Pablo de Greiff, el comisionado colombiano de la ONU en Ucrania. Entrevista – Europa – Internacional


Una comisión de la ONU escogió al colombiano Pablo de Greiff como investigador de las violaciones de derechos humanos y crímenes de guerra en la invasión de Rusia a Ucrania. Este es su testimonio.

Pablo, ¿cuál era su misión cuando fue enviado al corazón de la guerra en Ucrania?

Los miembros de comisiones de investigación de la ONU somos independientes, las Naciones Unidas no nos pagan, son puestos completamente ad honorem, y no tenemos jefe, por ponerlo en estos términos. El resto del tiempo soy profesor de la Universidad de Nueva York.

¿Y a quiénes reportan los resultados de sus investigaciones?

Al Consejo de Derechos Humanos en Ginebra.

Usted trabajó para la relatoría de la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas…

Primero fui director de investigación en el Centro Internacional para la Justicia Transicional, entre 2002 y 2014. Luego fui relator del 2012 al 2018, otro cargo ad honorem.

No entiendo aún cómo termina, ‘ad honorem’, metido en el corazón de la guerra en Ucrania. En el planeta existen otros muchos conflictos menos peligrosos…

Confieso que me pareció que era imposible decir que no al pedido de ayuda. No tengo ningún tipo de noción mesiánica acerca ni de mi labor ni del poder de instrumentos creados por el Consejo de Derechos Humanos. Siempre he pensado que es asunto de poner un grano de arena de un lado de la balanza.

Esas son causas que ya poco se ven en el mundo…

Eso dice mi esposa. Y no siempre como elogio… (risas)

(Risas) ¿Es muy pronto para decir que Rusia perdió la invasión? Porque mientras Zelenski se va a Europa a suplicar por ayuda armamentista, Putin ha incrementado en las últimas horas sus ataques contra Ucrania. No ha tenido ni consideración con el terremoto que deja miles de muertos en Turquía y Siria, como para decretar una tregua humanitaria…

Sí, es muy pronto para decir que Rusia saldrá derrotada.

¿Es verdad que la invasión por lo menos dejó al desnudo la farsa en la modernización del ejército ruso? Porque no le funcionan las cadenas de abastecimiento y los medios de comunicación informan que los hospitales rusos están llenos de heridos…

Sí, los cálculos de víctimas tanto mortales como de heridos, de ambos lados, son altísimos. O sea, la verdad es que muchos analistas opinan que esta no es una guerra del siglo XXI, sino que se parece más a la de la Primera Guerra Mundial, en términos de tácticas y de números de víctimas, y creo que eso no está lejos de ser cierto.

Aseguran estas mismas publicaciones y expertos que la guerra se propició por cuenta de todos los “yes men” que rodean a Putin y que lo apoyaron en su distorsión de liberar a una Ucrania “de su nazismo”. Cuando en realidad la guerra se atribuye a un entretenimiento o pasatiempo que se inventó Putin en el aislamiento de la pandemia…

Prefiero no meterme en esa respuesta, de momento. La comisión llevará su reporte final al consejo en marzo, y ahí presentaremos un análisis de las condiciones que habilitaron la agresión. Nuestro mandato fundamental tiene que ver con la investigación de violaciones de derechos humanos y del derecho internacional humanitario.

Muchos dicen que esta invasión surgió de la obsesión de Putin de volver a la Rusia zarista. ¿Usted cree que esa fue la motivación? ¿Una apuesta ególatra y equivocada de revivir el imperio zarista?

Putin ha escrito y ha pronunciado dos discursos importantes explicando la motivación de lo que él llama la operación especial. Y uno de los puntos que alega es la protección a la población rusoparlante fuera de los límites de la Federación Rusa; otra de las justificaciones tiene que ver con la reunificación entre poblaciones rusas. Esas justificaciones merecen análisis detenido.

Pero lo cierto es que en los meses que lleva esta invasión ha quedado maltratada la reputación de Moscú como un enemigo inteligente; y la amenaza rusa, casi reducida a la de un tigre de papel…

Esto podría ser cierto, pero es otra pregunta política que prefiero que omitamos en la entrevista.

Sigue aún pendiente en este conflicto la amenaza nuclear. India y China se han opuesto a que esa posibilidad se active, pero hoy ni siquiera hay seguridad en la estrategia o al menos confianza en que los misiles rusos funcionen…

En cualquier conflicto en el que uno de los combatientes tiene armas nucleares, incluyendo armas tácticas y no solo estratégicas, el riesgo es enorme. Pienso, sin embargo, que los ataques a la infraestructura civil en Ucrania están jugando el equivalente funcional de un ataque táctico nuclear.

