Jovenes en Bogota: Por que no estan consiguiendo empleo – Bogotá

El 37 por ciento de los jóvenes bogotanos están excluidos de oportunidades de formación y crecimiento, esto equivale a 671.244 personas entre los 15 y los 28 años que ni estudian ni trabajan o no tienen una ocupación estable y que, por diversos factores, tampoco tendrán un camino sencillo para integrarse al empleo formal.

(Además: Bogotá: 37% de los jóvenes están excluidos de formación y empleo).

Esta fue la conclusión del informe ‘Jóvenes con potencial 2022’, publicado por Global Opportunity Youth Network-Goyn Bogotá, en alianza con Acdi/Voca, Fundación Corona, ProBogotá, United Way, Invest in Bogotá, Accenture, Fundación Andi y la Cámara de Comercio de Bogotá, entre otras empresas y organizaciones nacionales e internacionales.

El informe, que recoge datos de la Gran encuesta de hogares del Dane, indica que en la capital del país hay 1’798.362 jóvenes con edad para trabajar, de los cuales 807.462 tienen un empleo –bien sea formal e informal–, 283.209 están fuera del mercado laboral –de estos 219.829 no estudian– y 707.691, en inactividad –195.086 no recibe formación académica–.

La suma de los jóvenes nini (414.915 personas) y aquellos que están en la informalidad (256.329) componen un grupo que Goyn Bogotá ha denominado ‘Jóvenes con potencial’.

“Los bautizamos jóvenes con potencial para hacer énfasis en las capacidades que puede desarrollar la población joven que (…) hoy no accede a oportunidades de formación o empleo”, explicó Juan Reyes, director de Goyn Bogotá.

El análisis permite evidenciar que en algunas zonas, particularmente del occidente y el sur de la capital, existe una mayor demanda de oportunidades. Localidades como Suba, Kennedy, Ciudad Bolívar y Bosa concentran el 53,31 por ciento de todos los jóvenes sin oportunidades, es decir, 671.244.

Sin embargo, en términos porcentuales, el sector más afectado por la falta de oportunidades es Los Mártires, en el centro, donde hay 10.986 ninis, lo que equivale al 50 por ciento del total de la población entre los 15 y los 28 años que habita la localidad.

Esta situación se refuerza por los estereotipos de género en los que se asocia a los hombres a las actividades productivas, incluso en la informalidad

En Bogotá, la problemática se focaliza en cinco Unidades de Planeamiento Zonal. Tibabuyes (33.517), Bosa Central (27.325), El Rincón (25.660), Lucero (24.666) e Ismael Perdomo (22.309). Y por eso, según el informe, estas son las que tienen mayor número de jóvenes con potencial.

Uno de los hallazgos es que el 52 por ciento de las personas reseñadas en el documento son mujeres, pero si se analiza la participación de los jóvenes que no estudian ni trabajan, la cifra sube al 58.

“Esta situación se refuerza por los estereotipos de género en los que se asocia a los hombres a las actividades productivas, incluso en la informalidad, y que explican una mayor participación de las mujeres jóvenes en la inactividad relacionada a las diferentes labores”, explica el informe.

Según Goyn, el número de mujeres con potencial que se dedican a oficios del hogar no remunerados (131.510) frente a la cantidad de hombres (42.529) es casi tres veces mayor. También se identificaron subgrupos poblacionales más afectados por la falta de oportunidades, entre ellos los migrantes, en situación de discapacidad, los que se reconocen en un grupo étnico y la población LGBTI.

Si bien la cifra es alarmante, desde el sector privado se reconocen las barreras y plantean retos y oportunidades. “El empresariado cada vez es mucho más consciente de las ventajas de la inclusión. No obstante, hemos identificado barreras individuales, organizaciones y ambientales en esa transición”, dijo Ángela Sabogal, coordinadora del programa de empleo inclusivo de la Fundación Andi.

Para Rafael Arias, gerente de Empleo de Fundación Corona, entender los contextos también es fundamental. “El contexto de un hombre joven estando desconectado y en un empleo informal es diferente al contexto de una mujer. Entender estas particularidades permite atender con precisión las necesidades”, afirmó Arias.

Si bien el informe hace un diagnóstico detallado de esta población, también expone las barreras que enfrentan las personas entre los 15 y los 28 años para acceder a más oportunidades y los retos de los sectores público y el empresarial para equilibrar la balanza.

Las barreras

Uno de los aspectos que más preocupan a los investigadores que realizaron el documento ‘Jóvenes con potencial 2022’ es la desconexión que hay en lo que denominan ‘trayectoría de la educación al empleo’, es decir, ese camino que emprenden los jóvenes en la etapa escolar y finaliza en el mercado laboral, el cual, según expertos, tiene varios matices.

“Estamos viendo el final del esquema al que ellos acceden, pero tenemos que ver el camino y tener en cuenta que no solo hay una brecha entre colegios públicos y privados, sino entre lo rural y lo urbano”
, agregó Diego Sánchez, director del Observatorio de la Gestión Educativa de Bogotá.

De acuerdo con el informe, de cada 100 jóvenes que se gradúan del colegio, 48 acceden a la educación superior y apenas 24 finalizan su preparación. Es en ese punto donde las brechas se acentúan debido a que muchas de las habilidades básicas para obtener un empleo no se adquieren.

Goyn Bogotá

De acuerdo con el informe, de cada 100 jóvenes que se gradúan del colegio, 48 acceden a la educación superior y apenas 24 finalizan su preparación.

