James Rodríguez parece hoy la mitad de lo que era, un James sin derecho a llamarse James: si acaso es un David Rubio refundido en la multitud de lo cotidiano. Pero no es ese James único y extraordinario, no el que fue, no el que era. Es un James como en reversa, que a sus 31 años irradia el residuo de su esplendor. Quiere volver a ser, reconciliarse con su nombre, sentirse vigente para él y para la Selección Colombia, y quizá por eso es que esta semana lanzó un SOS desesperado para irse de Catar hacia Europa, pero su mensaje de náufrago no encontró tierra. La carrera de James está en suspenso.
Hoy James son solo buenos recuerdos. James y su zurda celestial. James goleador del Mundial 2014. James en el Olimpo del Real Madrid. Pero los recuerdos devoran la realidad. Lo que indica su presente es que no juega hace 5 meses, desde su último partido con la Selección a finales de marzo. Y no lo hace 6 con el Al Rayyan, el equipo del que no ha podido escapar. Las lesiones, reiteradas y misteriosas, lo redujeron a ser ese James a medias, sin horizonte despejado, sin puerto al que llegar.
Hace menos de un año llegó a Catar, fue su salida de emergencia del Everton. Y en Al Rayyan lleva algunos goles (5) y algunos lujos que aún despiertan entusiasmo. Pero la temporada en Catar ya arrancó y James es un fantasma. Se dijo que no aparecía porque se quería ir. Lo negaron. Se dijo que no jugaba por una grave lesión, él lo negó. Se dijo que ya casi regresaba, y coincidió con el cierre del mercado en Europa, la ventana por la que James se quería tirar de cabeza.
James, sin salida

James Rodríguez (izq.), en la pretemporada del Al Rayyan.
James debió ver por TV cómo se movía el mercado. Debió ver cómo el Valencia de España fichaba a Edinson Cavani y quizá eso lo entusiasmó. Por eso su franqueza cuando, en una salida que pareció desesperada, habló, primero con el periodista Edu Aguirre, y luego apeló al influencer Ibai Llanos, para decir, como si gritara sin gritar, que quería escapar. ¿Valencia? “Me voy caminando, pero no sé si llegue”, dijo James, consciente de que su alarma se prendió tarde. Las horas del mercado se agotaban. “Si quieren a alguien que le tire pases a Cavani, ahí estoy yo”, se ofreció, y confesó que hasta se bajaría el sueldo.
Pero la ventana se cerró y en Valencia no hubo noticias. Y su carrera sigue incierta. El contrato, casi siempre signo de estabilidad, se convirtió en camisa de fuerza. Si lo rescindió será libre y podrá negociar. Pero todo indica que eso no pasó. Al parecer sus palabras cayeron como plomo en suelo árabe.

James Rodríguez en Al-Rayyan
Foto:
La prensa aquí está un poco sorprendida y en shock, pero si no quiere seguir jugando aquí, pienso que es su decisión escoger lo que sea mejor
Amina Bouamari es periodista de Qatar Radio Oryx FM. Dice que las declaraciones de James tomaron por sorpresa a algunos en Catar, pero que no es extraño que insista en quererse ir.
“James con Al-Rayyan ha luchado por regresar a su nivel de desempeño óptimo debido a sus múltiples lesiones. Él ha sido una celebridad aquí, una estrella, y participó solo en 15 juegos, con 5 goles y 6 asistencias. Pero creo que sus declaraciones no son realmente su primer desafío a Medio Oriente, James ya ha sido incomodado por querer volver a Europa o quizás ir a la MLS. Le preguntamos y nos respondió que está perfecto, saludable, que puede jugar en Europa, que podría ir a Valencia, pero está bajo contrato hasta el 2024. La prensa aquí está un poco sorprendida y en shock, pero si no quiere seguir jugando aquí, pienso que es su decisión escoger lo que sea mejor”, le dice a EL TIEMPO.
Durante la ventana abierta se dijo que lo buscó Nápoles, que lo preguntó Lazio, que desde Flamengo lanzaron el anzuelo, que Quizá al Inter de Miami. Él mismo rechazó una oferta del Botafogo, y algún romántico insinuó que al Junior de Barranquilla…
Jorge Luis Pinto, extécnico de la Selección, hizo un análisis demoledor: “Me duele lo que está pasando con James… Si quiere competir, tiene que empezar a entrenar porque él no entrena… no entrena con dedicación, con amor, y uno al fútbol tiene que quererlo siempre”, dijo Pinto en Caracol Radio.
¿Y ahora?
James, que a menudo se ve en redes sociales en sesiones de entrenamiento particular, está en retroceso. Su valor se desplomó. Pasó de los 80 millones de euros en Real Madrid, a 13 millones hoy. Pasó de jugar Champions europea a no jugar ni la Champions asiática. Pasó de ser el genio liberado de la Selección, a ser el genio enfrascado: un recuerdo de genio. Y la caída ha sido veloz: Madrid, Bayer, Everton y Al Rayyan. Como si cada paso fuera uno hacia atrás.

Mauricio Dueñas. Efe
Y tiene 31 años: parecen muchos; parecen pocos. Porque cada que sale a la cancha es capaz de demostrar que el talento no envejece, pero como no compite, eso pesa. En la Selección dejó de ser el indispensable. Ahora, cuando el equipo verá el Mundial por TV, ya no es tan fijo. Se acerca la primera convocatoria del DT Néstor Lorenzo y parece raro que James, con 5 meses inactivo, pueda estar allí.
James camina a tientas, sin saber a dónde va. Le quedan opciones: Portugal, Turquía, Bélgica… Pero el contrato sigue siendo un obstáculo. Y si finalmente se queda en Catar, tendrá que ponerse en su puesto de combate y buscar lugar en un plantel del que se quiere ir, en una Liga en la que no quiere estar.
Puede que en su zurda siga el talento, pero sin inspiración quién brilla. Puede que esté bien físicamente, pero sin felicidad quién corre. James encontró las puertas cerradas, quizá para que él mismo las tumbe con su juego, y si no es para salir, que sea para volver a ser él: para recuperar el derecho de llamarse James Rodríguez.
PABLO ROMERO
Redactor de EL TIEMPO
@PabloRomeroET
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