Pero ¿usted cree que la amenaza nuclear está viva?

Nadie la puede descartar, desafortunadamente. Una peculiaridad de este conflicto es precisamente esta: el riesgo del uso de armas nucleares.

Sí, pero, es decir, todas las publicaciones declararon a Ucrania como el país del año, porque ha librado una guerra increíble como entre David y Goliat…

Sí. Yo creo que esta es una de las razones por las cuales este conflicto tiene peculiaridades que le dan algunas características particulares, y que lo hacen especialmente riesgoso, internacionalmente, además.

Pablo, en este momento Occidente lidia con una Rusia semiderrotada, o por lo menos aún no victoriosa, pero además, ralentizada económicamente por las sanciones económicas. ¿Esa Rusia débil es algo para temer, o es solo eso, una Rusia débil?

Esta pregunta también prefiero no contestarla y te explico. El trabajo de la comisión implica intentar la colaboración de ambos gobiernos para poder satisfacer su mandato. No puedo tener una entrevista en la que lo único que hago es criticar al Gobierno ruso y esperar su colaboración. Estamos buscando, por ejemplo, información acerca de población desplazada a la Federación Rusa, incluyendo niños. Esos datos solo los tiene la Federación Rusa, y por lo tanto la imparcialidad del trabajo de la comisión depende, a pesar de que no hemos tenido ningún éxito en lograrlo, de la colaboración del Gobierno ruso con la comisión. Ucrania tenía el sistema de institucionalización de niños desprotegidos más grande de toda la zona europea. Y muchos de esos niños acabaron siendo transportados a Rusia, se alega que de forma forzosa. En cualquier caso, desde el punto de vista del derecho internacional humanitario, la transferencia de niños requiere el permiso de los padres y de la nación de origen. Y esas dos condiciones no se han cumplido en miles y miles de casos.

Desplazamiento forzado de niños… ¡Qué reporte tan brutal!

Y se sabe al mismo tiempo que la Federación Rusa expidió leyes para facilitar la adopción de niños ucranianos. Es un problema dantesco.

Algo parecido a lo que sucedió con la dictadura argentina, claro, en escenarios muy distintos, cuando hijos de padres desaparecidos eran adoptados por miembros del régimen militar…

Exactamente.

Rusia esperaba un Occidente dividido, como sucede frente a Siria y a la financiación de la Otán. Pero Putin ha descubierto que Occidente tiene un mismo libreto con respecto a Ucrania…

Creo que la unidad de Occidente le sorprendió a la Federación Rusa, y que ha sido un factor importantísimo en el curso del combate.

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Vamos a la parte humana. Yo sé que a usted casi no le gusta hablar de eso. Pero tengo entendido que lo que logró ver, constatar y experimentar en sus dos viajes recientes a Ucrania ha sido desgarrador. Haga una excepción y cuéntenos qué sintió con lo que vio…

Llevo 25 años visitando países en conflicto, y tengo que confesar que el regreso de mi primera visita a Ucrania fue un poco traumático por dos razones: en la mayor parte de los conflictos en los cuales he trabajado, las armas principales son las armas de fuego cortas. En este, en cambio, las principales son armas de alto poder explosivo. El resultado de eso es una magnitud de devastación de zonas urbanas que es incomprensible e inimaginable.

Así se han destruido colegios, hospitales, iglesias, edificios de vivienda particular… Todo es contra la población civil…

Recorres kilómetros y kilómetros en barrios residenciales y terminas caminando sobre juguetes y ollas, enseres domésticos, cosas que solían estar en apartamentos, en su uso habitual, y ahora los estás viendo tirados treinta pisos más abajo sobre la calle y caminas sobre eso. La magnitud de la destrucción es una experiencia dramática. Y, en segundo lugar, el uso deliberado de violencia, pero de forma arbitraria, es decir, contra objetivos civiles que no tienen ningún valor militar, también es impresionante. Entrevistas a gente que ha tenido familiares que han sido sometidos a tipos de violencia realmente brutales. Y eso también es tremendo, dada la magnitud del fenómeno.

Y, con todo y eso, Pablo, ¿tuvo los hígados de volver?

Sí, pues no hemos terminado nuestra misión.

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¿Y cuándo termina?

