Equipos de rescate continúan este miércoles la búsqueda del sumergible desaparecido con cinco personas a bordo cerca de los restos del Titanic, mientras las autoridades y los medios continúan revelando información sobre el submarino y su seguridad.
En las últimas horas, por ejemplo, trascendió una alerta de un exempleado, que aseguró en 2018 en una demanda que el submarino tenía un “diseño experimental y no probado”.
También mencionó la posibilidad de consecuencias catastróficas durante las expediciones para ver el Titanic.
Lo que se sabe sobre el submarino desaparecido
El submarino le pertenece a OceanGate Expeditions, la única compañía que tiene un sumergible capaz de llegar al fondo del océano para ver los restos del Titanic de cerca. En su página web, la compañía ofrece viajes de ocho días y siete noches para visitar los restos del Titanic, con un precio aproximado de 250.000 dólares.
Pero la comunicación con el sumergible, de nombre Titán y de 6,5 metros de eslora, se perdió el domingo, casi dos horas después de que emprendiera el descenso hacia los vestigios del Titanic, que se encuentran a casi 4.000 metros de profundidad a unos 600 kms de Terranova, en el Atlántico Norte.
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Imagen tomada durante la histórica inmersión de 1986 que muestra la proa del Titanic.
WOODS HOLE OCEANOGRAPHIC INSTITUTION / AFP
Cinco personas viajaban a bordo: el empresario paquistaní Shahzada Dawood, su hijo Suleman, el explorador británico Hamish Harding, el explorador francés Paul-Henry Nargeolet y el consejero delegado de OceanGate, Stockton Rush.
Tras su desaparición, la Guardia Costera de EE. UU. inició el mismo domingo una extensa operación de búsqueda con ayuda de Canadá para localizar el aparato en una zona ubicada aproximadamente a 900 millas (1.450 kilómetros) del Cabo Cod de Massachusetts. Podría estar en la superficie o bajo el agua, a una profundidad de hasta 13.000 pies (unos 4.000 metros).
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En una conferencia de prensa celebrada el martes, el capitán de la Guardia Costera Jamie Frederick detalló que a la tripulación del sumergible desaparecido solo le quedaban 40 horas de oxígeno.
La nave tenía en su interior oxígeno suficiente para que los cinco miembros de la tripulación siguieran respirando durante unas 96 horas; pero, a medida que el tiempo pasa, esa cifra va descendiendo.

EE.UU. y Canadá buscan el submarino que viajaba al Titanic con cinco personas a bordo
Las advertencias sobre la seguridad del submarino
Pero en las últimas horas se conoció que científicos oceánicos y por lo menos un antiguo empleado de la empresa OceanGate Inc llevaban al menos cinco años haciendo sonar las alarmas sobre los procedimientos de seguridad del sumergible.
Fundada en 2009, OceanGate, con sede en Everett (Washington), lleva desde el verano de 2021 dirigiendo expediciones fletadas en el Titán a los restos del Titanic. Pero la nave experimental Titán, diseñada para explorar una parte de la Tierra que pocas personas han visitado nunca, está sujeta a escasa supervisión reglamentaria.
De hecho, los pasajeros que tenían previsto embarcar en el Titan firmaron exenciones de seguridad en las que se mencionaba repetidamente la posibilidad de morir.
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En marzo de 2018, la Sociedad de Tecnología Marina, un grupo de tecnólogos e ingenieros oceánicos, envió una carta a OceanGate pidiendo a la compañía que adoptara estándares de seguridad reconocidos para el Titán, diciendo que el enfoque “experimental” de la compañía podría resultar en “resultados negativos (desde menores hasta catastróficos)”.
La Sociedad también pidió que el prototipo del submarino fuera sometido a ensayos bajo supervisión de un experto ajeno a la empresa, pero la petición fue rechazada.
Además, un antiguo empleado de OceanGate, David Lochridge, planteó preocupaciones sobre las prácticas de seguridad de la compañía, según documentos presentados en un caso federal de 2018.
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Someten a los pasajeros a un posible peligro extremo en un sumergible experimental
OceanGate demandó a Lochridge por revelar información comercial confidencial sobre su tecnología, y los documentos judiciales muestran que Lochridge argumentó en una contrademanda que había sido despedido injustamente de su puesto con OceanGate “porque planteó preocupaciones críticas de seguridad con respecto al diseño experimental y no probado del Titán.
Según revelaciones de la agencia AP, Lochridge denunció que el submarino se diseñó para alcanzar una profundidad de 4.000 metros, mientras que la ventana de pasajeros “sólo estaba certificada para profundidades de hasta 1.300 metros y OceanGate no quería pagar al fabricante para que produjera una certificada para 4.000 metros”.
Además, criticó el protocolo para detectar fallos en el submarino.
En su demanda, el exempleado afirmó que las decisiones de la empresa “someten a los pasajeros a un posible peligro extremo en un sumergible experimental”.
OceanGate, por su parte, afirmó que Lochridge no fue contratado ni encargado de servicios de ingeniería para el Titán.

La comunicación con el sumergible Titán, de 6,5 metros de eslora, se perdió el domingo.
OCEANGATE EXPEDITIONS / AFP
Y es que los sumergibles, a diferencia de los barcos y otras embarcaciones, carecen en gran medida de regulación, sobre todo cuando operan en aguas internacionales, según el New York Times.
De hecho, desde la desaparición del Titán, varios antiguos pasajeros que han subido al sumergible han afirmado que firmaron una exención antes de embarcar en la que se indicaban claramente los riesgos extremos.
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Mike Reiss, productor de la serie de televisión Los Simpson que el verano pasado viajó en el Titán para visitar los restos del Titanic, declaró al New York Post: “Antes incluso de subir al barco, hay una renuncia muy, muy larga que menciona la muerte tres veces en la primera página”.
Y en un programa de la CBS emitido el verano pasado sobre los viajes del Titán, el periodista David Pogue leyó en voz alta una exención de responsabilidad firmada por el pasajero antes de viajar en la nave, en la que se describía el Titán como una “nave sumergible experimental que no ha sido aprobada ni certificada por ningún organismo regulador y que podría provocar lesiones físicas, discapacidad, trauma emocional o la muerte”.
REDACCIÓN INTERNACIONAL
*Con AFP, Efe y Bloomberg
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