Kelly ni Andrés, ni otras 16 personas más todavía se explican cómo un joven de una prestigiosa universidad de Medellín, que se vestía con ropa de diseñador y comía en los mejores restaurantes, y su mamá lograron elaborar una estafa tan detallada que parece salida del guión de una serie, al mejor estilo de El estafador de Tinder o Inventando a Anna.
Ellos estaban convencidos de estar ayudando no solo a quien sería el futuro duque de Cardona, en España, sino también a un íntimo amigo que se había ganado su cariño, pero en realidad todo se trató de una treta minuciosamente elaborada la cual terminó con una estafa masiva que supera los 300.000 dólares, unos 1.500 millones de pesos.
La historia de esta increíble farsa la dio a conocer el medio local Radio Ambulante, que recopiló conversaciones y chats de cómo se realizó esta farsa que duró por varios años.
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EL TIEMPO logró hablar con los afectados que narraron minuciosamente cómo fueron embaucados y revelaron detalles desconocidos.
Se conocieron en la universidad
Todo comenzó en agosto del 2019 en una prestigiosa universidad de Medellín donde Alejandro Estrada Cardona estudiaba.
En una asesoría legal el joven de 28 años se acercó a Kelly Córdoba, quien previamente había sido su docente.
La mujer, abogada de profesión, dice que Alejandro y su madre, Olga, le pidieron apoyo sobre un caso de responsabilidad médica donde buscaban reparación por una cirugía estética que, por mala praxis resultó con daños físicos.
Kelly le pasó el caso a la firma de abogados de su esposo como si fuera un cliente más. Sin embargo, esta decisión fue el principio de una pesadilla para la pareja.
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Lo que era una asesoría legal trascendió a una amistad. Cuenta la mujer que en medio del caso de la cirugía se encontraban constantemente y allí, en medio de reuniones y conversaciones, notaron que la familia parecía adinerada.
“Estábamos una vez en la oficina y él me muestra en el celular un documento que parecía una fiducia en la que se veía que tenía una cantidad de plata. No entendí la razón del por qué quería contarnos cuánto tenía e insistía en que supiéramos”, le dijo Kelly a EL TIEMPO.
‘Lo conocían en las tiendas de ropa de marca’

Olga Cardona en una tienda de diseñador.
El joven los llevó a un evento cerrado de una marca muy reconocida en el centro comercial El Tesoro en el que cerraron el almacén solo para mostrarle a él y a su círculo de amigos la última colección.
No solo eso, también los llevó a un prestigioso restaurante donde el administrador saludaba de nombre y con mucha amabilidad a Alejandro y a su mamá. Todo eso, sumado a la ropa y elementos de marca que siempre utilizaba y alardeaba les dio a entender que eran personas adineradas.
“Me llamó la atención que en las tiendas de ropa de marcas muy reconocidas, los atendían de manera personalizada y con nombre propio. En una ocasión escuché que el administrador de una de estas tiendas decía que eran clientes recurrentes y que incluso en pandemia se las llevaban hasta su casa para que se la midieran y escogieran”, recuerda Kelly.
Compartían desde comidas hasta eventos familiares
La gente no ha comprendido que lo primero que ellos hicieron fue engañarnos el corazón, no el bolsillo
La relación profesional siguió entre los esposos y Alejandro y Olga en otros casos más de asesoría legal, las cuales siempre pagaron, por lo que allí no hubo sospecha.
Paralelamente, también comenzaron a cultivar una relación de amistad, volviéndose muy insistentes en pasar tiempo juntos. Comidas, tardes de películas, eventos familiares, entre otros, fueron eventos cada vez más recurrentes y Alejandro prácticamente se volvió parte de la familia.
“Yo empecé a sentir mucha empatía porque veía a un joven muy solo que todo el tiempo que pudiera quería pasarlo con nosotros. La gente no ha comprendido que lo primero que ellos hicieron fue engañarnos el corazón, no el bolsillo”, afirma la profesora.
Él se aprovechó de la forma de ser de Kelly para hacerle una especie de ‘secuestro emocional’, porque cuando no estaba en la casa, la llamaba muy seguido y podía quedarse hablando horas con ella sobre sus problemas, que no eran pocos.
Y es que esa fue una de las facetas de Alejandro, hacerse pasar como un inmaduro y solitario joven que necesitaba guía, apoyo y comprensión.
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Esto, sumado a una fachada de opulencia y vida de lujos, madre e hijo lograron que sus nuevos amigos picaran el anzuelo. Fue entonces cuando se sacó a colación el tema del legado y el ducado.

Kelly se convirtió en amiga de Alejandro y se lo presentó a sus amigos.
Y apareció la historia de que era un Duque de España
Cuenta Andrés Vasco, abogado y esposo de Kelly, que ni Alejandro ni Olga, llegaron diciendo de entrada que Alejandro sería un futuro duque.
