La creación, vía decreto, del Invir (Instituto Nacional de Vías Regionales), que reemplazará al Invías en las tareas relacionadas con vías terciarias y regionales, deja varias preguntas y alertas para el sector.
La entidad pública será la encargada, “en cooperación con los departamentos, municipios, o con otras entidades oficiales, semioficiales o privadas”, de la construcción, mejoramiento y conservación de los caminos vecinales o territoriales en todo el país.
Pero, además, tendrá una facultad que durante la aprobación del Plan Nacional de Desarrollo ya generó polémica: la de contratar directamente el desarrollo de proyectos e infraestructura vial con las que el Gobierno llama “organizaciones populares, unidades de economía popular, organismos de acción social, comunal o comunitaria” y otras.
Juan Martín Caicedo, presidente de la Cámara Colombiana de la Infraestructura (CCI), señaló que la posición del gremio será explícita esta semana justamente en el conversatorio con el presidente Gustavo Petro.
Allí, dijo, que si bien hay que hacer un análisis costo-beneficio en la creación de un nuevo ente, en la línea de funciones duplicadas o similares a las del Invías y que deberá mirarse con lupa el riesgo no solo jurídico, sino también práctico, de entregar a la nueva entidad facultades para contratar directamente las obras y sin limitación de cuantía alguna.
“De esa manera se abren dos boquetes: el de la corrupción por cuenta del contrato a dedo, y el de obras fallidas, sin ninguna connotación ingenieril, cuando así lo requieran los caminos comunales o las vías terciarias”, dijo Caicedo.
Sobre este último imperativo, la CCI va a ofrecer el concurso de cerca de 70.000 pymes de ingeniería.
“En vez de limitarnos a criticar, vamos a proponer un camino y, de paso, vamos a pedir a la Sociedad Colombiana de Ingenieros, que en su condición de órgano consultivo del Gobierno Nacional, asuma su rol a éste respecto, y nos acompañe en éstas propuestas constructivas. Recordemos, por lo demás, que existe un imperativo legal, en virtud del cual ese tipo de obras, también deben estar soportadas en decisiones técnicas. Lo contrario, es abrir la puerta a la frustración de las propias comunidades a lo largo y ancho del país y como suele decirse, el remedio podría resultar peor que la enfermedad”, agregó.
Caicedo finalizó explicando que “el rédito político, en el buen sentido de la palabra depende, al final de cuentas, de vías o caminos bien hechos, y no de platas malgastadas”.