hace falta energía para atender el consumo a partir de 2026

Para cubrir este déficit se necesitan aproximadamente 1.000 o 1.500 megavatios de nueva capacidad de generación porque, contrario a lo que dijo el Gobierno, la subasta de cargo por confiabilidad que se hizo en febrero no fue una exitosa.

Por lo tanto, el líder gremial señala que es necesario hacer otra subasta para asegurar nueva energía firme, que es la que deben generar las plantas aún en condiciones críticas de hidrología (fenómeno de El Niño) o fallas en el sistema para que los usuarios no tengan que enfrentar un racionamiento.

Y como la construcción de una termoeléctrica demora entre cuatro y cinco años, Alejandro Castañeda manifiesta que una nueva subasta es urgente. Pero también se debe garantizar la participación de todas las tecnologías, no solo energía solar o eólica.

No obstante, con los mensajes que ha enviado el Gobierno Nacional que dejan en evidencia su rechazo por la operación de las termoeléctricas en el país, la construcción de nuevas plantas en el país sería difícil. Esta es la misma situación de las hidroeléctricas con embalses, claves para asegurar nueva energía firme.

“El panorama es complejo, no hay que minimizarlo. Nos preocupa el horizonte a mediano y largo plazo porque no hay señales de expansión en energía y gas natural y el Gobierno dice que el carbón es tóxico. Al Ministerio de Minas y Energía le dijimos que el discurso tiene que ser distinto, si no nadie va a invertir”, aseguró el director ejecutivo de Andeg.

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Adicionalmente, se requiere una nueva subasta de reconfiguración para asignarle energía firme a plantas de generación que ya están operando en el país, como Termocartagena, Termocentro y Termoguajira (no tiene asignaciones después de 2025).

Otra preocupación que manifiesta el gremio es que hay un retraso importante en la entrada en operación de nueva generación de energía. Por ejemplo, en 2023 solo ingresó el 17 por ciento (1.155 megavatios) de los 6.608 megavatios de la nueva capacidad que se esperaba.

Y para 2024, de acuerdo con los proyectos de generación que a la fecha tienen concepto de conexión, se espera que ingresen 5.720 megavatios, pero en lo que va de este año solo han entrado 142 megavatios.

Según comenta el director ejecutivo de Andeg, antes de las subastas de 2019 la “mortalidad” de proyectos era del 40 por ciento, es decir, que de 10 proyectos que se planeaban no se construían cuatro.

Pero desde 2020 esta “mortalidad” se ha incrementado a un 70 por ciento debido a dificultades relacionadas con el licenciamiento ambiental, conflictividad social, seguridad o conexiones a la red nacional.

El riesgo de un racionamiento de electricidad no solo es por la falta de nueva generación en el país, pues la transmisión de energía también enfrenta dificultades similares.

De hecho, en julio del año pasado XM advirtió que si no entran nuevos proyectos de transmisión en el mediano plazo se tendrían que hacer cortes programados en la región Caribe, Chocó y la Sabana de Bogotá.

Específicamente en cuanto a Bogotá, las líneas de transmisión que registran problemas y que no se han logrado terminar de construir luego de aproximadamente 8 años son Chivor Norte y Sogamoso, del Grupo Energía Bogotá (GEB).

“El otro problema que tenemos es transmisión porque los proyectos no están entrando a tiempo. En el Gobierno anterior la Upme se desenfocó, se dedicó a entregar puntos de conexión y a no pensar en expansión. Eso nos retrasó aproximadamente un año y medio”, afirmó Alejandro Castañeda. 

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A esto se suma otra preocupación y es la falta de gas natural para la operación de las termoeléctricas porque, según reportó la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), las reservas de Colombia bajaron a 6,1 años al cierre de 2023.

“La actividad exploratoria y de producción de gas natural y de petróleo no puede parar en el país, por lo menos para garantizar la autosuficiencia energética. No podemos despreciar lo que tenemos, hay que seguir entregando contratos”, señaló.

Ante este panorama, el líder gremial reitera su preocupación por la interinidad de la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg), ya que esta situación puede afectar la toma de decisiones a tiempo.  

“Este es un sector que invierte porque confía en el esquema regulatorio y confía en la institucionalidad. Si no se tiene una Creg con comisionados en propiedad, no se podrá tener la regulación para que el sector funcione de buena manera”, agrega.