Ucrania: ¿cuál es el estado de la guerra, próxima a cumplir seis meses? – Europa – Internacional

Luego de varios días en los que la invasión rusa en Ucrania parecía haber entrado en un periodo en el que no había cambios significativos en el estado de la guerra, esta semana varios ataques contra bases militares rusas, en la anexionada península de Crimea, reforzaron la moral de las tropas ucranianas y pusieron bajo presión algunas posiciones claves de Moscú.

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“Nuestra estrategia es destruir la logística, las líneas de abastecimiento, depósitos de municiones y otras infraestructuras militares. Esto provoca el caos en las filas rusas”, dijo a propósito Mykhailo Podoliak, asesor presidencial de Ucrania, en declaraciones a la prensa.

Los recientes bombardeos que se registraron en el corredor sur de Ucrania y en Crimea tuvieron como objetivo varias líneas rusas de transporte, almacenes de municiones y hasta aeródromos.

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Estos episodios, que provocaron el pánico entre los lugareños y obligaron la evacuación de miles de personas, fueron calificados como operaciones de “sabotaje” por el Ministerio de Defensa ruso, muestran que en este momento Moscú se encuentra en una situación en la que no logra grandes avances hacia otros bastiones ucranianos y debe luchar por la seguridad de sus arsenales y de las cadenas de suministro en la península, una región limítrofe con Ucrania que ha estado en control ruso desde 2014.

Consultado por la agencia AFP, el analista Oliver Alexander considera que estos ataques, que cree que pueden haberse realizado con misiles balísticos, están minando la moral rusa y levantando el ánimo del lado ucraniano. “Crimea había sido un lugar relativamente seguro en los últimos seis meses, pero ya no es así. Esto aumentó la presión sobre los rusos”, explica Alexander.

Militares rusos

Los militares viajan sobre un vehículo blindado ruso en Armyansk, Crimea, el 25 de febrero de 2022.

Este territorio ha sido hostil para las tropas ucranianas desde el inicio de la “operación militar especial” lanzada en febrero pasado y, de hecho, las unidades que conquistaron parte de las regiones meridionales de Jersón y Zaporiyia procedían de la península.

Avance ucraniano

Zelenski

El presidente ucraniano Volodomir Zelenski.

Foto:

Sergei SUPINSKY / AFP

La semana pasada, nueve aeronaves, según las imágenes de satélite, fueron destruidas en las explosiones ocurridas en un aeródromo militar, causadas por partisanos ucranianos, según admitió Kiev a principios de esta semana. Luego, el blanco fue un arsenal con combustible y municiones, un ataque que obligó a evacuar a miles de personas.

Precisamente, los sabotajes de la última semana han provocado el pánico entre los turistas, que abandonaban deprisa y corriendo la península.

El centro de estudios The Institute for the Study of War, en Washington, considera que el objetivo de los últimos ataques forma parte de “una contraofensiva ucraniana coherente”, cortando las líneas de suministro a lo largo del río Dniéper.

Entre tanto, el Ministerio de Defensa británico dijo que estas acciones aumentarán la preocupación de los comandantes rusos en Crimea, ya que la península funciona “como una base en la retaguardia” para la invasión.

El Gobierno ucraniano admite públicamente que el objetivo de todas estas operaciones es ralentizar el avance ruso en el Donbás, lo que permite ganar tiempo para recibir más armamento pesado occidental, como ocurrió en los largos asedios de Mariúpol y Severodonetsk.

A propósito, el Pentágono informó este viernes de más ayuda militar para Ucrania por unos 775 millones de dólares, que incluye misiles, artillería y sistema de limpieza de minas.

Conflicto de larga duración

Las guerras modernas son guerras de recursos. Los recursos, por supuesto, acaban agotándose por ambos bandos.

Lo cierto es que, no obstante estas últimas operaciones de contraofensiva, las recientes afirmaciones del presidente ruso, Vladimir Putin, acerca de que la guerra a gran escala ni siquiera ha empezado, algunos expertos ya pronostican que el conflicto se prolongará, al menos, hasta el próximo año.

“No creo que sea posible la variante de la congelación (del conflicto). Es posible que haya una reducción de la actividad dependiendo de la estación. Las guerras modernas son guerras de recursos. Los recursos, por supuesto, acaban agotándose por ambos bandos, y cada parte necesita tiempo para su recuperación”, comentó recientemente Oleksiy Réznikov, ministro de Defensa ucraniano.

Según funcionarios occidentales citados por la agencia Bloomberg, la campaña rusa en Ucrania ya enfrenta una grave escasez de municiones y dificultades para reemplazar al personal perdido. Sin embargo, Ucrania sigue siendo superada en los combates de artillería del Donbás, mientras que la ciudad de Járkov ha vuelto a ser objeto de fuertes bombardeos.

Ambos lados son más conscientes de que enfrentan un maratón en lugar de una carrera corta en una guerra que ya casi lleva medio año, dijeron los funcionarios bajo condición de anonimato. Además, el gran interrogante ahora es si Ucrania va a poder continuar con los contraataques que ha venido gestando.

Alerta por planta nuclear

El otro tema que sacudió esta semana el estatus del conflicto fueron las acusaciones mutuas entre Rusia y Ucrania sobre los planes terroristas alrededor de la central nuclear de Zaporiyia, las cuales volvieron a agitar los temores de un desastre a gran escala.

Ambos gobiernos se acusan de planear asonadas en la planta, lo que podría provocar interrupciones en el sistema eléctrico de Zaporiyia. De hecho, la Inspección Estatal de Regulación Nuclear de Ucrania alertó en un comunicado que un fallo del sistema eléctrico de la planta podría tener consecuencias comparables con las del accidente en la central japonesa de Fukushima-1 de 2011.

“La central nuclear debe tener alimentación eléctrica constante para garantizar de modo ininterrumpido sus propias necesidades: el enfriamiento del combustible nuclear en las zonas activas de los reactores y de las piscinas de combustible usado”, indicó la entidad.

Ucrania

Soldados atienden emergencia en la central nuclear de Zaporiyia.

En caso de un fallo eléctrico “comenzará el proceso de fusión del combustible nuclear, podría producirse un escape de sustancias radiactivas al medioambiente”, concluye el comunicado.

Esto podría generar una nube radiactiva que podría llegar, en dependencia del rumbo del viento, no solo a Rusia o Bielorrusia, sino a Europa, y contaminar de la represa Kajovskoe, cuyas aguas bajan por el Dniéper hasta el mar Negro.

En ese sentido, la comunidad internacional ha pedido la desmilitarización de la planta nuclear para que los combates que se libran en la región no comprometan la seguridad y el conflicto se aleje de esa zona.

De hecho, luego de los pedidos de la ONU esta semana para que se inspeccione el estado actual de Zaporiyia, Francia y Rusia se mostraron a favor de que una comisión independiente haga presencia en la planta, que sigue teniendo en vilo a la comunidad internacional.

REDACCIÓN INTERNACIONAL
EL TIEMPO

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