Esta campaña de expectativa duró poco más de un año.
“Fue Olga, la mamá, la que inició con el tema utilizando como una especie de expectativa o secreto, picándoles la curiosidad diciéndoles que tenían que contarnos algo secreto, pero que todavía no, pero que era muy importante. Ella tuvo un papel clave, porque una cosa es que lo diga él, pero otra que lo cuente una señora, ya de edad, que te miraba a los ojos y contaba lo del legado”, recuerda el hombre.
Según el relato de la mujer, su papá se llamaba Venancio Cardona y salió de España durante la Guerra Civil, llegó a Centroamérica donde hizo más fortuna con la producción de azúcar para luego radicarse en Colombia.
Le contó que cuando el hombre murió, les dejó una gran herencia a sus hijos y a Alejandro, el único nieto hombre.
Le había dejado un legado especial, o sea, algo adicional a la herencia. Olga aseguró que su hijo recibiría el suficiente dinero, más empresas, que iba a ser uno de los cinco jóvenes menores de 30 años más ricos de Europa.
Luego siguió la segunda parte del plan. Les pidieron mucha discreción con el tema ya que, el Tribunal Económico Administrativo de Madrid, la entidad que, según ellos se encargaba de cuidar ese legado, liberó por error una parte: casi 28 millones de dólares y los depositó directamente en la cuenta bancaria de Alejandro, quien al supuestamente gastarlos generó una alerta en lavado de activos que se involucró a la Fiscalía y que por eso los estaban vigilando.
Agregaron que, en el testamento del Duque de Cardona, el abuelo había dejado más de 100 requerimientos para que Alejandro pudiera reclamar el legado, entre los cuales estaba que el joven debía montar un negocio.
‘Nos comenzó a pedir plata para sus empresas’

La pareja de esposos junto a Alejandro en un viaje.
Y fue esta la excusa para comenzar a pedir dinero. Alejandro supuestamente montó un negocio de comida saludable, pero no le fue bien y comenzó a endeudarse mucho, más de 167 millones de pesos, según le contó a Kelly.
Llegó el 2020 y con este año la pandemia. Alejandro dijo que su negocio había quebrado y quiso montar otro de venta de ropa, pero como ya ningún banco le prestaba, acudió a Kelly y su esposo, quienes ya eran amigos íntimos.
Kelly y Andrés le prestaron 6.000 dólares (20 millones de pesos) con un pagaré firmado y el compromiso de pagarles el doble y con intereses en cuanto saliera el legado, en unos cuatro meses.
La vida de lujo del joven, la amistad que formaron y el que ya les hubiera pagado las asesorías pasadas fueron garantía suficiente para no sospechar.
El negocio de ropa tampoco prosperó y el ‘futuro Duque’ entró en depresión, por lo que, por petición de la ‘angustiada’ madre, Kelly entró en un rol de apoyo moral para el joven.
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A comienzos del 2021, a la pareja de abogados les propusieron gestionar la administración de las supuestas empresas cuando Alejandro las recibiera.
Sin embargo, les advirtieron que era muy probable que la Fiscalía también los estuviera monitoreando y que debían tener muchísimo cuidado, lo que generó una especie de paranoia en los esposos.
Y es que esta fue otra de las tretas de los estafadores, suplantar personas para enviar correos y chats que servían como prueba de que todo era real.
Llegó al punto de hasta suplantar a un fiscal mandando correos en su nombre para hacer más creíble la estafa y la mentira de que estaban siendo vigilados y ‘chuzados’. Cuando todo se dio a conocer, el fiscal los denunció por suplantación.
Las sospechas de que algo no cuadraba
Pasaron los meses y el legado nada que se concretaba.
Esto comenzó a levantar sospechas, sin embargo, un supuesto viaje de Olga y Alejandro a España para averiguar detalles del proceso en el Tribunal Económico Administrativo de Madrid, que supuestamente era la entidad que estaba llevando la reclamación del legado real les dio un poco de calma.
Ellos les compartían a Kelly y a Andrés pantallazos en los que presuntamente hablaban con un funcionario del Tribunal, de nombre Iñaki, quien les ayudaría con el trámite para final de ese 2021.
Sin embargo, una de las condiciones era que tenía que el futuro Duque no podía tener deudas, así que la ‘afligida’ madre volvió a recurrir a la pareja de esposos para que les prestaran con las mismas condiciones de la vez pasada.
Posterior a esto, con la promesa de que les liberarían 900.000 euros del legado, Alejandro les mostró una carta del Tribunal de Madrid, con membrete, firmas y todo, donde le pedían que viajara a España con sus abogados de confianza para que atestiguaran que se cumplieron los requisitos del testamento del abuelo Venancio.
Se endeudaron más para ir a España

Kelly y Alejandro en Europa.
