‘Llegó el momento de buscar acuerdos y pasar la página’: Andi

Un “gran acuerdo nacional para salvar la economía del país” le propone al Gobierno el sector privado, a través del presidente de la Andi, Bruce Mac Master, quien lo representa. En diálogo con este cronista para EL TIEMPO, Mac Master asegura que la situación económica es sumamente complicada y genera alarma.

El líder empresarial revela, además, una cifra asombrosa. Las remesas de colombianos residentes en el exterior ya ascienden mensualmente a mil millones de dólares, casi son el segundo renglón de ingresos de divisas al país.

“La economía está pasando un momento tan complejo que genera inmensa alarma”, dice Mac Master, y agrega que “es necesaria una reacción importante de todo el Gobierno, de todos los empresarios, de todos los estamentos y autoridades económicas. Tener cifras de crecimiento que no logran superar el 1 por ciento durante cuatro trimestres seguidos ya materializan una tendencia muy anclada”.

¿Demasiado permanente, quiere decir usted?

Sí. Ya no se trata solo de un mes o dos meses. Ya tenemos más de un año con esta situación y no hay razones en este momento, realmente, para imaginarnos que la tendencia se vaya a revertir en el corto plazo.

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Ante esta situación, ¿qué diría usted que se debe hacer?

La economía es una combinación de cifras e indicadores, pero también de fotografías en el tiempo. Es el desarrollo. El desarrollo no es atemporal ni tampoco las crisis son atemporales. Entonces, en términos relativos, tenemos en este momento un país que está perdiendo posiciones con otros países, y eso está generando sin duda alguna un rezago que al final terminan pagando la población, los trabajadores, los hogares. Llegó el momento de que el Gobierno se tome en serio la economía.

Llegó el momento de tomarse en serio la economía. Llegó el momento de que efectivamente el Gobierno haga todo lo posible y todo lo que esté a su alcance por buscar que la economía tenga un mejor comportamiento

¿Qué quiere decir eso?

Lo que vemos en este momento es una gran cantidad de acciones en lo ideológico, de declaraciones, de discursos y de manifestaciones grandilocuentes en lo ideológico. Y nos estamos olvidando casi completamente de la economía y del efecto que tiene la economía sobre los hogares y los ciudadanos. Y en este orden de ideas, repito, yo sí siento que llegó el momento de tomarse en serio la economía. Llegó el momento de que efectivamente el Gobierno haga todo lo posible y todo lo que esté a su alcance por buscar que la economía tenga un mejor comportamiento y que por lo tanto los hogares colombianos tengan mejores resultados.

“Llegó el momento para que el Gobierno tome en serio la economía”, dice usted, y eso supone que, hasta ahora, no lo ha sido…

Así es. No ha sido la prioridad. El Gobierno se ha concentrado mucho más en los temas ideológicos, en los temas políticos, se ha concentrado mucho en temas de filosofía general, en los que nosotros podemos estar de acuerdo. Para el Gobierno es mucho más importante la política que la economía. Se concentra mucho más en el mensaje político que realmente en la realidad económica.

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¿Se lo ha transmitido al Gobierno?

La Presidencia de la República descalifica con mucha frecuencia la participación del sector empresarial en muchos sectores de la economía. Vea lo ocurrido con el sector de la salud… No se puede olvidar que el 80 por ciento de la prestación de servicios de salud en Colombia lo realizan privados, lo hacen clínicas medianas, clínicas grandes o pequeñas, laboratorios o compañías que producen las medicinas. Se les están enviando muy malas señales a quienes históricamente han dedicado sus esfuerzos de hacer infraestructura en salud. Y eso sin tener en cuenta el efecto de la reforma pensional sobre el mercado de capitales, el ahorro y la inversión. ¡Es un gran error! Esa actitud tiene inmensas repercusiones que no son solo ideológicas o políticas, sino que afectan lo económico. El Estado hoy no es confiable en generar condiciones que den tranquilidad a ciudadanos, ahorradores o inversionistas. Está permanentemente generando incertidumbre y zozobra. Es necesario que deje de generar condiciones negativas y de lanzar ataques, y de estigmatizar y de intentar deslegitimar la actividad productiva, porque de lo contrario nunca vamos a ser capaces de salir de esta situación.

¿Y entonces qué se puede hacer?

