Biden: cómo lo beneficia la muerte de líder de Al Qaeda y crisis en Taiwán – EEUU – Internacional

Aunque todavía están lejos de atracar en un puerto seguro, esta semana tanto el presidente Joe Biden como los demócratas en Estados Unidos se anotaron una seguidilla de “victorias”, o momentos, que les dieron nueva vida a sus prospectos electorales.

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Particularmente, de cara a los comicios legislativos de noviembre próximo, donde estará en juego el control de la Cámara de Representantes y el Senado, pero que podría tener implicaciones hasta en las presidenciales del 2024.

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Y es que, sin jerarquizarlas, esta semana los demócratas se apuntaron el asesinato en Kabul de Ayman al-Zawahiri, el número uno de la organización terrorista Al Qaeda; la derrota de un referendo en Kansas que pretendía eliminar las protecciones estatales para el aborto que actualmente existen en el conservador estado y el viaje de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a Taiwán y su mensaje de endurecimiento frente a China.

Eso sumado a la creciente posibilidad de que se apruebe una histórica ley para combatir el cambio climático, el decreciente costo de los precios de la gasolina y los signos de que la inflación podría comenzar a entrar en cintura.

Aunque todos son relevantes, lo sucedido en Kansas, uno de los estados más conservadores del país, causó particular interés dado que, en cierta medida, el referendo fue el primer “examen”, desde una perspectiva electoral, a la reciente decisión de la Corte Suprema de Justicia de tumbar la sentencia previa –con casi 50 años de existencia– sobre el derecho a abortar en EE. UU.

A los electores de Kansas se les preguntó esta semana si, a la luz de la decisión de la Corte, deseaban imponer una prohibición constitucional en el estado. La respuesta fue un abrumador “no”. Un 62 por ciento de los votantes estuvo en contra, frente a un 37 por ciento que se mostró de acuerdo.

“Ya sabíamos que una mayoría de los estadounidenses apoya el derecho al aborto. Pero los resultados en Kansas demuestran que su defensa es algo que motiva a los electores, aun en estados tan conservadores, y que debe ser explotado por los demócratas en estas próximas elecciones”, dice Xochitl Hinojosa, estratega política para este partido.

Si bien lo de Kansas fue el ejercicio de un solo estado, no hay duda de que abre un abanico de posibilidades para los demócratas y pone a los republicanos a la defensiva.
En otra dimensión, pero de igual relevancia, el golpe contra Al Qaeda en Afganistán podría elevar los índices de popularidad de Biden, que venían por el piso (39 por ciento en promedio, según el portal 538).

Al Zawahiri era considerado unos los autores intelectuales de los ataques contra Nueva York y Washington del 11 de septiembre de 2001 y encabezaba la organización desde 2011 tras el asesinato en Pakistán de su líder Osama Bin Laden.

Su muerte, causada por un misil lanzado desde un dron, fortalece la imagen del presidente Biden como un líder de armas tomar y contrarresta la narrativa de ser un mandatario débil que utilizan sus rivales.

Además, le permite justificar el aparatoso repliegue de este país, hace un año, y demostrar que aún sin presencia en el terreno, se puede combatir el terrorismo global.

De acuerdo con Abdul Basit, experto en terrorismo de la Universidad de Singapur, con un beneficio internacional: exponer a los talibanes como cómplices de Al Qaeda, pues la casa donde cayó Al Zawahiri estaba ubicada en uno de los mejores vecindarios de Kabul donde viven muchos de los líderes de esta organización.

“El asesinato tendrá un serio impacto para los talibanes que están desesperados por apoyo económico y reconocimiento internacional. Biden, con un solo golpe, no solo descabeza a Al Qaeda sino que deja contra las cuerdas a estos extremistas islámicos”, afirma Basit al considerar que este golpe podría marcar un fin definitivo para la organización terrorista, que probablemente tendrá que buscar refugio en otro país y cuya influencia venía en retroceso.

Paralelamente, esta semana emergió la tensión con China por cuenta del viaje de Pelosi a Taiwán.

Si bien nadie sabe aún cuál será el costo geoestratégico de la audaz movida de la líder demócrata; de momento, Pekín anunció sanciones comerciales contra la isla y ejecutó los mayores ejercicios militares de su historia en el estrecho de Taiwán, lo que tiene a más de uno preocupado por un posible escalamiento regional y hasta mundial.
Además, las relaciones entre EE. UU. y China escalaron a uno de los momentos más tensos de la historia reciente.

Aunque la Casa Blanca mantuvo la distancia e insistió en que el viaje de la líder demócrata no cambiaba la postura de “ambigüedad estratégica” de EE. UU. frente a la delicada situación –no reconocer diplomáticamente a Taipéi, pero mantener fuertes lazos con su Gobierno–, es obvio que el periplo tuvo el visto bueno de Biden y encaja con la retórica del mandatario en defensa de la democracia y en oposición a regímenes autócratas.

Pelosi, en su parada de solo 19 horas, insistió en que la solidaridad de EE. UU. con Taiwán era ahora “más crucial que nunca”, una clara alusión a la invasión de Rusia en Ucrania y frente al prospecto de que Pekín copie la fórmula e intente la reunificación por vías militares.

Como en el caso de Al Qaeda, al menos en la era doméstica, la maniobra demócrata despeja el argumento republicano de un partido débil en política exterior y que no está dispuesto a contener el avance del gigante asiático, tanto a nivel global como en Latinoamérica.

De nuevo, se trata de una movida riesgosa que podría devolvérseles en el mediano o largo plazo si se traduce en una confrontación con ángulo militar y comercial, pues lo último que necesita Biden es otro infarto en las cadenas de producción y suministro. Que, por ser China un gran proveedor y consumidor, sería masivo.

En el corto, sin embargo, también les suma al presidente y los demócratas.

Alivios venideros

Tanto Biden como sus aliados en el Congreso están a punto de aprobar un gigantesco paquete económico que incluye más de 433.000 millones de dólares en inversiones para reducir el cambio climático, expandir las fuentes de energía renovable y reducir el costo de las medicinas.

El proyecto, que tiene buena parte de los objetivos de gobierno que se había trazado Biden, estaba muerto hace una semana. Y no por oposición republicana, sino por legisladores de su propio partido: el senador de Virginia del oeste, Joe Manchin, quien finalmente llegó a un acuerdo, y el aval ahora depende del visto bueno de Kyrsten Sinema, también demócrata pero de corte centrista.

Si lo logran, lo cual es bien probable, se traduciría en la victoria legislativa más importante para el presidente y algo que podría encarrilar nuevamente su agenda. Pero, sobre todo, sería un nuevo aliento para quienes votaron por él y estaban frustrados por los pocos resultados de su gestión.

Eso sumado a la reducción de los precios de la gasolina en un 25 % por galón y con tendencia a la baja. Pues, aunque siguen estando elevados con relación a los precios históricos, el descenso está mejorando el clima económico que pesaba como una nube negra sobre Biden.

En política, por supuesto, una buena semana puede desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Pero, para Biden y los demócratas, que llevaban meses capoteando una intensa tormenta, la que acaba de pasar ha sido todo un bálsamo.

SERGIO GÓMEZ MASERI
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
WASHINGTON

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