El 10 de noviembre del 2021, Kelly y Andrés accedieron a viajar endeudándose aún más y haciendo más préstamos.
En España, Alejandro les inventó una excusa de que él tendría que ir solo a la audiencia, pero les mandó pantallazos de conversaciones con Iñaki diciéndoles que todo iba bien.
Sin embargo, a los días recibieron un correo de Iñaki en el que les cobraba algunos de los gastos de Alejandro y Olga porque supuestamente “las finanzas de Alejandro tenían que estar en orden a ojos del Tribunal”.
La situación generó una fuerte discusión entre Andrés y Olga, que con los días se calmó cuando recibieron parte de los supuestos 900.000 euros.
Así las cosas, a la pareja les pagaron más de 20.000 dólares (casi 100 millones de pesos) y también al papá de Kelly, a la hermana de Andrés y a la firma de abogados. En total, pagó más de 300 millones de pesos, lo que devolvió la confianza entre todos.
Alejandro les contó que el Tribunal liberaría el dinero en enero de 2022, o sea en dos meses, pero primero debía ir a unas audiencias finales con un grupo de testigos que confirmara, bajo juramento, que había cumplido con todos los requisitos.
Se armó el grupo de testigos, entre conocidos y personas a las que Alejandro les debía plata, y se planeó el viaje de vuelta a España en el que hasta se les dijo que asistirían a una cena protocolaria con la familia real en el Palacio de la Zarzuela.
A estos testigos les hicieron firmar un acuerdo de confidencialidad, por lo que no podían hablar del tema por fuera del círculo de testigos. Con eso garantizaban que la información no saliera de allí y se pudiera caer la estafa.
La cena real
Y entonces llegaron más deudas para poder viajar. Con la excusa de pagar miles de dólares en impuestos para que le enviaran el dinero del legado a una cuenta colombiana, Alejandro volvió a pedir varios préstamos, entre los que hubo uno de más de 80 millones de pesos que le dieron Kelly y Andrés.
Además, el Tribunal le había autorizado que a cada persona le podía comprar una ‘pinta’ de hasta 25 millones de pesos para la cena.
Se suponía que el futuro duque se encargaría de pagarlos con lo del legado, pero mientras tanto, los testigos debían conseguir ese dinero.
Luego comenzó el periplo para reunir los viáticos para las 10 personas que iban a estar en España durante casi un mes y entre algunos de los testigos lograron reunir casi 250 millones de pesos.
Era tan elaborada la pantalla, que hasta hubo un evento en el que les enseñaron etiqueta, desde cómo entrar al comedor de la realeza y cómo saludar a los Reyes.
“Yo todavía me pongo a pensar en ese plan criminal y no lo logro descifrar. ¿Por qué tuvimos que viajar todos a España? ¿Para qué la necesidad de esas cenas protocolarias con la realeza?”, se cuestiona Andrés.
“Creo que fue simplemente por el narcisismo de él, para validar su engaño, para mostrar en la universidad que lo del legado era real y mostrar que llevó a una decena de personas hasta allá”, opina María Angélica.
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A mediados de enero viajaron a España y estando allí visitaron Toledo. Pasaron junto a un castillo en el que Alejandro aseguró que vivían familiares suyos y Olga los hizo tomarse una foto allí.
Todos los testigos tienen la misma foto, allí, posando frente al castillo.
Y comenzó a derrumbarse el castillo de mentiras

Alejandro Estrada, Olgar Cardona con las hijas de la pareja de esposos.
Las risas y la emoción se cambiaron por rabia, angustia y decepción cuando a los pocos días Iñaki les informó que habían aplazado las audiencias, la liberación del dinero y hasta la cena real. Y, como si fuera poco, el Tribunal les pedía que debían viajar a Colombia y regresar a Madrid en dos semanas.
Y allí comenzó a desmoronarse todo. Les dijeron que habían aplazado la audiencia para mediados del año y la situación comenzó a salirse de control en la Universidad cuando dos compañeras confrontaron a Alejandro en el campus acusándolo de estafador.
No solo eso, había un rumor de que Kelly y su esposo lo habían ayudado a estafar a varias personas.
En el proceso para demandar por injuria y calumnia a quienes acusaron de estafador a Alejandro, el abogado al que acudieron fue quien les abrió los ojos sobre lo raro de la situación, tanto de la historia del legado, del futuro duque, de los viajes a España, del grupo de testigos y de la cantidad de plata que le habían prestado. Incluso sobre las supuestas vigilancias que les hacían.
“Cuando yo les dije que probablemente eso era una mentira y que no existía ninguna herencia, a ellos inmediatamente se les vio como un rostro de pánico. Y les dije que lo que tenían que hacer era empezar a dudar, porque básicamente era tanta la confianza, el cariño, que estaban muy sesgados, por así decirlo. Es como si existiera una especie de secuestro emocional”, explicó el abogado al medio local, Radio Ambulante.
