Gustavo Petro reveló en la mañana de este martes que el Palacio, en donde ahora ejerce como Jefe de Estado, “es bien triste, bien frío”. Es la primera confesión de su nueva vida desde que tomó posesión de su cargo, este domingo 7 de agosto.
De hecho, Petro agradeció a los organizadores del Día Internacional de los Pueblos Indígenas haber hecho el acto fuera de la Casa de Nariño porque le permitió salir de allí.
Al iniciar el acto, Petro empezó con los saludos que fija el protocolo y también tuvo una valoración sobre este particular. Dijo que eran demasiados los saludos individuales que debería dar y que, en ocasiones, estos ocupaban más espacio que el contenido del discurso.
La Casa de Nariño es la residencia oficial y principal sede de trabajo del Presidente de Colombia. Está ubicada en el centro histórico de Bogotá.
En su momento, a anteriores presidentes también les costó adaptarse en los primeros días en especial al combinar lugar de trabajo con espacio de vivienda.
El presidente Juan Manuel Santos, por ejemplo, mantuvo abierto el apartamento en donde vivía antes de ser electo. Lo mismo le pasó al presidente Iván Duque quien quería seguir en su apartamento en especial para no afectar la vida de sus niños y la complejidad natural para llevarlos al colegio.
Sin embargo, en ambos casos la intensa agenda que debe mantener un mandatario en el país termina llevándolos a concentrase en esta residencia que fue inaugurada el 20 de julio de 1908 por el General Rafael Reyes y construido en los predios de la casa natal de Antonio Nariño.
El diseño de la muy bella edificación estuvo a cargo de los arquitectos Gastón Lelarge y Julián Lombana. Y si bien es cierto, que tiene unos excelentes acabados, sus espacios están con tapetes rojos y hay numerosos arreglos florales en sus distintos espacios, muchos de sus visitantes dicen que es frío.
En 1979 fue reinaugurado después de anexarle nuevas construcciones. El palacio alberga obras de arte y mobiliario de diferentes épocas de la historia colombiana.
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