En un concierto reciente en Arkansas, Lana Del Rey hizo un cover de una canción que nunca antes había tocado en vivo: “Stand by Your Man” de Tammy Wynette.
La canción ha sido una prueba de Rorschach cultural exhaustivamente debatida sobre los hombres que se portan mal y las mujeres que los toleran, y la actuación de Del Rey fue noticia. La revista People calificó a la canción original como “polarizante”. El sitio web Stereogum se refirió al tema de Wynette como “controvertido”.
Rolling Stone señaló que Del Rey “no presentó la canción ni ofreció comentarios sobre sus intenciones”, como si rendir homenaje a Wynette no hubiera sido intención suficiente. Ese artículo se refería al éxito de Wynette de 1968 como “una melodía que muchos consideraban una afrenta al movimiento feminista”, y luego ofreció una liga a la lista actualizada de la revista de las 500 mejores canciones de todos los tiempos, en la que “Stand by Your Man” ocupa el puesto 473.
Incluso 25 años después de su muerte, nadie sabe qué pensar de Tammy Wynette. Nacida como Virginia Wynette Pugh en 1942, tenía una voz resonantemente triste y una historia de vida a juego. Casada a los 17 años; divorciada y con tres hijas para los 23; dentro y fuera de relaciones decepcionantes y a veces abusivas (la más famosa con su frecuente compañero de dueto, George Jones); aquejada de problemas de salud crónicos y extraños actos de violencia; y atajada su vida demasiado pronto cuando murió mientras dormía en 1998, a los 55 años.
Quizás debido a estas experiencias, también fue una de las cronistas más desgarradoras del dolor femenil que haya conocido la música popular.
En los últimos años, Dolly Parton ha sido canonizada como santa de la cultura pop, y Loretta Lynn, recordada con toda razón como una pionera de la música country cuando murió el año pasado a los 90 años, disfrutó de un renacimiento tardío colaborando con artistas más jóvenes.
Pero el legado de Wynette ha sido más complicado, tal vez porque su tumultuosa vida y su afamada trayectoria a menudo se han combinado con la lectura más literal de su canción distintiva.
De manera tristemente célebre, cuando surgieron rumores sobre la infidelidad de Bill Clinton durante su campaña presidencial de 1992, Hillary Clinton le dijo a un periodista: “No estoy sentada aquí, siendo una mujercita manteniéndome al lado de mi hombre como Tammy Wynette”. ¿Pero fue eso por lo que Wynette realmente abogaba? (Por otro lado, Wynette también era conocida por cantar una de las canciones más famosas sobre el divorcio). Una reciente serie de televisión de prestigio y un nuevo libro ofrecen sus propias respuestas.
A fines del año pasado, Showtime transmitió “George & Tammy”, en la que Jessica Chastain ofrece una interpretación férrea e intrépida como Wynette. Con Michael Shannon interpretando a un Jones convincentemente desquiciado, carismático y, en última instancia, arrepentido, la serie abarca los seis años del problemático matrimonio de la pareja y décadas de sus trayectorias entrelazadas.
Pese a lo sólidas que son las actuaciones principales, la serie adolece de pequeños anacronismos y dramatizaciones ficticias. Pero lo más evidente es que se ve empañada por su respuesta a la clásica pregunta de las películas biográficas musicales: ¿hacer playback o cantar? Chastain aborda las canciones ella misma, pero sus interpretaciones nunca trascienden del todo el karaoke. Se pierde la magia de la propia voz de Wynette.
El poder de la voz de Wynette y la inteligencia emocional de sus interpretaciones son de alguna manera más fáciles de apreciar en ausencia.
“Lo que pasa con la voz de Wynette”, escribe el crítico Steacy Easton en un nuevo libro, “Why Tammy Wynette Matters”, “es que, a menudo, la forma en que tiembla y se quiebra, incluso cómo vibra, son marcas de melodrama doméstico”.
La tristeza no proviene de la crudeza, sino de la mediación constante y consciente entre cómo se siente la cantante y cómo debe presentarse al mundo.
O, como canta Reba McEntire en una balada del 2019 titulada “Tammy Wynette Kind of Pain”, es cuando “no quieres que te vea llorar, así que estás llorando bajo la lluvia”. También se trata de tragar ese dolor para proteger los sentimientos de un niño —de deletrear “D-I-V-O-R-C-I-O” en lugar de explicar lo que significa.
Pese a eso de “mantenerse al lado de su hombre”, Wynette se divorció cuatro veces. En “Country Music”, el documental de Ken Burns del 2019, la cantautora Jeannie Seely señala la ironía de que, si bien las canciones de Lynn a menudo encarnaban la personalidad de la mujer lista para echar a la calle a su hombre, ella fue quien se mantuvo al lado de su hombre durante toda su vida.
Por: LINDSAY ZOLADZ
THE NEW YORK TIMES
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