‘Lloré mucho, estuve muy mal, sufrí de ansiedad’
A la pareja se les vino el mundo encima. “Lloré mucho, estuve muy mal. Trabajé muchísimo en mi parte emocional y creí que no iba a ser capaz porque fue muy duro.
La gente cree que es por la plata, pero tenemos salud y vida para trabajar, la plata se recupera. Aquí queda la importancia de más de dos años de mentiras, de una supuesta amistad y anécdotas compartidas. Sufrí de mucha ansiedad, fue muy pesado” , dice la abogada.
Eso no fue todo. En medio de las sospechas, confirmaron que la plata que les habían pagado a Kelly, su esposo y su familia fue producto de un préstamo que otro de los testigos le había hecho a Alejandro.
Con la certeza de que habían sido estafados, llamaron al Tribunal Económico Administrativo de Madrid donde les terminaron de corroborar el timo.
No solo les dijeron que allí no trabajaba ningún Iñaki Cortés y Valenzuela, sino que en esa dependencia no se realizaban procesos de sucesiones y legados.
Luego llamaron a la entidad que maneja los títulos nobiliarios en España, donde les indicaron que el ducado de Cardona existe desde hace seis siglos y que la actual Duquesa de Cardona se llama Casilda Guerrero-Burgos y Fernández de Córdoba.
Cuando ella muera, el título lo heredará su hijo y luego sus nietos, pero por ningún lado de esa genealogía están los nombres de Alejandro, Olga o el abuelo Venancio.
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‘Estoy en el aeropuerto, me voy del país’
Me dice: ‘Andrés, yo ya sé lo que ustedes están haciendo. Tenga en cuenta que yo estoy en el aeropuerto, me voy del país. Hagan lo que quieran’.
Lo único que quedaba por hacer era confrontar al falso duque y a su mamá, pero sin correr el riesgo de que se volaran. Así quedó establecido entre los testigos, pero fue poco lo que pudieron disimular ante los estafadores, la rabia y la impotencia era evidente y eso alertó a Alejandro.
El 6 de mayo del 2022, exactamente un día antes de una reunión que tenían planeada para desenmascararlo, Andrés recibió una llamada del falso duque.
“Me dice: ‘Andrés, yo ya sé lo que ustedes están haciendo. Tenga en cuenta que yo estoy en el aeropuerto, me voy del país. Hagan lo que quieran’. Y me tiró el teléfono. Esa fue la última vez que hablé con Alejandro”, afirmó el abogado.
Y así fue. No hay rastro de él en redes sociales, no volvió a la Universidad ni a los suntuosos lugares a los que acostumbraba a ir. Hasta Iñaki se desapareció de la vida de los estafados, quienes ya instauraron la denuncia por estafa ante la Fiscalía.
EL TIEMPO intentó comunicarse con Alejandro al número con el que Kelly y Andrés se comunicaban con él pero entra a buzón y su número ya no tiene WhatsApp.
No solo fueron personas las afectadas por el llamado ‘lord estafa’. Hay empresas y entidades bancarias a las que Alejandro les quedó debiendo millonarias sumas, las cuales superan los 500 millones de pesos según la trazabilidad que han hecho los afectados en el perfil de Instagram Lord.estafa, el cual crearon para alertar a posibles víctimas.
‘Estoy seguro que en este momento están estafando a alguien, no me cabe la menor duda’
Sin más opción que comenzar a reparar económicamente su vida y la vida de sus familias, los afectados siguieron adelante sin perder la esperanza de que algún día se haga justicia.
“Quisimos alzar la voz para decirle al mundo ¡hey! Pilas con este man. Yo estoy seguro que en este momento ellos están estafando a alguien, no me cabe la menor duda y en la medida que podamos evitar que alguien vuelva a caer, estamos totalmente dispuestos. Tengo la esperanza de que alguien llame, diga ‘yo lo conozco’ y pueda decirnos en dónde está”, afirma Andrés.
Por su parte, Kelly, quien se dedica a dar asesorías legales tras haber renunciado a la Universidad, cree que Alejandro tuvo la oportunidad de hacer las cosas bien y la desaprovechó.
“Cuando le prestamos los primeros 20 millones de pesos yo estoy segura que él tuvo que haber identificado que tenía una familia que lo quería, él pudo haber parado y no lo hizo. En un momento de su vida tuvo la oportunidad de elegir ¿o consigo plata o me hago con una familia que me quiera? Y eligió la plata, porque el afecto que le teníamos era real y él decidió seguir mintiendo”, narra la afectada.
DAVID ALEJANDRO MERCADO
REDACTOR EL TIEMPO
MEDELLÍN EN TWITTER: @AlejoMercado10