Llegamos al momento en el que nos toca plantear un gran pacto nacional por el empleo, la reactivación, la inversión y la prosperidad, en el que nos comprometamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance por generar mayor empleo, generar equidad y oportunidades de trabajo, permitir que las condiciones para que la economía funcione se cumplan. Es hora de exigirle al Gobierno que haya responsabilidad fiscal, respeto a las normas jurídicas y labores de supervisión, de vigilancia y de control que hacen las superintendencias para que sean las correctas y serias, no amenazantes, que sean firmes. Debería ser un pacto para salvar el buen comportamiento económico de nuestro país, un desarrollo equitativo, sostenible, para todos, que conduzca a que haya mejor salud y mejor educación. Hemos llegado a ese momento. No nos podemos dar el lujo ni siquiera de esperar al ritmo de los períodos electorales. O sea, no podemos esperar dos años y medio más a que haya cambio de presidente para que esto suceda. Esto es un tema que no es político, es un tema realmente de salvar el bienestar del país, de los hogares. Es muy urgente, no podemos perder más tiempo.

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Presidente Petro.

Foto:Alexa Rochi. Presidencia

Pero el presidente Petro no parece ser precisamente un dirigente que acepte exigencias, como dice usted…

Perdóneme, pero el Presidente tiene que entender que la sociedad sí le puede exigir y, aunque le moleste, él aceptó un cargo que viene con responsabilidades con 50 millones de personas. ¿Cómo así que el Presidente no se deja exigir nada? ¡Pues no! Resulta que al Presidente, como a todos los funcionarios públicos, pero a él más que a nadie, se le debe exigir porque el mandato que recibió da derechos y poder, pero también responsabilidades. La ciudadanía y el pueblo en general que él aceptó liderar tienen también el derecho de exigirle al líder que asuma una responsabilidad de una forma u otra. Y en eso no debemos tener temor. Por eso, repito, llegó el momento de exigirle al Gobierno que no se olvide de todas sus responsabilidades. Yo no tengo la menor duda en afirmar de que llegó el momento de exigirle al Gobierno que se tome en serio la atención en salud, la situación de los pacientes. No es solo querer hacer las reformas que uno quiere hacer. El objetivo superior debe ser la atención de los pacientes. Y fíjese lo que está pasando hoy. Decidieron hacer un experimento y un plan piloto con 500.000 maestros en el Fomag. Y vea lo que está pasando con la atención a los maestros, con el cambio que hubo: se presentó una crisis de marca mayor que hay que solucionar ya. Se demostró que el Estado no está en capacidad de atender a los ciudadanos. Llegó la hora de tomar en serio muchas cosas, la atención en salud, la economía, la construcción, la industria, la inversión.

¿Y qué pasa con la desaceleración del sector manufacturero, que en marzo cayó a dos dígitos, es decir, (negativo) -10,8?

Ese sector en particular dinamiza otros 32 sectores y genera ingresos para muchas personas y origina la demanda. Por ejemplo, aparece uno de los sectores que ha tenido un resultado muy malo: alimentos.

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¿Y por qué el sector de alimentos?
Acuérdese del impuesto a los alimentos llamados no saludables.

¿Por qué dice usted que la reforma de la salud está improvisada?

Desde el punto de vista fiscal, sin duda, están improvisando porque nadie, menos el Estado, sabe cuánto le vale. O no nos han querido contar cuánto le vale. De hecho, recuerde que en su momento una de las grandes discusiones que hubo entre el exministro José Antonio Ocampo y el Presidente de la República –que también fue la misma por la cual seguramente salieron Alejandro Gaviria y Cecilia López– fue porque ellos estaban insistiendo en que los colombianos teníamos que saber exactamente cuánto era lo que le valía al Estado la reforma de la salud que se estaba haciendo. Eso se llama improvisar desde el punto de vista fiscal.

¿Y según usted cuáles son los costos de la reforma?

Yo no lo sé. Algunos cálculos nos dan cifras cercanas a los 100 billones de pesos en 10 años. Hacienda dice algunas veces que 45 billones de pesos. Hay otras versiones que dicen que probablemente algo más parecido a 130 billones de pesos. Pero lo importante de esto, Yamid, es que estamos tomando una decisión de semejante magnitud sin saber cuánto nos vale. Eso no puede suceder. Lo mismo está pasando con el sector de la reforma de las pensiones. No ha sido posible que, dentro de la discusión del Congreso, le cuenten al país cuánto vale la reforma de las pensiones.

