Los favoritos de Batistuta para ganar el Mundial
¿Tus candidatos para Catar?
Hay muchos. En España dicen que este año no se les puede escapar… Y Bélgica, y está Inglaterra, y Alemania es Alemania, y no nombramos a Francia. Y nadie habla de Portugal. Hay muchos buenos, pero nosotros miramos a De Paul, a Messi y a los cracs de los demás que te pasan al lado no les damos bola porque es así. Pero vuelvo: nuestra selección llega en un momento espectacular.
Cuando Messi te quitó el récord de goleador histórico dijiste que te lo sacaba un marciano. Tenían 56 goles en la selección, y ahora él lleva 86.
¡Y va a hacer más! ¿Viste? Si es un marciano. Yo no jugué hasta los 40 porque no me dieron los tobillos, pero entiendo su mentalidad. Se ve que puede, entonces para qué parar. Todos jugamos porque tenemos un objetivo, y el objetivo de este es ser el mejor del mundo… por siempre. Y eso lo mueve. Y va a jugar hasta que lo echen a patadas, me imagino. Después, sí, bueno, llega un momento en el que el físico ya no te da, pero si es por la mentalidad, él y Cristiano Ronaldo son, son… por eso son los distintos. Ahora, la habilidad de Messi no la tiene nadie. Cristiano superó a todo el resto por su mentalidad, porque jugar, jugar, muchos juegan como Cristiano, pero el flaco tiene una cabeza, tiene su ego, todos tenemos ego, el que no tiene ego no hace nada.
¿Te estresa ser Batistuta?
Nooo, no, ahora no, puedo salir tranquilo a la calle. La locura duró bastante; en su momento sí, me estresó ser Batistuta, pero ya no, va pasando. Ahora lo llevo mejor. Mi viejo siempre me decía: ‘vas a jugar al fútbol 10 años y cuando termines a los 30, el pibe de 10 nunca te vio, o sea que vas a durar en la memoria otros 20 años, es decir que vas a durar hasta los 50…’ Y tal cual, tengo 53 y ya está pasando.
Hasta te pasó con Shamel, tu hijo menor, que un día te preguntó si había hecho algún gol en tu carrera, él no sabía la dimensión de quién era su padre.
Sí, pero eso había sido culpa mía porque no le había mostrado nada en mi obsesión por no llevar el fútbol a casa. Pero el paso de las generaciones va calmando todo. Las fotos que he hecho con pibes que me miraban sin entender nada, pero sus padres se las hacían sacar… ‘Sacate, sacate, acercate’, ja, ja, ja. Y está bien, es el tiempo y lo tenés que entender. Yo a los 27, 28 años ya estaba preparado para abandonar, ya me decía ‘esto en cualquier momento se termina’. Y duré bastante, aunque hubiese querido jugar más, pero se me desinflaron las gomas (mira sus tobillos).
¿Cómo te llevás con el VAR?
Eso también me aburre de los partidos, el VAR. No estoy de acuerdo con el VAR. Me hinchó los huevos. Si lo usan para interpretar, es más de lo mismo y vamos a discutir toda la vida. Si la pelota entró o no entró, está bien, pero si es para interpretar… El gol que le anularon a River en la Libertadores, contra Vélez, nooooo, no puede ser. Yo parezco hincha de River, pero lo robaron, y a Boca también lo cagaron en el penal que erró Benedetto… Me da risa, me da risa.
Aquella idea de ser entrenador…, ¿se fue?
Estoy en el mismo lugar de siempre. No me cierro, pero tampoco me voy a meter en un ambiente que no sé si voy a jugar el lunes, el vienes, al mediodía o a la noche. No, no estoy dispuesto a pagar ese precio. O sea, quiero, pero no sé hasta dónde. Cuando quise jugar al fútbol me corté el pelo, me rompí los tobillos y todo lo que vos quieras porque yo quería estar como estoy ahora: rascándome, acá, tranquilo. Hice todo para esto. Ahora, vos me preguntás ¿querés ser técnico? Y sí, quiero, creo que tengo varias cosas para enseñar… pero hasta ahí nomás. No a cualquier precio.
¿Guardiola es el último revolucionario del fútbol mundial?
Diría que es el que más labura. El otro día me decía: ‘Bati, todos creen que soy un genio, y yo laburo. Lo único que hago es laburar’. Y es así: es el primero que llega y el último que se va. Todos nos imaginamos que es un genio inventando jugadas, sentado en un sillón, y él labura antes que nada. Por supuesto que tiene ideas innovadoras, pero después hay que aplicarlas y convencer. Y eso es trabajo. Yo le preguntaba adónde iría mañana como técnico, y me dijo: ‘Estaría casi dejando, porque laburo mucho, mucho. No juguemos mucho al golf porque me voy a entusiasmar y me voy a dedicar a andar jugando por ahí, en alguna cancha perdida’, bromeaba.
Cristian Grosso
La Nación (Argentina)
GDA
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