La falta de confianza, los mensajes confusos del Gobierno, la incertidumbre económica y los coletazos de la coyuntura internacional continúan ejerciendo tal presión sobre la tasa de cambio en Colombia que ayer lunes el precio del dólar estuvo a solo un peso de los 5.000 pesos, marcando así un nuevo récord, el sexto en serie y el séptimo en lo que va corrido del presente año.
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Pese a haber alcanzado un máximo de 4.999 pesos en el mercado interbancario, en solo una hora y cuarto de operaciones la divisa estadounidense inició un paulatino retroceso hasta los 4.926,3 pesos, lo que al final del día permitió que la tasa oficial para el martes se situara sobre los 4.968,94 pesos, esto es, cerca de 56 pesos por encima de la del lunes de esta misma semana, nivel en el que algunos agentes del mercado consideran que sería necesaria la intervención del Banco de la República a través del mecanismo de subastas.
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A las voces de los economistas y empresarios colombianos que culpan de la fuerte pérdida de valor del peso (la devaluación en lo corrido del año es de 24,8 por ciento) frente al dólar a los mensajes errados del Gobierno, en materia de exploración y explotación petrolera e intervención del mercado cambiario, entre otros, se unió también el de los analistas del banco de inversión estadounidense J. P. Morgan, que en un reciente documento señaló que Colombia enfrenta una “crisis de confianza” derivada, además, de la combinación de “necesidades de financiamiento con un balance externo muy ajustado”.
Según la entidad financiera, para evitar una mayor depreciación del peso que se “autorrefuerce y una interrupción repentina de los flujos de capital”, se requiere de una intervención política de “corto circuito”, es decir, ir más allá de los mensajes tranquilizadores del Gobierno frente a la transición energética y el gasto fiscal.
“Los mercados también necesitan medidas tangibles para estabilizar el corto plazo”, precisa J. P. Morgan en su informe.
Alza de tasas
El Gobierno colombiano, del presidente Petro, insiste, debe plantear una hoja de ruta de política macroeconómica sólida que motive la llegada de capital extranjero, teniendo en cuenta la revaluación del dólar, que se acerca a los 5.000 pesos y la depreciación del peso colombiano, una de las monedas más devaluadas del mundo.
La entidad advierte también, que si bien la tasa del Banco de la República ha aumentado en los últimos meses (está en 10 por ciento) esta “aún no parece estar compensando los riesgos actuales; las tasas de interés reales son insuficientes para un país con los desequilibrios de Colombia”.
Por eso espera un aumento de 150 puntos básicos, tras la reunión del Emisor del próximo 28 de octubre para llevar su tasa hasta el 11 por ciento.
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Y para frenar la volatilidad actual en el merado cambiario, señala que el “BanRep también puede usar una intervención cambiaria limitada”, aunque creen que eso solo evitará una depreciación desordenada de la moneda y no alterará significativamente la trayectoria de la moneda.
“Colombia podría beneficiarse de un paquete de intervención de tamaño más modesto, con subastas programáticas regulares y flexibles durante un período de tiempo más largo, para frenar la volatilidad y proporcionar un respaldo al mercado de divisas”, comenta J. P. Morgan.
Mensajes coherentes
Para enfrentar la actual crisis de confianza y evitar que el país se vaya por la borda, el Gobierno debe tomar acciones urgentes y concretas.
Juan Pablo Córdoba, presidente de la Bolsa de Valores de Colombia (BVC), dice que una de esas acciones debe estar en caminada a que haya claridad sobre el cumplimiento de la regla fiscal. “No cumplirla en un escenario tan delicado como el que tenemos de financiación del endeudamiento público sería un grave error y nos pondría en un riesgo de no poder refinanciar la deuda hacia adelante”.
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Agregó que la coyuntura hace muy sensible a la opinión y las acciones de diferentes actores a los anuncios, por lo que se requiere mayor cohesión en el equipo de Gobierno de cara a la opinión pública. “Es importante que en la conducción de la política económica el vocero de esta debería tenerla el ministro de Hacienda”.
Por su parte, Mauricio Santa María, presidente del centro de estudios económicos Anif, señala que el Gobierno debe ser mucho más cuidadoso con los anuncios que hace porque esto tiene mucho impacto en los mercados.
“Cuando el Gobierno habla, la gente toma decisiones basada en esos anuncios. Segundo, hay que coordinar esos anuncios en el Gobierno. Y tercero, que las cosas de fondo que se proponen en términos de energía, salud, pensiones y fiscal se estudien primero y no se anuncien reformas sin saber cuál será su impacto, su costo, qué se cambia. Hay que estudiarlo bien, sacar un borrador para que se pueda discutir y no se generen polémicas sobre ideas vagas”, precisa.
‘Ingresos extras de la reforma no se deben gastar’
El Gobierno tiene que enviar un mensaje claro en el sentido de que la totalidad los ingresos adicionales que generará la reforma tributaria no se incorporarán al gasto del 2023, como lo ha mencionado. Así lo considera Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, quien considera que ese mensaje de mayor gasto no ayuda a generar la confianza que el país requiere en este momento.
Pero no es lo único, el economista también considera que las soluciones también pasan por el tema fiscal y la reforma tributaria, en la que es importante ajustar lo que parece una recarga fiscal para el sector mineroenergético, un generador clave de divisas para el país.
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En ese sentido, precisó que se debe revisar el componente de deducibilidad de las regalías que puede aumentar bastante en el caso de no permitirse y también lo concerniente con la tributación combinada de empresas socio, a través del aumento en el impuesto a los dividendos.
Sin embargo, Mejía dijo que era clave que haya claridad sobre la destinación de los recursos de la reforma tributaria.
“Desde Fedesarrollo consideramos que vale la pena discutir ese punto porque una parte de ese recaudo debería ir al menos a pagar la deuda”, advierte.
Considera esencial que se resuelva la incertidumbre en los contratos de exploración, claves para la sostenibilidad de las cuentas externas y la fiscal, así como para la estabilidad de la tasa de cambio.
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