Usted propone un gran acuerdo, un gran pacto entre los sectores público y privado. ¿Puntualmente para qué y qué ocurriría si su solicitud no es atendida?

Yo creo que la única solución para que podamos salir estructuralmente de los problemas que tenemos es que podamos hacer un gran pacto entre los sectores privado y público. Es un pacto que incluya a las centrales de trabajadores, al Congreso, a los medios de comunicación, a centros de pensamiento, para que nos sentemos como país a solucionar nuestros grandes problemas.

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Llegó el momento de que hagamos un alto en el camino y que digamos qué es lo que está funcionando mal para la economía y, por lo tanto, para los hogares colombianos, y lo corrijamos.

¿Por qué cree necesario ese acuerdo nacional que propone?

Estamos demasiado imbuidos en las discusiones políticas y muchas solo les conciernen a los políticos y solo favorecen a los políticos, mientras que la economía está llena de señales de alarma que debemos atender. Nos estamos olvidando de los problemas grandes de nuestra sociedad.

Si el Gobierno no atiende su propuesta de hacer un gran pacto nacional para salvar la economía de esta nación, ¿cuál cree que es nuestro futuro?

Muy malo. Yo se lo digo sinceramente. Yo creo que llegó el momento en que, sin egoísmos, sin testarudez, sin querer imponer las ideas, busquemos acuerdos. Pasemos la página. ¿Se equivocó? ¿Me equivoqué? No pasa nada. Pensemos en el interés superior. Pero no podemos, en este momento, querer vanidad. Propongo un pacto con generosidad y con sentido patriótico de verdad, entendido como el beneficio de toda la población. Llegó el momento de que hagamos un alto en el camino y que digamos qué es lo que está funcionando mal para la economía y, por lo tanto, para los hogares colombianos, y lo corrijamos. Si no lo hacemos, vamos a llevar al país a un punto del cual va a ser muy difícil recuperarnos. Las recuperaciones en economía toman mucho tiempo. Usted se demora mucho construyendo competitividad, construyendo confianza. Y todo esto lo puede acabar con dos decretos.

¿Qué quiere decir una situación futura muy difícil?

Que vamos a tener muchos más problemas, por ejemplo, para conseguir créditos. El sistema financiero internacional no nos va a prestar más. Vamos a tener una gran cantidad de muchas más personas en pobreza.

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¿Podemos estar caminando hacia dónde?

Bajando escalones hacia una realidad muy oscura, muy compleja. No quiero compararnos con otros países. Pero mire Venezuela, no logran encontrar un camino a pesar de que tienen un recurso tan valioso como el petróleo. También tenemos en Colombia gente yéndose y familias sacando sus ahorros. Estamos a tiempo de corregirlo, con generosidad y con grandeza.

¿En Colombia hay en este momento dos fugas de capitales?

Yo creo que en este momento hay una salida importante de recursos de muchas familias, inclusive de clase media; temor de perder sus ahorros, de que eventualmente puede haber una devaluación grande en el futuro, un incremento en el valor del dólar.

Usted acaba de mencionar el caso de una eventual devaluación. Pero, curiosamente, hoy lo que hay en Colombia es todo lo contrario. Una revaluación, casi increíble…

Sí, sí, sí. Y una explicación mala también. Son tanto los colombianos que se han ido de Colombia que hoy en día les están enviando a sus familias cerca de 1.000’000.000 de dólares todos los meses.

¿Cómo?

En este momento, las remesas de colombianos a sus familias están llegando a 1.000’000.000 de dólares mensuales. No tiene precedentes.

¿Por qué dijo que la razón no es buena?

La razón es porque hay muchos colombianos que decidieron irse y, claro, lo que estamos haciendo es un subsidio de otras economías a la economía colombiana. El monto de las remesas nos está ayudando sin duda en la tasa de cambio; es que 1.000’000.000 de dólares equivalen a cerca del 20 por ciento de las exportaciones de Colombia y casi que el segundo mayor producto de exportaciones. Se trata de recursos producidos en otras economías que hoy nos están subsidiando

YAMID AMAD
​ESPECIAL PARA EL TIEMPO



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