“La población vulnerable es muy grande y es la que más barreras tiene. También es la que más depende de que un amigo los recomiende para poder acceder al empleo. Entonces tenemos un reto grandísimo con los servicios de empleo. Hay que enfocarnos menos en los indicadores y más en resultados”, dijo Bernardo Brigard, subdirector de Empleo de la Secretaría de Desarrollo Económico.

Otros factores que afectan esa trayectoria, según el documento, son la baja calidad en las competencias escolares, lo que dificulta el acceso a educación superior y causa deserción, genera poco acceso a orientación socioocupacional, que facilita la búsqueda de carreras acordes al perfil del estudiantes y el desarrollo de habilidades socioemocionales.

(Siga leyendo: Jóvenes a la U: ¿cómo puede consultar si es beneficiario?).

Brechas de contexto

Además de los hallazgos en las trayectorias educativas, el documento resalta brechas relacionadas con el contexto del joven. Se incluye la falta de acceso a herramientas tecnológicas, la accesibilidad al transporte y la venta y consumo de sustancias psicoactivas en el entorno. Las cifras muestran que el 57 por ciento de los jóvenes que no tienen oportunidades de formación o empleo formal tampoco tienen acceso a conexión. De hecho, según los mapeos que realizó Goyn, a partir de los datos del Dane, las zonas sin conexión a internet coinciden con los sectores con mayor población excluida de actividades de formación.

Finalmente, en el informe se establece una relación entre el tiempo que tarda esa población en llegar a su centro educativo o lugar de empleo y las zonas más afectadas por la problemática. “Donde este tiempo es mayor coincide donde hay un alto número de jóvenes excluidos”, concluye el documento.

Falta trabajar en habilidades para el mundo laboral’

El informe, al centrarse en los jóvenes, incluye varias de sus preocupaciones. Durante el evento de presentación, que se realizó ayer en la sede de Chapinero de la Cámara de Comercio de Bogotá, varios de ellos dieron sus impresiones sobre el documento y contaron sus preocupaciones con respecto a su futuro.

“Si bien las universidades han hecho un ejercicio de acercar a la oferta empresarial a los estudiantes de manera previa a su salida, creo que aún hace falta un trabajo armónico y focalizado en resaltar esas habilidades que se requieren en el mundo laboral”, dijo Gabriela Ángel, quien hace parte de un grupo de jóvenes que dio su opinión en el panel de invitados.

Un trabajo digno y con menos horas es lo que pide Daniela, otra joven participante del foro, quien reconoce que en más de una ocasión ha pensado en abandonar el país.

“Sé que es difícil, pero por ahora solo quiero lo mismo que tuvieron mis padres. Que el trabajo y la educación me permitan tener una casa. Pero eso parece muy lejano, en este momento tengo dos profesiones y aún no he podido conseguir empleo. Siento que no tengo futuro y que la única opción que me queda es migrar a otro país. Y eso es muy triste”, aseguró.

Finalmente, uno de los aspectos que más resaltaban durante la conversación eran las diferencias en los contextos y cómo estos afectan la posibilidad de conseguir empleo, misma brecha que aparecía resaltada en el informe final.

“Vivir, por ejemplo, en Usme o Sumapaz es una desventaja enorme. Y es algo que se debe analizar y que siento que las empresas y entidades en ocasiones solo lo ven como una queja o un capricho”, concluyó Sebastián, joven del sur de la ciudad.

Lo que se hace para reducir el déficit de oportunidades

Para reducir las brechas, desde el Distrito se han adelantado varias iniciativas enfocadas en este grupo poblacional. Jóvenes a la U y Parceros por Bogotá son los programas emblema con los que la administración busca atender las necesidades de los jóvenes.

El primer programa, enfocado en el acceso y permanencia en la educación superior gratuita y liderado por la Secretaría de Educación y la Agencia de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Atenea), benefició a más de 6.000 jóvenes en su tercera convocatoria.

De hecho, una de las recomendaciones del informe es “crear estrategias de acompañamiento y orientación para población joven desconectada de las oportunidades”.

“Hay mucho que se puede hacer, pero también la necesidad es muy grande. Tenemos que pensar a mediano y largo plazo y en los cómo. Estamos llegando a cerca de 150.000 personas con los programas de las secretarías de Educación y Desarrollo Económico y Atenea”, señaló Germán Barragán, director de Atenea.

(Lea también: ‘Parceros cuidando a Bogotá’, proyecto para los jóvenes vulnerables).

Asimismo, en la última convocatoria de Parceros por Bogotá, enfocado en jóvenes que ni estudian ni trabajan y que están en riesgo de caer en estructuras delincuenciales, 1.538 hombres y mujeres fueron beneficiados. De estos, 335 se vincularon a empleo formal; 413, a educación formal y 438, a ofertas de emprendimiento.

Finalmente, entre el 2020 y el 2022, cerca de 16.000 estudiantes de 10.º y 11.º de 215 colegios oficiales se beneficiaron de la estrategia ‘Inmersión a la vida universitaria’.

Sin embargo, para los jóvenes que participaron en el panel de presentación del informe, que se llevó a cabo ayer, en la Cámara de Comercio de Bogotá, aún falta camino por recorrer. “Si bien las universidades han hecho un ejercicio de acercar a la oferta empresarial a los estudiantes de manera previa a su salida, creo que aún hace falta un trabajo armónico y focalizado en resaltar esas habilidades que se requieren en el mundo laboral”, dijo Gabriela Ángel, quien hace parte de un grupo de jóvenes que dio su opinión en el panel de invitados.

CAMILO A. CASTILLO

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