La comisión tiene la obligación de darle su reporte al Consejo de Derechos Humanos en marzo, con los resultados de sus investigaciones. Parte de esos resultados los anticipamos en un reporte a la Asamblea General en octubre, en el cual, de forma inicial, ya concluimos que ha habido en el conflicto no solo violaciones a los derechos humanos, al derecho internacional humanitario, sino que algunas de esas últimas violaciones cruzan el umbral y se convierten en crímenes de guerra. Y lo que vamos a hacer en el reporte en marzo es profundizar en estas investigaciones, tanto temática como geográficamente. El reporte de marzo se enfocará en todas las regiones a las cuales la comisión ha tenido acceso. Ese era el punto, porque es lo mínimo que se les debe a las víctimas: el testimonio.

Una pregunta fuera del tema. Usted es el precursor de la justicia transicional en Colombia. ¿Por qué nunca apareció en los procesos de las Farc?

Porque ese proceso coincidió con mis años en la relatoría, y los relatores están impedidos para intervenir en asuntos de su país de origen. De forma indirecta, sí jugué un papel pequeño en el tema. Pero confieso que fue difícil la limitación de no poder participar directamente en el proceso en el país, porque, bueno, me dolió: este era el tema al que le había dedicado para ese entonces ya más de veinte años de trabajo.

¿Y hoy le duele no haber podido corregir algunas cosas?

No lo pienso de esa forma. Lo que se logró fue extraordinariamente importante.

¿A costa, incluso, de la impunidad? Porque, Pablo, llevamos desde el 2016 hasta el 2023, y ninguno de las Farc ha recibido una sola condena…

Sí, pero desde el punto de vista comparativo, María Isabel, esto no es inusual. En Argentina, en este momento hay más de mil procesados por participar en violaciones a los derechos humanos, pero la transición en Argentina ocurrió en 1983… Cuando visité Tunicia como relator, dos años después de la revolución, la gente se quejaba de que habían pasado dos años desde la revolución y las fuerzas armadas no habían sido reformadas. En el calendario de reformas institucionales, la de las fuerzas armadas no ocurre en un periodo de dos años…

De lo que estamos hablando es de que la JEP fue la justicia transicional diseñada para las Farc, y no ha habido justicia; verdad, poquita, y reparación, menos…

Estos procesos toman tiempo.

Pero ¿seis años? Casi siete, porque estamos en el año 23… Sin que esa organización llamada JEP, llena de burocracia, llena de presupuesto, llena de oficinas, llena de asesores, haya sido capaz de resolver qué va a hacer con las cabecillas de las Farc…

Discúlpame que difiera en esa apreciación. Crear una institución desde cero es una tarea absolutamente monumental porque incluye nuevas reglas de procedimiento y de evidencia. No hay ningún tribunal creado desde cero, ni siquiera los tribunales internacionales, con todos los recursos de los que han dispuesto, que haya sido mucho más rápido en entrar en funcionamiento que la JEP en Colombia. Hablamos de una institución completamente nueva, no simplemente de una versión…

¿Qué valora de las resoluciones expedidas hasta ahora por la JEP?

Tienen muchísima importancia y, desde el punto de vista legal, hay aspectos innovadores que creo serán muy importantes para el país. Por ejemplo, el diseño del sistema de participación de víctimas en los procesos de reparación está muy bien pensado, les da un papel adecuado tanto a los jueces como a las víctimas, y esto no es nada fácil de lograr. Ni el Tribunal Internacional para Yugoslavia, o para Ruanda, tuvieron algo remotamente similar. El Estatuto de Roma, de la Corte Penal Internacional, les da derecho a las víctimas a participar, pero el sistema de participación, de hecho, ha sido extraordinariamente problemático. La JEP hace dos meses expidió una resolución en la cual las víctimas participaron de forma completamente efectiva y constructiva, en algunos casos accediendo a las propuestas reparadoras de los perpetradores, en otros no, pero la jurisdicción ejerció su papel de forma perfectamente responsable. Creo que, en tan corto plazo, esto es un éxito inmenso.

Esperemos oír pronto noticias sobre sanciones a cabecillas de las Farc. Pero el propósito de esta entrevista era reconocer que le tengo una admiración profunda por esa labor que ha hecho, de manera absolutamente voluntaria y sin que lo remuneren. Alguien que arriesga su vida para ir a Ucrania en este momento, a meterse en el corazón de la guerra, solamente por la causa, me parece fascinante, y por eso quería que nos compartiera sus experiencias y conclusiones.

Muchas gracias, María Isabel.

MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO


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